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lunes, 11 de febrero de 2013

Tu decides

Me quede pasmada, con la boca entre abierta pensando y preguntándome como sabia que yo estaba allí  en el bajo astral, ¿ habría encontrado el abrigo bajo la cama?
Agite la cabeza y suspire, Yurban dijo que me quedara, pero tenia pánico de que me encontrara, aun así le hice caso, mire algunos libros tirados en el suelo, vaya carácter tenia la dichosa biblioteca, los lance al vuelo y estos inmediatamente se dispersaron a sus respectivas baldas.

- Me gustaría conocerte. Dije hablándole al aire y de pronto un libro salio volando hasta mis manos, esboce una sonrisa, quizás no era tan difícil conocer este tipo de magia, eso o la biblioteca estaba agradecida por haber hecho que Yurban leyera algo.
De nuevo volví a mi escondite bajo el escritorio, abrí el libro y comencé a observar detenidamente los garabatos sobre el papel. No entendía nada, era una escritura muy florida, pero en alguna lengua descoconocida para mi, pase un dedo sobre la hoja y aquellas letras cambiaron a un idioma que si conocía  al mio propio, un perfecto español pero no era la típica letra de ordenador, era manuscrita, creo que de hombre.

Comencé a leer que había ciertos objetos que se habían dotado de magia a través de los años al permanecer al lado de magos, brujos e inclusos seres mágicos.
Me detuve a leer sobre las alfombras mágicas  y pensar que todo era un cuento de hadas, y tanto, resulta que antiguamente unas hadas ya extintas se encargaban de tejer con finos hilos alfombras para los humanos, estos a su vez daban azúcar a las hadas y ellas, seres mágicos dotaban de su magia a las alfombras que volaban.
Luego leí sobre un juego de malabares, que un aprendiz de brujo hechizo para ganar dinero y poder pagar al brujo que le enseñaba.

Había muchas cosas estaba totalmente enfrascada en mi lectura cuando a lo lejos escuche pasos que se acercaban a la biblioteca, el corazón se me encogió y deje de respirar angustiada, sabia que era el, sus pasos eran fuertes, la puerta se abrió y entro el, yo solo sus piernas, llevaba unos mocasines negros, y unos pantalones negros, no me atrevería a decir que tejido era, pero resplandecían como si fueran de cuero.

- Cyliam, sal de donde estés o sera peor. Dijo serio, pero yo me mantuve serena, aguantando la respiración y abrazándome al libro con fuerza.
Vi por como un libro caía a sus pies, Farkon ni se inmuto, no se movió de la posición que estaba, el libro se abrió y vi como los bordes comenzaban a arder.
Salí corriendo de debajo del escritorio para apagar las llamas, pero mi sorpresa llego cuando al poner la mano sobre el libro las llamas no quemaban y al levantar la vista observe la vil sonrisa de victoria en Farkon.

- Eres tan predecible. Dijo con chulería sin dejar de sonreí.  Me levanto del suelo agarrándome por el codo y me empujo contra uno de los estantes haciendo que gimiera al sentir la dura madera golpeándome la espalda. - Se cuando vienes, te huelo, te siento, da igual donde te escondas, aquí siempre te voy a encontrar. Avanzaba a pasos rápidos hacia mi y yo temblaba, se detuvo a pocos centímetros de mi cara, apoyando las manos junto a mi cabeza y mirando fijamente. - Estoy harto de ti. Lamento el momento en el que aceptamos este trabajo. Pero lo hecho, hecho esta, te entrenare quieras o no, a las buenas o a las malas.

No sabia que contestarle, suspire, estaba totalmente confusa, pensando que me iba a pegar o a violar o dios sabe a que, pero no lo hacia, solo me miraba enfadado. - Tu tampoco me gustas. Le conteste desafiante. Entonces sentí el duro bofetón de Farkon, gruñía y gritaba encolerizado y yo estaba de rodillas en el suelo totalmente en sock.

Volvió a levantarme esta vez cogiéndome por los hombros, no sabia que fuerza tenia aquel demonio hasta que note que mis pies no tocaban el suelo, me tenia suspendida en el aire solo agarrada por los hombros. - Eres incorregible, deslenguada, idiota y una carga. Se que llevas días sin dormir, se nota tu baja energía  te has ido abajo con un simple bofetón  ahora mismo estas indefensa, cansada y sin fuerza y todavía tienes el valor de desafiar a un demonio. No eres una causa perdida, esa desfachatez que tiene te va a venir bien. Pero si vuelves a desaparecer, juro que yo mismo cruzare la puerta para ir a buscarte a tu plano y me llevare por delante a quien haga falta y tu guardiana de poca monta, no vas a tener nada que hacer en tu plano, porque allí eres una humana mas sin magia, y yo allí puedo torturarte de maneras indescriptibles. Hizo una pausa dejándome en el suelo y se inclino hasta rozar mi hombro con su barbilla. - Tu decides, tu familia muerta, o dejas de hacer idioteces y me permites que te entrene y domestique. ¿Que respondes?

Tome aire, suspire y rompí a llorar tapándome la cara con las manos, no podía aguantar aquella situación  quería ser fuerte, pero no quería que el me tratara como a una especia de proyecto. Asentí con las lagrimas resbalándome por las mejillas, temblando como una niña asustada e intentando retroceder lejos de el a pesar de que la librería estaba detrás de mi. - Esta bien, vale, haré lo que quieras, pero ya deja de torturarme. Vendré aquí, dormiré y vendré  pero no les hagas daño a mis padres. Te lo suplico. Lloraba amargamente, mi cabeza era un caos completo, pero algo dentro de mi, quizás mi guardiana interior me decía que era lo correcto, había nacido para proteger a los humanos y si debía arriesgar mi vida así lo iba a hacer.

- ¿Ves? No es tan difícil  Recoge ese libro y vamos a cenar, tenemos que hablar de muchas cosas, en realidad tu debes preguntar, yo simplemente contestare y después .. Hizo una pausa y sonrió con malicia y crueldad. - Ya veré que hago contigo.

- ¿A cenar? Eso es imposible. Era medio día cuando me dormí. Estaba muy desconcertada, vale que el tiempo allí era diferente, ¿pero tanto?

- A esas son las preguntas a las que me refería  Los demonios no comemos como vosotros, en realidad nos alimentamos de vosotros, salvo en contadas ocasiones que nos permitimos comer como los humanos, y siempre lo llamamos cenar, porque nosotros somos seres de la noche, y antes de que me preguntes, tu cara te delata, somos de la noche porque solo podemos ir a vuestro plano durante la noche, el sol nos mata, nos quema y nos debilita, a unos mas que a otros, si como los vampiros de vuestras películas absurdas. Y si, claro que existen los vampiros, pero son demonios como yo que se alimentan de vuestra energía  no beben sangre, deja de mirarme como una estúpida y date prisa.

Demasiada información en mi cabeza, me sentí atontada como si me hubieran golpeado en la cabeza, recogí el libro del suelo y seguí a Farkon dándole vueltas a lo que acababa de contarme.