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miércoles, 25 de diciembre de 2013

Especial de Navidad (Parte I)

Hace tres años abandone el bajo Astral, si, por fin me deshice de aquellos demonios, o quizás fueron ellos los que se deshicieron de mi.
El caso es que ahora tengo una vida normal, normal dentro de lo que cabe, sigo estudiando, pero ya no estudiamos todos juntos, con algunos perdí el contacto, con otros es mas difícil perder el contacto.
Nacho sigue estudiando intentando sacar el bachillerato, Shasha igual, Jal también e Isilar, pero este ultimo tiene planes para viajar fuera de la ciudad para empezar la universidad no dentro de mucho.
Y yo, bueno ahora me dedico al arte y a terminar a la vez la secundaria ya que no logre terminarla en el colegio y tengo que superarla en una escuela para adultos.

Por lo demás nuestra vida ahora parece normal, pero como ya dije, dentro de lo que cabe. Seguimos quedando muchas veces e incluso como ya somos mayores de edad salimos de fiesta los fines de semana hasta altas horas de la noche.

También hemos conocido nuevos amigos, Karola, una chica explosiva  y rubia, lo mas curioso es que se parece a nosotros, viene de una larga tradición de tarotistas y nos ha enseñado algunas cosas sobre como echar las cartas. También esta Jenny que es amiga de la hermana de Nika, a todo esto, Nika también intenta terminar la secundaria como yo en la escuela de adultos pero no estamos en la misma, cosa que no es tan mala ya que al menos podemos atender a nuestras clases sin liarnos a charlar en mitad de la clase.
Joe, este chico nuevo es el novio de Karola, un chico muy agradable y simpático y creo que uno de los mas cuerdos del grupo, Joe nunca ha tenido ninguna tradición extraña en su familia, Nacho se empeña en decir que es un simple humano, pero bueno, a todos nos cae muy bien.

Ser mayor de edad es una buena ventaja, podemos ir a bares, tomarnos copas y como no hacer el cabra por la noche en la zona de bares de la ciudad.
De hecho hoy que es veinticinco de diciembre hemos decidido salir de fiesta todos juntos tras cenar en nuestras casas con nuestras familias, si, como lo estáis pensando, estamos deseando que sean las 12 para salir corriendo y dejar a la familia contar batallitas del año de Matusalén.

Mi móvil no hace mas que sonar. "Oye date prisa" "No te olvides de coger dinero suficiente" "Ponte guapa que esta noche arrasamos" "¡Vamos a quemar la ciudad" y así uno tras otro me llegan mensajes de texto, como si no supiera lo que tengo que meter en el bolso.

- Las llaves, el monedero, el DNI, unos pañuelos, esto es para el baño, ¡que asco me dan los baños públicos! ah si, el móvil, el maquillaje y las manoletinas para volver a casa. Iba diciendo mientras metía las cosas a modo tetris en mi pequeño bolso marrón.
-  ¿estas segura de haber guardado todo, Carla? Preguntaba mi madre desde la puerta de mi cuarto. - No te olvides de los guantes y de la bufanda, que hoy esta nevando y hace frió.
- Si, mama, ya lo, se lo tengo todo, no me agobies mas. Conteste yo de mala gana.
- ¿A que hora vas a llegar? Al menos avísame al móvil si vienes muy tarde.
- A ver mama, salgo a las doce, no esperes que llegue antes de las siete de la mañana. Seguramente vayamos a desayunar por ahí, o me quede en casa de Karola o Joe a dormir, pero te avisare, estaré bien, lo prometo.

Las madres, siempre tan protectoras. Dos besos y dos abrazos y en el portal ya espera la gente, debemos correr antes de que el autobús salga o llegaremos tarde. Karola y Joe viven en el centro de la ciudad, y Nika viene desde la otra punta. Todos hemos quedado en el Teatro pues es el lugar mas fácil para encontrarnos.

Tras las risas en el autobús por fin nos hemos reunido, a falta de alguien, como no, Nika llega tarde. Aunque no hemos tenido que esperar demasiado tiempo, a penas quince minutos para ahora si, irnos a quemar los bares.
- Hoy cerramos. Dijeron Karola y Joe a la vez. Sin duda ellos eran los mas fiesteros del grupo.
La fiesta comenzó con unos chupitos para entrar en calor, niños no olvidéis que mezclar es lo peor que se puede hacer cuando uno se va de fiesta con sus amigos. De hecho es algo que yo misma me digo cada vez que salgo pero siempre acabo pecando. Empezaron a correr los chupitos y pronto las risitas tontas y los chistes malos salieron a relucir.
Teníamos muchos bares para elegir, música dance, regeton, electrónica, pop... había de todo, fuimos rotando de bar en bar buscando el que tuviera la mejor música pero a la vez el mejor ambiente.
Finalmente acabamos en el bar de siempre, mucha música de varios estilos juntos y nuestro rincón favorito libre, justo bajo los bafles, comenzamos a saltar, bailar y cantar, bueno lo ultimo en realidad solo lo intentábamos, salvo yo que fingía que cantaba pero solo movía los labios, nunca me ha gustado cantar en publico pero cuando estas de fiesta hay que unirse a los demás.

- ¡¡Jojojo feliz navidad!! Nacho y Joe se acercaron con cubatas para todos. - Vamos a brindar. Dijeron alzando sus vasos al aire a lo que todos respondimos del mismo modo con gritos de euforia.
La fiesta continuo, bailes por aquí, bailes por allá hasta que Nacho se acerco hasta Nika y yo que bailábamos a nuestro ritmo como locas.
- ¿Sabéis que hay dos chicos que llevan como quince minutos sin dejar de miraros? Nos dijo señalando con la cabeza a los chicos. Yo mire de reojo y allí los vi. - ¿No te parece que son un poco viejos para mirarnos? Aquellos dos chicos tendrían unos treinta años mas o menos y Nika y yo eramos unas pipiolas de dieciocho años. - Mujer, es navidad, date una alegría y coquetea con ellos.
Nika y yo nos miramos y no pudimos evitar echarnos a reír como locas, no era la primera vez que nos había pasado eso y cada vez que sucedía era mas gracioso. Saludamos con la mano a los chicos y ellos no tardaron en contestar señalando sus copas, las nuestras estaban casi vacías y aceptamos una ronda, a fin de cuentas si ellos invitaban no íbamos a negarnos.

- Encantados de conoceros. Saludaron ellos con dos besos. - Me llamo Rubén y el es mi amigo Franco ¿sois de aquí?
- Desde que nacimos. Contestamos ambas con una risotada. - ¿Estáis de vacaciones aquí? Ellos se miraron y afirmaron con la cabeza y una sonrisa. - ¿Y que tal lo estáis pasando, os tratan bien las mujeres de esta ciudad?
- Son un poco umm estrechas. Contesto Franco que parecía el mas joven de los dos. Rubén le golpeo con el codo y juraría que le gruño. - Son reservadas, es difícil ligar aquí, las chicas son esquivas, hasta hoy que vosotras habéis aceptado una copa.

Pronto Nika y Rubén empezaron a hacer mejores migas, y tanto que mejores migas... como que se estaban comiendo la boca sin ningún pudor.
No sabia como escaparme de aquella situación, Franco no hacia mas que mirarme y arrimarse a mi, Nacho observaba de reojo y yo sentía que el bar entero se me venia encima. Intente esquivar varias veces a Franco hasta acepte una nueva copa con tal de quitármelo de encima, pero poco a poco se acababan los recursos y me vi acorralada contra la pared con las manos de Franco agarradas a mi cintura, estuvo a punto de besarme de no ser porque en ese momento Nacho se acerco a nosotros con cara de terror.

- Karola ha desaparecido. Dijo arrastrándome lejos de Franco, mi cara era un cuadro y no entendía nada. - Salio fuera a fumar y justo cuando Isilar salio a buscarla ella dijo que tenia que hacer algo importante y salio corriendo. Siguió explicándome mientras me apretaba las muñecas.
- Pues vamos a buscarla, ¿hacia donde ha ido?
- Creo que hacia la catedral. Contesto el. le hice señas para que esperara y fui a separar a Nika de su nuevo amigo.

- Tenemos que irnos, nuestra amiga se ha ido corriendo y no sabemos donde esta. Me excuse ante los dos chicos, ellos solo se encogieron de hombros y sonrieron. - Entonces id a buscar a vuestra amiga, seguro que nos encontraremos mas tarde. Finalmente se despidieron, lo raro es que ambos se fueron del bar antes de que nosotros hubiéramos recogido los abrigos para irnos.

Yo salí corriendo después de decir a los demás que fueran por otro camino a buscar a Karola, estaba cerca de la catedral cuando mi móvil sonó.
- Carla, creo que Karola esta en la plaza de la catedral. Dijo Nacho al otro lado del teléfono. - Pero algo raro pasa. Joe se encuentra mal, esta vomitando, dice que presiente que algo malo esta pasando.
En ese momento pude observar por el rabillo del ojo que algo saltaba por los tejados de la catedral. - Hay algo arriba de la catedral. Dije a Nacho. - ¿Joe ha despertado un poder, eso me quieres decir?
- Eso parece, date prisa hay que encontrarla. Dijo antes de colgarme dejándome con la palabra en la boca.

Poco después mientras caminaba temerosa mirando hacia arriba un fogonazo ilumino la zona, a lo lejos la voz de Nacho gritaba que aquella luz era una puerta y avisaba a los demás de que debían cruzarla. Yo me quede inmóvil, a penas debía caminar diez metros y estaría en la plaza, pero presentí algo raro y el miedo me invadió, una sombra cruzo veloz a mi lado y a lo lejos una voz le decía que la puerta estaba a punto de cerrarse.
- Puedo mantenerla abierta un minuto mas, date prisa. Dijo la sombra que anteriormente me había adelantado.
El pánico pudo conmigo, pero una mano me agarro con fuerza de la mano y me arrastro hacia la luz. - Venga date prisa, si la puerta se cierra no podremos cruzar.


Y entonces, todo se volvió oscuro, un frió de ultratumba me envolvió y un escalofrió atravesó mi espina dorsal. No veía nada, todo me daba vueltas, creo que perdí el conocimiento....

jueves, 5 de diciembre de 2013

Ojos negros


A la mañana siguiente la luz se colaba por el amplio ventanal y la cabeza me dolía como si estuvieran atravesando un centenar de clavos en las sienes. Me escondí bajo las sabanas y refunfuñe de mala manera, la puerta se abrió y escuche algún susurro entre dos mujeres, bandejas que se posaban en el escritorio y sonidos de cristal, me asome y vi que era el desayuno.

Era una bandeja plateada, había una jarra de porcelana y una taza a juego de la que salia un humillo, una copa dorada y lo que parecían unos panecillos recién salidos del horno. Al final no tuve mas remedio que levantarme, pero lo que era desayunar... de eso no tenia ganas, el estomago me daba vueltas y cada cinco minutos me daban arcadas, abrí la puerta y para mi sorpresa allí estaba un sonriente Chris, pero no fue su sonrisa lo que me llamo la atención.

Grite como una descosida a lo que el respondió con un respingo tapándose los oídos y balbuceando algo que no entendí. - ¡¡Tus, tus ojos son negros!! El me atropello y se acerco hasta el espejo del armario, supongo que blasfemo y maldijo todo lo presente en algún extraño idioma que empezaba a acostumbrarme a escuchar. Casi salio corriendo de mi dormitorio y yo lo seguí hasta que se dio la vuelta y casi a gritos me mando que me quedara donde estaba.
Intente asomarme cuando cruzo la puerta de su dormitorio pero me cerro la puerta de golpe en las narices, unos minutos después salio cerrando tras de si y se inclino sonriente hasta que nuestras narices se rozaron. - ¿Así mejor? Me pregunto. - Si, pero no hace falta que te acerques tanto. Conteste incomoda apartándome.

- Vaya, no pensé que te haría sentir incomoda. ¿Has desayunado ya?
Negué con la cabeza y me frote la frente con la mano. - No me encuentro demasiado bien, tengo el estomago revuelto y me duele la cabeza mucho.
- Normal, espero que al menos hayas dormido bien ¿Te gusta la decoración? Me dijeron que cuando llegaste vestías de blanco e imagine que era tu color favorito.
Por alguna extraña razón estaba comenzando a hacerme sentir incomoda, me encogí de hombros y le mira desconcertada. - Pues... no esta mal, muy femenina supongo. ¿Que te paso en los ojos?
- No es nada, solo estrés, no tendrías que preocuparte de eso. Dijo arrastrándome de la mano hasta mi cuarto y sentándome frente al desayuno. - Come, te sentara bien, y por cierto, perdona al inútil de mi hijo, aunque si me gustaría que tu me contaras los detalles de tu odisea.

Me gire y le mire de mala gana. - No es que me apetezca hablar del cerdo que tienes por hijo y de las muchas vejaciones que me ha hecho. Conteste con malas formas.
- Y yo que pensaba que eras una inocente criatura, tímida y poco contestona, pero veo que por fin te comportas como tu misma. No me agrada que me contesten con esas maneras y si crees que mi hijo es lo peor que puedes encontrarte aquí estas muy equivocada, no tolero que mis hijos me contesten ni pienso consentírtelo a ti. Esta vez lo dejaremos pasar, comprendo que hoy te sientas enferma pero esta sera la primera y ultima vez que me hables de esa manera, ahora empieza a desayunar o no comerás en todo el día.

Grite golpeando la mesa enfadada, todos me mandaban, ordenaban y maltrataban y yo no podía si quiera defenderme, era frustrarte y me sentía indignada, seguro que hasta protestar estaba mal visto, en realidad sabia que estaba mal visto por como me estaba apuñalando con la mirada. - ¿De verdad que eres un dios? ¿Como tienes hijos demonios si eres un dios? Pregunte mientras acercaba la nariz a la taza de porcelana, te con leche, que guarreria, al menos podían poner café o chocolate.

- Misterios de la vida. Farkon y Rubin son adoptados. Sus padres les vendieron cuando eran unos niños, parecían tener madera de soldados y fueron a parar a una academia de entrenamiento, cuando yo necesite protección para Yurban fui a la academia y me los recomendaron. Yurban es hija mía.

Y tanto que misterios de la vida, me sentía noqueada, le mire boquiabierta mientras intentaba beber el zumo de la copa dorada y comer alguno de los bollos. - Pero... no lo entiendo ¿Y su madre?
- Murió, hace mucho. Contesto con brevedad. - Antes de que se me olvide, no me gusta que la gente entre en mi aposento sin mi permiso, espero no encontrarte nunca husmeando mis cosas. Dijo en un suave susurro apoyando su barbilla en mi hombro, tras eso dejo caer un beso sobre mi mejilla y sonrió. - Debo hacer algunas cosas, mas tarde nos veremos en... ¿Te parece bien la biblioteca?

Asentí con la cabeza y me despedí con la mano mientras el cruzaba la puerta. Salí corriendo al recordar que no sabia a que biblioteca se refería pero para mi sorpresa cuando iba a pronunciar su nombre ya no había rastro de nadie en aquel pasillo, me quede pasmada a la vez que asustada, realmente era incapaz de comprender muy bien, si Chris era un dios... ¿porque estaba en el bajo astral y no en el alto?

sábado, 26 de octubre de 2013

El ultimo piso

Agradecí a los sirvientes el nuevo cuarto y la comida, por lo visto el ultimo piso era como una zona VIP toda ella pertenecía a Chris, había varios despachos, uno imagine que para Chris y el otro según la conversación que sucedió en la cena, para Rubin.
Era curioso, Rubin parecía ser el menor de los dos hermanos pero para mi sorpresa era el mayor y además debía ser el mas trabajador.

También había un baño como el que había usado cuando Farkon me golpeo, pero este era aun mas grande, tenia fuentes y columnas con formas de dragones y también había plantas colgantes y trepadoras, olía a jazmines y lotos, de echo había lotos en la amplia piscina y pequeños pececitos de colores que nadaban en aquel agua.

Al fondo había dos puertas una era una biblioteca, mas pequeña que la biblioteca mágica pero igual de hermosa. Y la otra puerta que estaba cerrada con llave, supuse que seria el dormitorio de Chris, me descalce y camine sobre la mullida y suave alfombra de colores granates y dorados, casi estuve a punto de tirarme sobre ella y hacer la croqueta, pero si alguien subía y me veía haciendo eso pensarían que me había vuelto loca por completo.

Regrese a mi cuarto el cual era bastante común, una cama grande de madera oscura, un escritorio del mismo color, un amplio armario negro y sabanas blancas, un par de alfombras abrigaban el suelo y un amplio ventanal daba a una balconada no muy grande forrada de rosales. Del dosel de la cama colgaban unas telas rosadas y blancas con dibujos de flores, la verdad es que era algo ummm como decirlo, demasiado ñoño para mi, pero no dejaba de ser bonito y además acogedor y lo mas importante ¡¡SOLO PARA MI!!
Engullí lo que habían dejado de comida y bebí hasta hartarme, cosa que no debí hacer, no toleraba el alcohol y pocos minutos después de terminar mi copa me sentí muy mareada y acabe sentada en el suelo con la cabeza entre las rodillas pidiéndole a la habitación que dejara de moverse como un barco.

Cuando conseguí trepar hasta mi cama, quede tendida boca arriba, con los ojos entre cerrados intentando no marearme mas, pero era imposible, la habitación seguía dando vueltas y vueltas, pero me sentía tan a gusto que ya nada importaba.

La puerta sonó, alguien estaba llamando pero era incapaz de moverme, los oídos me zumbaban y sentía un gran peso sobre mi cabeza.
- ¿Niña? Era la voz de Chris, yo respondí con un gruñido y levante la mano, poco mas podía hacer desde mi posición. - ¿Que te pasa? Volvió a preguntarme y con otro gruñido señale el escritorio donde descansaban las botellas vacías. El suspiro y me miro con lo que parecía cara de pena. - Nunca imagine que cuidar de una niña iba a darme tantos quebraderos de cabeza. Dijo mientras se sentaba en el borde de la cama y escondía la cara entre las manos.

- Me acabas de conocer. Acerté a balbucear intentando incorporarme en la cama. - Por eso mismo lo digo, acabo de conocerte y ya he discutido con mis hijos y tengo a una pequeña alcoholizada como invitada. Deberías darte un baño a ver si se te pasa. Finalizo de mala gana.
Me sentí culpable, solloce y suplique perdón, yo nunca solía actuar así, jamas me había emborrachado, ni si quiera salia como el resto de gente por la noche a beber, algo dentro de mi estaba cambiando desde que había puesto los pies en este maldito mundo.
De pronto fui incapaz de aguantar la tristeza que me reconcomía por dentro y rompí a llorar, Chris me abrazo en un largo suspiro y me ayudo a sentarme al borde de la cama junto a el. - Mujer no es para ponerse así, un mal día lo tiene cualquiera. Aquel trato me reconforto levemente, pero aun así no podía parar de llorar, no era un mal día, desde el momento que había llegado al bajo astral, todos los días habían sido malos, aquí y en mi propio plano. - Me gustaría poder llevarte a tu casa, pero hay muchas cosas que hacer antes de eso. Intenta descansar y mañana te prometo que sera un nuevo día y espero que mas alegre.

- ¿Podrías quedarte aquí hasta que me duerma? Pregunte secándome las lagrimas con las manos. El me sonrió y creo acertar en que lo hizo con dulzura. - No debería, pero si te vas a sentir mejor lo haré. Me levante dando tumbos hasta el armario y saque una camiseta de lino blanco con bordados dorados. - ¿Puedes ayudarme con el vestido? Pero antes de que consiguiera dar un paso todo volvió a moverse, creo que tropecé con mis propios pies, aunque Chris ya lo había visto venir y me había atrapado antes de caerme de espaldas. Fue diestro para soltar la lazada del vestido, avergonzada le di las gracias y me puse la camisola sobre el vestido dejando que este cayera al suelo deslizándose por mi cuerpo, Chris aun me tenia agarrada y con delicadeza me guió hasta la cama, me cole entre las sabanas y me tape hasta la nariz observando como recogía el vestido y lo dejaba perfectamente doblado en el armario. - Ahora duerme. Acaricio mi frente con el indice y todo se ennegreció...

martes, 17 de septiembre de 2013

Mientras no estaba - La reunión -

- Espero que no se os olvide que tenemos un plan en mente, Farkon ya se lo ha cargado por completo, así que debo empezar desde cero. No olvidéis que hasta que yo no le cuente la verdad, para ella seguiré siendo su caballero de dorada cabellera que le va a salvar la vida. Soy el dios que tanto ansiaba conocer.

Chris hablaba con sus hijos aun en el comedor mientras poco a poco los platos y las viandas iban desapareciendo y con ellas los sirvientes, incluso el ambiente había cambiado, tan solo quedaron sobre la amplia mesa varias botellas de vino y copas. Christhopher descansaba recostado en su trono bajo la atenta mirada de sus hijos. Rubin también acomodado descansaba con los pies sobre la mesa y movía de lado a lado una copa de un néctar semitransparente y blanquecino.

Yurban por su parte estaba apoyada sobre los codos jugueteando con el borde de la copa y su vino de color carmesí.
- Yo no creo que sea tan tonta, precisamente por culpa de Farkon no creo que tu plan funcione, en cuanto sobre pases la linea invisible que ella ya ha marcado inconscientemente para ti se dará cuenta que no eres un dios, sino un demonio como todos los que hay aquí. Dijo la mujer mostrando sus colmillos en una sonrisa.

- Quizás, pero yo no necesitare pegarla para conquistarla y tenerla en mi mano. Le tratare como ella desea, como la princesa que es, esa es la diferencia entre tu hermano y yo, se como tratar a una mujer, el sin embargo solo sabe tratar a esas fulanas con las que se rodea para sentirse importante.

Los tres rieron levemente y bebieron de sus copas, Rubin se estiro bostezando sonoramente.
- ¿Te aburre esta reunión?
- No, padre, pero desde que ella esta aquí siento cansancio, esa niña tiene una energía muy fuerte, creo que nuestra energía y la suya se repelen y a mi me causa fatiga.
- ¿Y como están yendo los entrenamientos? Pregunto Chris clavando un cojo en la mesa e inclinándose como si aquel tema de conversación fuera algo sumamente importante.
- Mal me temo. Ya saco las alas, se que no debería haber pasado, casi se mata. Obviamente, la culpa fue de Farkon, ella estaba ebria y sus poderes se dispararon, su energía formo las alas y no tenia control sobre ellas. Tuve que salir corriendo para evitar que se matara. Rubin bajo los pies de la mesa y se acomodo inclinándose sobre la misma. - Además no hemos conseguido despertar anda en ella, no tiene buena puntería, ni paciencia, tampoco velocidad, Farkon estaba demasiado ocupado en saber como meterse entre sus piernas que en entrenarla y tampoco nos permitía a nosotros entrenarla.

Christhopher resoplo enfadado y golpeo la mesa con el puño, sus planes se veían cada vez mas truncados gracias a su hijo que en todo había tenido que meter la pata. - Esta bien, ya buscare la manera de solucionar eso, pero primero debo ganarme su confianza, ella no me conoce pero cree que soy un dios.

- Debo decir que el disfraz es muy acertado padre. Dijo Yurban con una tímida sonrisa. - Cuando te vi entrar casi me desmayo del susto, en verdad pensaba que alguno de los de arriba había pasado la zona neutra y estaba en nuestros dominios.
- Siempre me miras con buenos ojos hija mía. No habléis de la zona neutra, ella no debe saberlo hasta que llegue el momento.
- ¿Entonces piensas quedarte una temporada aquí? Pregunto Rubin.
- Así es, por ahora no tengo mas trabajo en palacio, el rey me ha dejado que me tome una temporada libre, pero si me llaman, tu iras en mi lugar, no puedo confiar en otra persona, a fin de cuentas tu has ocupado mi lugar aquí mientras no estaba y sabes como va el papeleo de palacio. Ahora, que cada uno vaya a sus quehaceres, hay mucho que arreglar y yo tengo una guardiana que seducir.

- ¡¡PAPA!! Grito con nervio Yurban. Chris la miro desafiante. - ¿Que te pasa ahora?
- ¿Tu también quieres meterte entre sus piernas como el imbécil de mi hermano? Pregunto cual fiera herida clavando las uñas sobre la mesa.
- Oh venga Yurban, ¿no me digas que te has encaprichado de la niña? Es mi trabajo, y si debo hacerlo y seducirla como si fuera el príncipe de su cuento de hadas lo haré, y no es que sea mi tipo, es baja, enclenque y temerosa, me gusta una mujer que me de guerra en la cama, no una niña asustadiza y vergonzosa, así que no te pongas en plan celoso conmigo, ella no va a ser tu madre tranquila.

- Eso espero. Finalizo la diablesa saliendo del comedor como alma que lleva el diablo.

- ¿Que le ha dado ahora a tu hermana? Pregunto Chris a Rubin el cual se encogió de hombros. - No se, yo no se que os ha dado a todos con la guardiana, es una mojigata inocente, su amiga la brujita es mucho mejor. Dijo con una lasciva sonrisa. - Lastima que no la pueda ver ya. Que pases una buena noche padre.

Rubin salio también del comedor y poco después Chris, el curioso demonio vestido de dios, dispuesto a cualquier cosa para conseguir ¿el amor de una guardiana?... ¿O quizás Yurban tenia razón y su padre solo quería pasar una cálida noche entre las sabanas con la guardiana?

viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Cena de invierno con un demonio divino?



Me sentía cohibida allí, ellos comenzaron a saludarse con mucha efusividad y yo preferí quedarme al margen, observando desde mi esquina. Pero el no dejaba de mirarme.

- ¿Así que esta es la tan famosa guardiana? Acércate niña, no muerdo. Dijo tendiendo la mano hacia mi, yo camine despacio hasta posar mi mano sobre la suya y el inmediatamente la beso con una elegancia que no había visto salvo en esas películas del año de Matusalén. - Encantado, yo soy Christhopher. Saludo con una inclinación de cabeza sin soltarme la mano. -  Y dime niña ¿te cuidan bien, te tratan bien?

Las tres miradas restantes se clavaron sobre mi, comencé a sentir un calor bochornoso sobre mi, las palabras se atascaron y no era capaz de decir nada de nada.
- La tratamos muy bien. Dijo Farkon con aires de superioridad, como siempre claro.

- Bueno, sentémonos a la mesa, hay mucho de que hablar. Soltó por fin mi mano, me escurrí entre la mesa y el cuerpo de Farkon que desprendió chispas al rozar con el mio y me senté de golpe mirando fijamente a la mesa como una autómata. De hecho en ese momento desconecte de lo que sucedía a mi al rededor y no fui capaz de levantar la cabeza del plato, manos que iban y venían rellenaban las copas de cristal de líquidos bermellón, agranatados, ambarinos, blancos e incluso verduzcos.
Los demonios hablaba tranquilamente y de vez en cuando yo observaba por el rabillo del ojo al nuevo hombre, realmente me tenia deslumbrada y Farkon se había dado cuenta. - ¿Se puede saber que miras? Me pregunto con mala cara, yo solo negué con la cabeza y volví a mi meditación con una hoja de lechuga.
Luego llego la carne, había varios tipos, pero solo logre distinguir un cerdo asado y un cordero, de pronto mi plato de lechuga había desaparecido y unas hábiles manos estaban sirviendo en un nuevo plato grandes porciones de carne de todos los tipos que había sobre la mesa.

- Muchacha come o te enfermaras y aquí la medicina no es tan agradable como en tu plano. Christhopher me estaba hablando y mirando con una amplia sonrisa que no pude evitar devolver con cara de imbécil.
No me atreví responder o darle las gracias, tan solo trinche un pedazo de tierna carne de cerdo asada y me la lleve a la boca, la carne se deshacía en mi boca de tal manera que desconecte por completo de aquel lugar, aquella carne de cerdo era gloriosa, empecé a comer como si no hubiera comido por años, los tenedores pringados de grasa y los chorretones que caían por mis comisuras, no podía pararlo, bebí mi copa de vino blanco de solo un trago y continué comiendo como si nadie estuviera allí, arrasaba de los platos de los demás y entonces comprendí que me estaban mirando, me detuve y los mire, Farkon tenia los ojos inyectados en sangre, Rubin parecía verse con un ataque de pánico y Yurban ahora estaba sentada a mas de un metro de la mesa con los ojos abiertos como platos. Salvo Chris, el parecía tranquilo, sonriente y disfrutaba de aquello.

Farkon me agarro del codo y me zarandeo dos veces. - ¿Pero que maneras son esas de comportarse así? Yo me solté de su brazo y le abofeteé. - ¿Y que maneras son esas de tratarme a mi? ¿Temes contarle la verdad? Quizás en ese momento cave mi propia tumba, el ambiente estaba tenso, tanto que podría haberlo cortado con un cuchillo de mantequilla, Yurban miraba a todos lados, supongo que buscaba una huida, Rubin no miraba a ningún sitio en particular, pero si al invitado y Farkon, ¿que puedo decir de el? sus ojos brillaban como granates, sus facciones ahora parecían en verdad las de un demonio e incluso me pareció ver un par de colmillos asomando entre sus labios, pero Christhopher parecía el mas calmado y ya se sabe, antes de la tormenta viene la calma.

Como una voz de ultratumba se escucho un -Silencio- y después se hizo el silencio, Farkon me soltó y se desplomo sobre su silla, Yurban dejo caer su copa al suelo y Rubin soltó los cubiertos de golpe sobre la mesa. - No acepte este trabajo para que ninguno de vosotros lo estropeara. Hemos pasado milenios planeando este momento y tu no eres capaz de mantener tus pantalones en su sitio. Hizo una pausa y miro a Rubin. - De ti esperaba mas, mucho mas. Pensaba que eras el hermano mayor, me decepciona que no hayas hecho el trabajo que te pedir.
Yurban se levanto en silencio pero no consiguió mas que quedarse de pie cuando Chris clavo su mirada sobre ella. - ¿A donde vas? No he dicho que te puedas ir, se lo mucho que odias a los humanos y mas a las mujeres, pero hija mía, ¿que ha hecho la guardiana para que no la defiendas?
Yo me levante temblorosa de la mesa y mire a Christhopher. - Ella me defendió y protegió y Rubin a su manera también lo hizo. Señale a Farkon con el dedo y lo mire con una media sonrisa. - Pero el, el solo me ha pegado y se ha aprovechado de mi, me ha robado mi virginidad y se ha regodeado de ello. Por fin estaba obteniendo algo de venganza a pesar de estar cavando aun mas hondo mi tumba. Farkon se levanto dispuesto a abofetearme cuando la mano de Chris se aferro a su muñeca haciendo que el acabara arrodillado en el suelo dibujando muecas de dolor.

- Discúlpate. Ladro clavando los dedos en la muñeca de Farkon. El gruño y se negó a hacerlo, pero entonces su codo crujió y aulló supongo que de dolor gritando a la vez un -perdona- no pude evitar sonreír e inclinarme agradecida ante esa humillante disculpa que se había visto obligado a hacer. - Bien, ahora lárgate.
Farkon salio quejoso del comedor no sin antes empujarme contra la mesa de un manotazo mientras refunfuñaba algo entre dientes que jamas logre entender.
Christhopher se sentó e indico con las manos que todos nos sentáramos. - Siéntate a mi lado. A partir de ahora estarás bajo mi responsabilidad y mi protección. En cuanto a ti Rubin y a ti Yurban, lamento haber desconfiado de vuestra fidelidad, vosotros sois unos buenos hijos, no como Farkon, siempre ha sido y sera la oveja negra de esta familia.

Abrí los ojos de par en par y me quede boquiabierta mirando a los tres. ¿Acababa de decir que el era el padre de ellos? - Pero yo pensé... tu... pensaba que no eras un demonio.
- Tranquila. Dijo cogiéndome la mano. - No lo soy, pero a veces debo comportarme así, sino nunca tendría el respeto de mis hijos. Pero esta es una larga historia que... supongo que te la contare algún día, niña. Ahora necesito hablar con mis hijos a solas, mandare que te preparen un aposento para ti sola en el ultimo piso, estarás cerca de mis aposentos. Tranquila, pediré que te lleven el resto de la comida.

Me levante en silencio y seguí a uno de los sirvientes, hasta ahora no me había fijado nunca en ellos, eran hombres y mujeres, blancos, morenos e incluso asiáticos, algunos llevaban los rostros con marcas y protuberancias, otros tatuajes que casi cubrían todo su rostro, en fin, eran extraños, pero ahora lo único que deseaba era tirarme sobre una cama, cerrar los ojos y esperar que cuando abriera los ojos estuviera en mi casa, mi cama y con mis padres.

lunes, 12 de agosto de 2013

Invitado de Invierno

Hizo caso omiso de mi presencia y mis llantos, ni se arrimo para preguntarme porque lloraba, ni una caricia, ni un triste consuelo, ni una palabra que pudiera hacerme dejar de llorar, ni se enfado.
Tan solo escuche como su ropa caía al suelo, el armario se abría y de nuevo se vestía, sentí como las patas de la silla del escritorio corrían sobre la piedra del suelo y como una pluma rasgaba un papel mientras el escribía algo.

Y yo seguía en aquella postura, escondiéndome bajo mis brazos, llorando amargamente, creo que estaba buscando su consuelo, o simplemente desahogándome de lo que me había dicho Yurban y de mis sentimientos tan injustos.
Pero mis lágrimas poco a poco desaparecían, no porque ya no quisiera llorar mas, sino porque ya no quedaban mas por derramarse sobre las sabanas y mi rostro.

De nuevo la silla se movió, el parecía estar doblando aquel papel que había estado escribiendo y poco después, por fin parecía estar acercándose a mi, se sentó a mi lado pero no dijo nada, creo que suspiro y luego se tumbo boca arriba a mi lado, otro suspiro, y yo permanecía inmóvil, casi sin respirar, quizás estaba temerosa de la reprimenda o quizás sabia lo que iba a suceder, quien sabe, ¿volvería de nuevo a esa manera salvaje de tratarme, a violarme otra vez mas?
Pero no paso nada, se incorporo hacia mi, lo se porque sentí su respiración en mi cabeza, y yo seguía allí sin moverme, sollozando suavemente, casi sin fuerza, desganada por completo, débil y abandonada.
Su mano se poso sobre mi espalda y yo di un respingo.

- Shhh, no te muevas, quédate quieta como estabas. Y sin saber por que, yo obedecí, me quede calmada, pero no estaba tranquila, su mano acariciaba mi espalda con cuidado, de arriba a abajo como el que dibuja con cuidado un mapa, luego la zona lumbar, de lado a lado, sentía la gran y fuerte palma de su mano que aunque pensaba que seria helada estaba muy cálida. Pero su mano siguió vagando y poco a poco se deslizo sobre mi trasero, al principio me deje, quizás esa era su manera de calmarme y comunicarse conmigo de una manera no violenta, pero no, el buscaba lo de siempre y yo no pensaba ceder esta vez.
Lance una patada al aire que el intercepto, me golpeo el trasero con la palma de la mano y me hizo aullar de dolor, había pegado con rabia y picaba. - Si te digo estate quieta, te estas quieta. Sus manos continuaban y yo de nuevo me revolví esta vez acertando a golpearlo en las costillas.

Su rostro oscurecido y enfadado esta vez no me intimido, me dio mas fuerzas para seguir con aquella pelea. - Escúchame bien, yo no soy tu juguete, ni tu muñeca, ni una de esas diablesas con las que te diviertes, no voy a ser tu mascotita y no voy a dejar que te rías a mi costa y me trates como a un pedazo de carne mas. Y tampoco pienso convertirme en eso que quieres. Farkon alzo las cejas, me miro ojiplatico con la boca entre abierta y tras eso dibujo una leve sonrisa. - Ya lo se. Y me gusta el reto, me gusta que seas así, aunque insisto en domarte, debes comportarte como una "mujer" de este lugar.
No sabia que contestarle, me senté en el borde de la cama con las piernas cruzadas y le mire fijamente con ojos tristes. - ¿Has hablado con Yurban? El asintió con la cabeza, pude ver en su rostro algo parecido a la piedad, pero no podía confiarme. Sentí que de nuevo las lágrimas querían fluir fuera de mis ojos. El se acerco a mi, seco mis mejillas y me dio un suave beso en los labios y otro en la frente.

- Cuando estés mas calmada búscame, te deje un vestido en el armario para la cena, si no me buscas mandare a alguien para que te avise de ir a cenar.
Farkon parecía dispuesto a irse sin hacer mas sangre del asunto. - ¿Farkon, cuanto tiempo vas a tenerme aquí retenida? Pregunte antes de que cruzara la puerta, el simplemente se giro, me miro de soslayo y se encogió de hombros.


Me quede allí sola, sentada en la cama mirando a la nada, poco a poco comencé a sentir algo de apetito, mire el vestido y mi cara se descompuso, era un vestido corto, demasiado corto, con la espalda descubierta hasta donde esta pierde el nombre, el escote era un palabra de honor, maldije a Farkon, estaba segura de que ese vestido no era mas que un hobby para poder presumir de mi, pero en el fondo tampoco estaba mal, al menos era negro y el negro es un color que me favorece bastante aunque siempre he preferido el blanco.
A conjunto había unas altas y brillantes botas, también negras con un alto tacón e iban atadas con varias hebillas. He de admiro que el conjunto era realmente sexy. Me vestí y salí al pasillo donde me cruce con Rubin. - ¿Vas a cenar? Me pregunto el, yo asentí con la cabeza y le deje que me guiara cogida a su brazo.

- Me gusta mucho ese vestido, imagino que fue Farkon quien lo eligió, quien sino. Dijo sin mirarme al hablar. Yo me encogí de hombros como si aquello me importara mas bien poco.
Y por fin llegamos al salón donde la larga mesa esperaba con los platos ya servidos, conté los asientos, cinco, entonces si, solo había un invitado, el cual presidia la mesa en una silla de madera noble, de color oscura muy ornamentada, era como los tronos de las películas de la edad media, salvo que esta no estaba pintada con oro ni decorada con joyas.

Y entonces apareció el extraño invitado, Farkon y Yurban que hasta entonces estaban sentados se levantaron y Rubin me empujo hasta mi sitio para el colocarse al lado de Yurban, ¿adivinad donde estaba yo? Exactamente al lado de esa mirada granate que me fusilaba por momentos.
Creo que las mejillas se me encendieron al ver como Yurban era incapaz de desviar la mirada de mi vestido, tampoco Farkon disimulo mirándome las piernas descubiertas y es que la falda del vestido era tan corta que tapaba lo justo.
Pero a lo que íbamos el invitado, el tan famoso invitado, era un hombre, mas mayor que Farkon y Rubin, no sabría decir que edad tendría, pero aparentaría unos 35 años quizás. Era rubio, muy guapo, su piel pálida como la mía, y sus ojos de un azul cielo que conquistaría hasta a la mujer mas cerrada, el se fijo en mi y obviamente yo en el, y por el rabillo del ojo notaba la mirada celosa y fulminante de Farkon, pero es que aquel invitado era como un dios, como siempre había imaginado a los dioses, rubios, hermosos y con ojos claros. Me tenia cautivada...

martes, 6 de agosto de 2013

Prisionera


Me acerque al armario y abrí las puertas de par en par esperando encontrar mi ropa o algo mas cómodo que ponerme, pero para mi sorpresa el armario estaba vació y por no haber no había ni una miserable camisa.

Estaba claro que Farkon lo había hecho adrede para que me viera obligada a usar la magia para poder vestirme, pero en aquel momento mi mente se encontraba demasiado dispersa como para pensar en un modelito, salte sobre la cama y me quede cruzada de piernas refunfuñando mientras intentaba esbozar la ropa en mi mente, era necesario que me concentrara o podrían pasar cosas malas y vergonzosas, de lo que si estaba segura es que ese día me apetecía llevar unos vaqueros acampanados, fue sencillo imaginarlos sobre mi y poco después pude notar la tela sobre mis muslos.

Después dibuje una camiseta negra, muy sencilla de esas que llevan tirantes anchos y pronto la suave tela acaricio mi piel, abrí los ojos y allí estaba, por fin era capaz de vestirme mágicamente y por el momento no estaba siendo un desastre.

Pero faltaba un detalle, si, me apetecía llevar un jersey fino, blanco, de mangas largas que casi llegaran a cubrir mis manos, con cuello de barco, las chispas blancas de tejido empezaron a entrelazarse formando un bonito jersey a mi al rededor, y yo estaba siendo espectadora de aquella magia, me parecía increíble ver como las partículas salidas de la nada iban formando el jersey y casi no debía dibujarlo en mi mente, parecía estar todo controlado por mi subconsciente, en el cuello se formo una divertida abertura y el cuello se doblo, era un tejido suave y muy fino, y l a parte inferior parecía cobrar vida con dos aberturas mas, estaba encantada con mi ropa, axial que me levante de un salto y me mire fijamente en el espejo, era perfecto, justo como lo estaba imaginando y finalmente unos botines negros crecieron en mis pies, aquello era de lo mas divertido.

Pero la fiesta se acabo cuando la puerta se abrió y Farkon entro con una bandeja plateada y una humeante tetera de porcelana blanca, una taza a juego y lo que parecía un platillo lleno de pastas de te muy delgadas.

- Ya estas tardando en explicarme que ha sido esto de traerme repentinamente y dejarme en camisón en tu cuarto y contigo. Bufe enfadada arrebatándole la bandeja, era una precaución, había aprendido una lección y es que cualquier cosa arrojadiza puede convertirse en arma, y una tetera con agua hirviendo en su interior es algo mas que peligroso.

Deje la bandeja sobre la mesilla y me senté al borde de la cama con los brazos cruzados esperando mi ansiada respuesta. Acerque la taza de te sobre mi regazo y deje que los vapores que subían me llevaran a otro plano quizás el mió mismo pero no el físico, sino el mental, es lugar donde solo nuestra mente vive y donde todo como en los sueños suele pasar. Farkon me miraba divertido y se sentó junto a mi alargándose para coger una de las galletas, nosotros estábamos demasiado cerca el uno del otro, tanto que no pudimos evitar mirarnos a los ojos y... - ¿Pero que es lo que pretendías hacer? Le grite apartándome de el, quería besarme llevaba esa intención pero... bueno yo también sentí ese momento pero no pensaba besarle. - Bueno Cyliam, he tenido que traerte aquí por todo el tiempo que hemos estado sin hablar. Supimos de los reinos que os rondaron estos últimos meses y no quisimos interponernos, era algo para vosotros, pero ya se que al final fue ella quien acabo con todo, siempre saltándose las normas.

En fin Cyliam, queríamos invitarte a pasar las fiestas con nosotros, vendrá una persona especial al castillo y nos gustaría que la conocieras.

Me quede muda, ¿seria a caso su madre? Aun no sabia como era la vida familiar de los demonios, ni sus costumbres entre amigos y familia y bueno, de lo que si estaba segura era de que seria mucho mejor que mis tristes y amargadas vacaciones navideñas. Cuando terminamos de desayunar salimos a pasear por el castillo, el clima había cambiado era mas frió aunque no nevaba, el cielo seguía igual de oscuro y sin brillo, muy triste, pero si pude ver algunas decoraciones a lo largo del pasillo, sobretodo muchos lazos y grandes velones que decoraban los lugares por donde pasábamos. - ¿Así es como celebráis la navidad vosotros? Pregunte agarrándome a su brazo pues la ropa que llevaba no era lo suficientemente gruesa. El me rodeo con un brazo y por un momento me pareció escuchar un latido procedente de su corazón. - No existen las navidades aquí. Habrás escuchado hablar de Yule, o no. El caso es que son fiestas paganas, antiguas fiestas que pasaron de generación en generación, pero nosotros conservamos las fiestas antiguas a nuestra manera. Celebramos el invierno, nos reunimos en familia, sacrificamos un buen cerdo y lo asamos en el patio e invitamos a nuestros sirvientes a comer con nosotros, después hacemos un baile con nobles, bebemos y nos emborrachamos y a veces acabamos en cama ajena. Finalizo apretando mi cadera con unos lujuriosos dedos. - Pues conmigo lo llevas claro. Dije pellizcándole el dorso de la mano. - Al menos preciosa guardianas no te has puesto como una furia. Y eso significa que empiezas a acostumbrarte a mí y a esto. Dijo con una sonrisa que al principio me pareció cómplice que en el fondo vi la maldad con la que sonreía y la superioridad con la que me veía. - Ni mucho menos. Me gustaría ir a dar un paseo sola, cuando venga esa persona avísame para que me ponga algo mas apropiado. Dije con una leve inclinación de cabeza antes de echar a correr huyendo de Farkon, pero mi huida fue breve porque poco después me choque contra Yurban.

- ¿Pero donde vas tan deprisa? Me pregunto ella ayudándome a levantarme del suelo. - huía de Farkon como siempre, ya sabes quiere que el y yo, eso, no quiero, pero... Me callo con un dedo y ambas caminamos en silencio hasta las famosas mazmorras. - ¿Pero? No es bueno hablar allí fuera, las paredes tienen oídos. Ven siéntate preciosa. Allí había un salón rojo, inmenso, con dos butacones de cuero marrón y terciopelo rojo, una alfombra roja muy frondosa y una enorme chimenea de color negro en la que danzaban llamas carmesí, amarillas y naranjas. Una bandeja apareció de la nada y se poso en una minúscula mesa alta de tres patas, parecían de hierro pero estaban como trenzadas y la superficie cristal azulado, pero muy brillante y pulido. No podía dejar de mirar aquel sitio. Yurban vació el contenido de las botellas en dos copas, era un líquido rojo, casi rosado. - Es vino toma un poco. Dijo tendiéndome la copa, la cual olisquee y probé, aquello era delicioso, sabía a frutas pero a la vez se notaba el fuerte sabor del vino. - Bueno cuéntame.

Me acurruque en el sillón y abrace la copa como si fuera mi soporte. - Pues, creo que empiezo a sentir algo por Farkon, pero no me gusta como me trata, creo que solo me quiere para eso y yo tengo que ceder porque temo que me haga mas daño. Seguro que cualquier humana de mi edad diría que es el amante perfecto, salvaje y entregado, a las chicas de mi edad les gusta eso, el sexo sin compromiso, pero yo no soy así, no quiero sentirme como un pedazo de carne que poder degustar cuando quiera.

Yurban arrimo su butacón al mió y me agarro de la mano. - Guardiana, aquí las cosas son diferentes, tú vives una era moderna dentro de lo que cabe, nosotros estamos anclados en el medievo, y nos gusta, odiamos la tecnología aunque si la conocemos no la usamos, cazamos con arcos, peleamos con espadas y nuestra diversión es el sexo y ver como los hombres se baten en duelo. Y las mujeres somos solo una manera de que haya más demonios. Creo que esto lo entiendes, estoy segura que habéis estudiado historia en el colegio. No puedo aconsejarte nada mejor, pero si el siente que tu estas domándote el será menos brusco, mas nunca esperes amor por su parte, aquí ese sentimiento no existe, ninguno amamos, si algo nos gusta lo hacemos nuestro a la fuerza o lo compramos, pero nunca serás amada en este lugar.






Aquella conversación con Yurban me había dejado helada, ahora lloraba sobre la cama de Farkon, desconsolada y sola, viéndome y sabiendo que estaba encerrada en ese castillo para satisfacer a un demonio que no sentía nada por mi, y que jamás se iba a preocupar de mi bienestar.

No podía evitar el llanto y pronto escuche como la puerta se abría, pero no un hola salio de la boca de quien había entrado y yo mientras tanto lloraba amargamente.

martes, 23 de julio de 2013

¿Vacaciones?

Ya habían dado comienzo las vacaciones, tras unas desastrosas notas y una pequeña bronca por parte de mis padres por fin habían dado comienzo unos cuantos días de relax.
Lo único malo de las vacaciones de navidad era tener que soportar las prisas de mi padre por decorar la casa, en medio del salón dos enormes cajas repletas de adornos, bolas brillantes y guirnaldas de mil colores esperaban ansiosas ser desempolvadas y colocadas por toda la casa, también había que poner los árboles y el belén, vale, en el fondo es verdad que me gustaba mucho decorar la casa, sobretodo poner los arbolillos de navidad y el belén de lo malo también me gustaba.

A medida que las horas pasaban la casa iba tomando ese ambiente festivo lleno de colores, luces parpadeantes y motivos navideños, mientras tanto mi madre iba haciendo una lista de comidas y cenas para las fiestas. 

- ¿Carla, te apetece que ponga ensalada para cenar el día veinticuatro? Pregunto mi madre desde la cocina. - Me parece bien, podemos poner algo de embutido también, así no sera una cena demasiado ligera ni demasiado pesada. Respondí yo paseándome por el pasillo con varias guirnaldas colgadas al cuello. 

Sobre la hora de cenar mi padre empezaba a bajar al sótano las cajas vacías, por fin la casa estaba completamente decorada, poco después cenábamos juntos comentando que hacer durante las vacaciones, no eramos una familia muy festiva que digamos, pero de vez en cuando hacíamos planes como ir a visitar los grandes belenes de la ciudad o por el contrario salir de viaje a visitar a la familia, pero este año habíamos decidido quedarnos en la ciudad.



A la mañana siguiente me desperté muy temprano, el cuarto seguía a oscuras y me sentía realmente extraña e  incomoda, supongo que en parte era por la costumbre de levantarme a las siete de la mañana para ir al colegio, aun no me hacia a la idea de los quince días de vacaciones en los que levantarme pronto era una tontería absoluta, así que me quede rezongando bajo la manta y boca abajo hasta que de nuevo el sueño me invadió, pero poco después sentí como la cortina se corría y empezaba a entrar algo de luz por la ventana.
Regruñí un par de veces escondiendo la cabeza bajo la almohada acusando a mi madre de malvada, cruel y perversa, hasta que me di cuenta que en mi habitación nunca se cerraba la cortina.
Me levante con tanta brusquedad que aterrice de bruces contra un gélido suelo de piedra, entonces abrí los ojos de par en par y chille como una histérica al ver que alguien desconocido estaba en mi cuarto, pero no, no estaba en mi cuarto, solo que aun no me llegaba suficiente sangre al cerebro para reaccionar ante lo que estaba pasando.

Unos ojos granates me miraban divertidos desde una esquina del cuarto, fue entonces cuando reaccione y comprendí que no estaba en mi cuarto sino en el bajo astral y Farkon se estaba riendo a carcajadas silenciosas de mi brusco despertar, no se si me sentí avergonzada o indignada, pero no pude evitar echarme a llorar y patalear al verme en tal postura, temblando sobre un suelo helado con un demonio que se burlaba y reía de mi sin ningún miramiento. - ¡¿Se puede saber que demonios te hace tanta gracia?! Pregunte con enfado golpeando el suelo con el talón y arrugando la cara. - Oh, muchos demonios me hacen gracia, pero tu no lo eres y también me haces mucha gracia. Respondió con sorna y sarcasmo acercándose a mi para ayudarme a levantarme, pero yo le rechace de un manotazo y mientras me sacudía un corto y algo ajustado camisón que no sabia de donde había salido, le ladre con mas enfado que antes. - ¡¡Vete al infierno!! Inmediatamente salte sobre la cama y me elabore un fuerte de almohadas y cojines. - Por si no te has dado cuenta aun, vivo en el infierno. Y no entiendo porque estas tan susceptible, solo me reí de esa manera que tuviste de despertarte. Intentaba calmarme pero aquello iba a ser muy difícil, llevaba tanto tiempo sin saber de ellos que el encontrarme repentinamente allí en mitad de mis vacaciones había sido la gota que colmaba mi vaso.

- Eres un insensible y un idiota, no he sabido nada de vosotros por meses y me arrastráis ahora que son las vacaciones. ¡Os odio! Me sentía tan frustrada en ese momento que no podía pensar en nada mas que en quejarme y llamarle de todo, e incluso tenia ganas de pegarle pero sabia que esa opción estaba descartada desde hacia mucho. - Y además, no entiendo porque llevo esta ropa tan horrible y absurda, ni se como he llegado aquí.

- Deberías respirar y relajarte, iré a por una infusión y vino, aprovecha que no estoy para verte y cámbiate de ropa y después pregúntame todo lo que no entiendas e intentare ayudarte. Farkon desapareció tras la puerta mientras yo resoplaba espatarrada en la cama al borde de un ataque de nervios.

martes, 25 de junio de 2013

Las primeras nieves



Y finalmente días después de la conversación, sucedió lo que yo ya esperaba.

- Pero Jal, te necesito, solo contigo y con Shasha vamos a poder lograrlo. Decía Nacho, mientras Isilar y yo un poco mas atrasados nos mirábamos con cara de, era de esperar.
- A ver Nacho, no podemos hacerlo, sabemos que no podemos, es imposible. Esta vez era Shasha la que hablaba, eso si con un cierto tono irascible en su voz. - Pero si solo es uno, además no es muy grande, solo tenéis que concentraros, Shasha, tu ya has conseguido hacer que llueva y para la lluvia cuando has querido. Y tu Jal, cuando te has enfadado has conseguido levantar un vendaval.

- Pero solo pueden hacerlo cuando sus emociones interfieren, estas hablando de enfrentarlos cara a cara con un demonio, la única emoción que van a poder sentir es pánico y ganas de salir por patas. Además, Jal no es capaz de hacer ni una chispa, ¿que es lo que pretendes hacer? Nacho me fusiló con la mirada, pero Shasha salio en mi defensa reafirmando lo que yo había dicho.

- A ver, no es tan complicado, Shasha lo congelara, es un demonio de agua, así que ella puede congelarlo y cuando eso este hecho, Jal lo liquidara con un rayo. Es fácil y sencillo. Intentaba explicar Nacho, así como quien no quiere la cosa, quitándole hierro al asunto. - Si no te digo que no, pero ellos no están entrenados lo suficiente. Finalice con mucha tranquilidad.

- ¡Bah! Ya lo haré yo, como siempre.

Nacho salio como alma que lleva el diablo directo a su casa y bueno, nosotros, en realidad nosotros no pudimos evitar el echarnos a reír a la vez. - No os preocupéis, si tan bueno es, lo dicho, que se encargue el, yo ya estoy cansada de seguirlo a donde quiera que vaya y a sus demonios. Dije después de calmarme de a risa, y al parecer todos estuvieron de acuerdo con lo que yo había dicho.

Una hora después yo estaba de vuelta en mi casa, mis padres habían salido y me encontraba sola, aburrida y muerta de hambre. Me prepare algo de cenar y a continuación fui a estudiar, los exámenes estaban al caer y con ello las vacaciones de navidad, la niebla seguía cubriendo la ciudad y era bastante desagradable tener que salir de casa a las ocho de la mañana y no ver mas allá de tu nariz en dirección al colegio, pero según decía Nacho el se iba a ocupar, así que yo deje de preocuparme y empecé a centrarme en los exámenes.

Obviamente este trimestre no aprobaría matemáticas, ni este, ni el siguiente ni el ultimo, que se le iba a hacer, era un cazo completo para las matemáticas, y obviamente la química tampoco se me daba bien, bueno, vale, tampoco la historia, ni el ingles, ni la gimnasia, era un desastre de estudiante, aprobaba religión, ética y dibujo por ser las materias mas sencillas del mundo, biología también, a fin de cuentas era una asignatura que para nada me disgustaba, y gimnasia, bueno, aprobaba de churro, quizás por que era demasiado torpe y daba pena verme y mas pena aun suspenderme, en fin, me senté en la cama y empecé a estudiar historia y geografía, que por cierto tampoco se me daba bien por mas que mi padre insistiese en repasar la lección conmigo, pero de lo malo, también solía aprobarla.

Y así, paso una semana mas, entre libros y Nacho desquiciandonos en el recreo, pero por fin había pasado algo bueno, la niebla por fin se había disipado y claro, como no, Nacho se pavoneaba. - Veis no era tan complicado, pero no os esforzáis.
Pero nosotros empezábamos a estar ya hartos y mas con todos los exámenes que se nos venían encima, aquel fin de semana repetimos los mismo planes de siempre, quedar en casa de Nacho y pasarnos la tarde sin hacer absolutamente nada.

- ¿Como decías que se llamaba el demonio? Pregunte tirada boca arriba sobre la alfombra. - Un Rainos, pero en realidad eran dos, solo que uno era joven. Se pronuncia reinos. Dijo el con un tono de superioridad.  - Eso significa que por fin vamos a estar libres ¿no? Digo yo que ahora que casi acabamos los exámenes, podríamos tener unas navidades tranquilas y relajadas, Shasha se va de viaje con sus padres y Jal al pueblo con Isilar. Nasha imagino que lo pasara con su familia, por lo tanto creo que nosotros deberíamos aprovechar también las vacaciones. Creo que yo me dedicare a meditar y a mejorar durante los quince días de vacaciones, y siempre nos quedara el llamarnos por teléfono para saber que estamos bien. Dije alegremente, ahora sentada en la alfombra. Shasha aplaudió y Jal e Isilar sonreían emocionados. - Entonces esta decidido, cada uno que disfrute de sus navidades, y si hay algún problema intentare que no os moleste a vosotros, pero si necesito vuestra ayuda espero que respondáis al móvil al menos.

Cuando salimos de la casa de Nacho para ir a cenar al centro comercial nos dimos cuenta de algo maravilloso. Había comenzado a nevar, y podía verse como la nieve cuajaba lentamente, ya solo quedaban cinco días mas de clase para finalizar y por fin, las vacaciones....

domingo, 16 de junio de 2013

Reconocelo, soy igual que ellos

Había pasado ya un mes casi desde la última vez que vi a los demonios, pero en el plano físico cada uno tenia sus propios demonios, el otoño había llegado y una extraña y espesa niebla cubría la ciudad.
A la gente no le parecía raro tener tantos días de niebla, pero lo cierto es que a mi si me parecía extraño.
Cada vez que decía en casa que me resultaba raro que durara tantos días las niebla me miraban y se reían de mi. - Eso son tonterías nena. Decía mi padre con una burlona sonrisa. Mi madre sin embargo se encogía de hombros como si nada.

Un viernes por la tarde, al terminar las clases bajamos todos al salón de actos de la escuela, los alumno del ultimo curso de secundaria estaban haciendo eventos para conseguir dinero para el viaje de fin de año y como teníamos varios amigos de ese curso solíamos ayudarles, así de paso, teníamos el gimnasio libre para practicar deporte.

Pero ese día, Nacho, Shasha, Isilar, Jal y yo, estábamos en uno de esos días en los que no te apetece hacer absolutamente nada, mas que sentarte y hablar, esperando que el tiempo pasara rápido.
- ¿Os habéis fijado en la espesura de la niebla y que ya lleva muchos días sin levantar? Pregunto Nacho sacándonos a todos de nuestro mundo en el que estábamos recortando entradas para un cine infantil a medida que los pequeños pasaban sonrientes para recoger las entradas y nos daban el dinero.

Yo bostece afirmando con la cabeza, los demás simplemente soltaron algún gruñido antes de volver a meter la cabeza en las entradas.
Ambos nos alejamos del grupo y nos metimos en el gimnasio a hablar del tema mientras yo me colgaba de las barras y me quedaba cabeza abajo. - ¿A caso piensas que es un demonio? Le pregunte mirando a un Nacho del revés.
El se sentó en una colchoneta, en una posición muy zen y asintió con la cabeza. - Bueno, no lo pienso, estoy convencido de que es así.

Baje de las barras y me acuclille frente a el, fijando mi mirada seriamente en el. - ¿Y que propones que hagamos? El agacho la cabeza, obviamente yo supe en ese momento que el pensaba sacarme de su plan. - Aun no se de que demonio se trata, pero tengo una ligera idea de que es, y tu no puedes hacer nada, necesitaremos a Jal, y posiblemente a Shasha.

Me deje caer al suelo quedándome sentada y mirándole con cierto desprecio. - No están preparados, y nunca lo van a estar, se que confías en ellos y que son muy importantes para tu misión, pero tu sabes igual que yo, que yo puedo hacer mucha mas magia que ellos. Nuestras caras comenzaron a tornarse desafiantes, Nacho y yo teníamos esa característica tan personal de ser cabezones. - Eso no es trabajo para una bruja. Sentencio Nacho rompiendo su postura zen, yo sin embargo me mantuve impasible, lo mire con desprecio y procedí a soltar una de mis bombas argumentarías.

- Cuando me conociste, creáis que yo era la guardiana del fuego, insististe varios días y quisiste arrastrarme a tu ritual. Nos amenazaste y todo si no accedíamos. Hice una pausa y le calle con el dedo sin dejar que me interrumpiera. - Si me encontraste y pensaste que era una guardiana, independientemente de su elemento, es porque sentiste en mi una magia especial y fuerte. Sabes que no soy una vulgar bruja, soy como ellos una guardiana, quizás para ti no sea tan importante, pero te he seguido y he cuidado de ti siempre, sigo siendo una guardiana y mi deber es ese, soy tu guardiana de la noche y lo sabes. Calle y lo mire tristemente, el estaba descompuesto y sin saber como responderme. - Me molesta que no me valores, que no me escuches y que muchas veces me ignores.

Dicho eso, me levante y salí del gimnasio para reunirme con los demás, durante nuestra charla, todos los niños habían entrado a ver la película y ahora estaban haciendo el recuento de las ganancias, me senté en silencio y sonreí pues al parecer aquel viernes habían tenido una buena ganancia.

domingo, 21 de abril de 2013

Alta tension

Subimos las escaleras a mata caballos yo seguía atontada después de todo lo sucedido pero Farkon parecía llevar demasiada prisa como para preocuparse de mi.
Cuando llegamos a su cuarto me empujo a dentro soltándome de la muñeca con brusquedad y sin decir ni una palabra, bajo mi mirada de no entender nada, cerro la puerta dando un fuerte golpe y giro la llave.

Se dio la vuelta mirándome seriamente, observándome de arriba a abajo como examinándome  yo a su vez le miraba extrañada sin moverme del sitio intentando comprender porque estaba actuando así.

- Desnúdate  Me ordeno sin dejar de mirarme de aquella manera que me asustaba, yo enarque una ceja y lo mire aun mas extrañada. - ¿Que? Es lo único que acerté a responder, moviendo la cabeza negativamente como si pretendiera de esta manera que mis pensamientos se ordenaran. - Ya me has oído quiero que te quites la ropa. Volvió a decir, esta vez su tono sonaba enojado y crispado. - No pienso hacer eso, no soy tu juguete para que te desfogues conmigo. Conteste con voz chillona, no enojada sino enrabietada y desconcertada. - Cyliam, haz lo que te estoy pidiendo, por favor. Había marcado cada una de las palabras, respirando entre ellas para calmar su enfado, pero podía sentir esa ira rebosando en su cuerpo.

Yo me negué rotundamente y el se abalanzo sobre mi arrancándome el abrigo largo de un tirón, yo me defendí como buenamente pude, dándole un bofetón muy fuerte, tanto que sentí como mi mano picaba y quemaba a la vez, el me agarro las muñecas con fuerza levantándome los brazos sobre la cabeza y sin saber muy bien como, unas cuerdas descendieron del techo de algún lugar invisible y se aferraron a mis muñecas con mucha fuerza, yo me revolvía intentando aflojarlas pero solo lograba el efecto contrario.

Farkon desabrocho y bajo la cremallera del minishort vaquero y yo comencé a patalear, pero los pantalones se habían quedado enganchados sobre las botas a la altura de las rodillas por lo que mis patadas eran como unas simples convulsiones que no llevaban a nada. Vi a Farkon quitándome las botas y terminando de bajar mis pantalones y justo cuando pensaba darle un rodillazo otras dos sogas ascendieron desde el suelo como la anterior soga lo hizo del techo y se aferraron a mis piernas hasta las rodillas manteniendome en una postura tensa en la que no podía moverme si quiera.

- Te prometo que te buscare otra camiseta, pero no me has dejado otra alternativa. Dijo situándose tras de mi, agarrando con fuerza el bajo de la camiseta estiro hasta que la tela crujió y se partió en dos dejándome desnuda, salvo por las bragas. Yo quise chillar pero sentía un nudo en la garganta causado por la tensión y el pánico del momento. Farkon estaba terminando de romper mi camiseta para despojarme de cualquier trozo de tela. Lo sentí arrodillado tras de mi, sus dedos y manos subían lentamente desde mis piernas hasta mi cintura pasando por mi cadera.
Me revolví nerviosa, pero también excitada, aquella manera en la que estaba recorriendo mi piel estaba creando unas oleadas de escalofríos en todo mi cuerpo que me provocaba gruñir descontenta.

Siguió recorriendo mis caderas y mi cintura para luego pasar a mi columna, la cual acariciaba con uno o dos dedos con mucha sutileza, haciendo que me arqueara y sintiera que el vello se me erizaba desde los tobillos hasta la nuca, sentía que no podía aguantar mas, un gemido quería escapar de mi garganta y justo cuando abrí la boca para exhalar aquel gemido sentí la suavidad de las plumas acariciando mi espalda, y el gemido quedo camuflado entre el frusfrus que provocaban las plumas al moverse.
Resople, sintiendo un calor delicado en mi espalda, era como si mi cuerpo hubiera explotado y de esa explosión nacieran las alas.

- Vaya así que, ¿ así es como funcionan? Hablo, pero yo no podía prestarle atención, seguía sintiendo una extraña excitación en mi, me arquee y resople mirando las cuerdas que salían de la nada. - Cuando te ves sometida a un estado de alta tensión tu cuerpo reacciona creando estas alas. Dijo el mientras acariciaba las plumas, sentía sus caricias delicadas hasta que sentí un tirón y me queje. - Lo que no entiendo es porque no puedo arrancar las plumas.
Las cuerdas se aflojaron y quede libre, empuje a Farkon y abrí el amplio armario, había dos grandes espejos allí y pude ver una hermosa postal, mi piel blanca y tersa, mi cuerpo desnudo salvo por aquella braga y esas alas tan grandes, realmente no me reconocía en esa imagen pero sin duda aquella era yo, era hermosa, sexy y realmente apetecible. En ese momento quizás fue cuando entendí que Farkon se hubiera fijado en mi.
Sonreí al espejo y acaricie las plumas de las alas, a diferencia de Farkon yo si fui capad de arrancar dos plumas.

- Esta claro que son parte de mi, un escudo o mi propia magia que se ha materializado en alas. Le dije como   si de repente me hubiera convertido en una experta. El gruño enfadado y se sentó sobre la cama balbuceando algo. - Y bueno, ¿donde esta esa camiseta que me prometiste? Pregunte sentándome a su lado, lo note cabizbajo, desmoralizado y poco después me levante casi de un salto, seguía desnuda y había estado actuando como si no pasara nada, me mire de nuevo en el espejo y vi como poco a poco se replegaban mis alas. Farkon no parecía por la labor de hablarme así que me puse mis minishorts y las botas y saque una de las camisas de sus armario, aunque me quedaban enormes me hacían una buena figura.
Farkon seguía en la cama cabizbajo y afligido, me arrodille frente a el y le acaricie la mejilla alzándole la cabeza para que me mirara. - ¿Que te sucede? No contesto, solo me miro con los ojos tristes algo oscurecidos.

- Lo siento Cyliam, no tengo ganas de hablar, desde que estas aquí me siento sobrepasado. Eres todo un mundo por descubrir, hay muchas cosas que no puedo comprender y me estoy saturando. Deberías echarte a descansar, cuando te despiertes estarás en tu casa, estaremos un tiempo sin hablar, debo meditar. Dijo sin mirarme directamente, ladeando la cabeza a ratos y desviando la mirada a otro punto.

Yo me levante mirándolo con los brazos en jarras. - Claro, disfrutas haciéndome sufrir y ahora que ya no sabes que hacer conmigo ¿no quieres verme? Me mostró una mirada de desprecio y ladeo la cabeza encogiéndose de hombros. - Puede ser. Pero ten por seguro que cuando sepa que hacer contigo volverás a mi.

martes, 9 de abril de 2013

Alas blancas

Farkon me observaba desde lo alto de la columna mientras yo con las piernas temblorosas intentaba mantenerme sobre la mía.
Me sonrió y me saludo con una inclinación  obviamente yo no pensaba hacer lo mismo, dos metros de caída de cabeza podrían matarme, de eso estaba segura, aun así me atreví a saltar a la siguiente columna y milagrosamente me sentí mas valiente al ver que parecía dominar eso de saltar de columna en columna.

Farkon se mantuvo en su posición con una sonrisa, no parecía para nada nervioso y seguramente victorioso sin haber empezado la pelea.

Una bola de fuego me paso rozando por una de las piernas, el ya estaba esperando con otra bola de fuego mas, en un abrir y cerrar de ojos aquella bola de fuego iba directa a mi pecho, salte inmediatamente a la siguiente columna y desde donde me encontraba comencé a ascender con saltos ligeros y perfectos hacia el, lo que yo no esperaba es que el viniera directo a mi a la vez.
Tan solo quedaba una columna libre, uno de los dos conseguiría saltar, ¿pero que pasaría con el otro? me arme de valor, pensaba darle un buen puñetazo cuando sentí que mi mano se encendía  mire de reojo y mi mano apretada en un puño agarraba lo que parecía un pequeño rayo de luz, apunte como pude mientras me preparaba para saltar a la única columna libre en mi ascenso y en el vuelo entre columna y columna lance el rayo directo a Farkon.

El lo esquivo dando una esbelta pirueta hacia atrás situándose dos columnas lejos de mi. - Buen ataque, pero no es suficiente. Dijo lanzando esta vez dos bolas de fuego hacia mi. No había manera de esquivarlas o al menos eso pensé yo, recordé entonces una postura de yoga que consistía en mantener todo mi peso sobre las puntas de los dedos de uno de mis pies y la otra pierna descansaba sobre la pierna flexionada que soportaba todo mi peso. Al haberme agachado las dos bolas de fuego habían pasado de largo por encima de mi cabeza y ahora Farkon me miraba sorprendido a la vez que confuso.

- Ummm nunca pensé que pudieras tener esa flexibilidad. Dijo con una sonrisa llena de lujuria y maldad.
Yo me levante con soltura, sintiendo de nuevo el mareo producido por el vino, resople con fuerza, y volví a saltar directa al ataque, si, quería acabar ya por fin con aquella locura, aunque no sabia muy bien como hacerlo.

Farkon comenzó a descender nuevamente, sentí que el tiempo corría mas despacio mientras nos aproximábamos lentamente, vi el puño de Farkon iluminado y rodeado de fuego pero no me amedrente, yo también pensaba atacar de la misma manera, pero algo extraño sucedió y de repente yo me encontraba levitando a medio metro de la columna sin entender como.
Balbucee nerviosa y mire a Farkon que tenia los ojos abiertos de par en par. - Baja lentamente. Dijo con la voz trabaja estirando los brazos como si quisiera recogerme en la caída.

- ¿Pero como, que esta pasando? Explícamelo Farkon, explícame porque diablos estoy aquí suspendida en la nada. Yo pataleaba angustiada, mi respiración se había agitado mucho y sentí que el corazón se me saldría por la boca en un segundo. - Mira a tu espalda. Dijo el bajando con un grácil salto un escalón hasta estar justo debajo de mi.
Hice caso y voltee mi cabeza a ambos lados, no una, sino dos veces, pues lo que acababa de ver no podía ser cierto. ¡Me habían salido un par de alas! Eran blancas, y no puedo evitar reconocer que eran hermosas, las plumas brillaban y parecían ser suaves como ninguna otra. - Pliegalas, yo te cogeré  no te preocupes. Decía el intentando calmarle aunque era absurdo, no me iba a calmar, me habían salido dos malditas alas de la espalda.

Para colmo de males, las alas parecían tener vida propia, ya que cuando intente plegarlas lo único que conseguí fue alzar el vuelo mas alto, las alas se agitaban de manera extraña, como si no estuvieran cómodas o como si no supieran muy bien cual era su función  - Sube tu a rescatarme. Lloriquee llamándolo  pero Farkon negro con la cabeza apesadumbrado. - Yo no puedo volar.

De pronto, de la nada apareció una sombra negra que se lanzo contra mi, mis alas comenzaron a moverse con mas fuerza intentando alejar al individuo que se había encaramado a mi espalda, yo por mi parte solo conseguí ponerme a gritar como una histérica mientras daba manotazos y patadas al aire.
De repente el atacante me había dado la vuelta y pude observar quien era, esos ojos amarillos, era Rubin, yo sonreí o al menos lo intente a la vez que torcí el gesto atemorizada, mire a ambos lados y vi unas garras huesudas clavándose en mis alas, las manos de Rubin eran totalmente demoníacas, como las de un esqueleto cubierto de piel a medio descomponer. Las plumas comenzaron a teñirse del rojo carmesí, sin embargo no sentí ningún dolor pero si angustia por ver heridas mis alas. Caímos veloces al suelo justo antes de estrellarnos Rubin abrió sus alas, eran muy diferentes a las mías, casi como las de un murciélago pero mas finas, cubiertas de un cuero negro y brillante, recién estirado, acababan en tres puntas afiladas similares a un colmillo no muy grande, y coronando los pliegues había una especie de garra, eran idénticas a como las relataban en los libros, salvo que en aquel momento me parecieron preciosas.

Rubin fue empujado lejos de mi y Farkon se abalanzo sobre mi abrazándome con fuerza contra el, ambos estábamos jadeando y con el corazón a cien, sentí los dedos de Farkon recorriendo mi columna con mucha delicadeza como si quisiera calmarme y por fin sentí mis alas como parte de mi, voltee la cabeza y vi como poco a poco las alas se plegaban lentamente hasta desaparecer en la nada. Hasta entonces había estado temblando, asustada e histérica pero cuando sentí que las alas desaparecían una calma me invadió  acerté a abrazar a Farkon con las manos aun temblorosas clavando los dedos en su espalda como si pretendiera sentir que aquello que estaba sucediendo era real, o que Farkon era real.

- ¿Que ha sucedido? Pregunte algo desconcertada dejando caer mis brazos y siendo aun aprisionada por el cálido abrazo de Farkon, el no respondió, solo me miro y resoplo con una leve sonrisa, a continuación y sin que a penas me diera tiempo a reaccionar se levanto y me ayudo a levantarme del suelo tirando de mi muñeca, dejando de ser amable como acababa de serlo.

lunes, 1 de abril de 2013

Preparada para el combate

Me sentía algo mareada, tenia la vista desenfocada y me costaba caminar erguida, aquel vino... el no saber y que no me gustara el vino me había dejado aun mas débil de lo que yo ya estaba.
Note un traspié y a continuación unos brazos fuertes que me agarraron antes de que me fuera de morros al suelo.
Farkon parecía disfrutar viéndome en tal estado y eso empezaba a asustarme, ahora si que no podía defenderme, y no era solo eso, es que ademas no quería hacerlo, el alcohol me nublaba la parte racional y hasta me atrevería a decir que Farkon se veía guapo.

Nos sentamos en uno de los bancos de piedra, el patio era enorme, había una serie de columnas escalonadas en semicírculo rodeadas hasta la mitad de trepadoras, era muy bonito porque la piedra era blanca y parecía estar muy bien pulida y labrada. Mire bizqueando a Farkon y solté una risotada estúpida antes de lanzarme sobre sus brazos y besarle en los labios.
El no hizo por separarme, al contrario me tomo por la cintura y me sentó sobre sus rodillas dejando que mis piernas descansaran sobre el banco, sentí la lengua de Farkon en mi boca, buscando la mía y en cuanto estas se rozaron desperté de mi nube se alcohol y lo mire extrañada.

- Lo siento, no se que me ha pasado. Dije a modo de disculpa bajándome de su regazo y colocándome el pelo. - ¿Que es este lugar? Pregunte cambiando de tema a la vez que me levantaba y miraba aquel lugar.
- Un patio. Me contesto el como si nada de lo anterior hubiera sucedido. - De entrenamiento. Finalizo sin moverse del banco de piedra.

Fruncí el ceño pero no quise preguntar, aunque algo en mi interior me decía que en ese lugar tendría que lidiar con muchas batallas.
Por primera vez contemple el cielo de aquel lugar, estaba oscuro como si fuera de noche, en cierto modo me parecía normal por lo que Farkon me había contado durante la comida. - Farkon, en este lugar, digo, en el bajo astral, ¿ también os afecta la luz del sol? Pregunte sin bajar la mirada del cielo parcialmente nublado.

- No, cada plano proporciona seguridad para sus habitantes. Contesto el acercándose a mi mirando el cielo al tiempo que yo. - Pero a nosotros nos gusta que este así  cada señor, o duque o cada noble que tiene un castillo o palacio en este lugar acondiciona tanto el clima como la apariencia según sus gustos. Explico sonriente, como si fuera un niño emocionado a la hora de contar una aventura.
Era extraño verle tan jovial y distraído, para nada parecido a la hora de comer en la que ordenaba y se mostraba serio.
Camine lentamente hasta la primera y mas baja de las columnas, su altura estaría cerca de los dos metros y a diferencia de las demás esta estaba completamente cubierta por las trepadoras, era una vista muy bonita y ademas parecían estar muy bien cuidadas, acaricie las enredaderas y sentí un cosquilleo a lo largo de mi cuerpo como si aquellas plantas estuvieran mas vivas que las del plano físico.
Farkon me sorprendió agarrándome por las caderas a la vez que apoyaba su barbilla sobre mi hombro de una manera juguetona.

- ¿Te gustaría comenzar a entrenar? Pregunto con la voz rasgada llena de malicia mientras me alzaba centímetros del suelo.
Sentí que me desequilibraba y pensé que acabaría golpeándome la cabeza contra la columna, pero no fue así, me sentí muy liviana como en el primer encuentro con Farkon y a penas me resulto difícil quedarme sobre la columna, que ahora vista desde arriba parecía mas estrecha, a penas podía mantenerme con los dos pies dentro de ella, de nuevo el vino me golpeo y me sentí mareada y desequilibrada, tuve que abrir mis brazos para no caerme a la vez que cerré los ojos, cuando los volví a abrir Farkon se encontraba en la ultima columna y la mas alta, no sabría decir que altura tenia pero al parecer cada columna doblaba la altura de la anterior, asi que realmente la altura debía ser como de unos veinte metros.

martes, 26 de marzo de 2013

La llave del apocalipsis


Cuando llegamos al salón la mesa estaba ya puesta y servida, no había grandes manjares como yo hubiera imaginado, pero había muchas cosas en raciones individuales.

Farkon me indico mi asiento y espero a que me sentara para luego sentarse el en el lado contrario de la mesa. - Pregunta y come. Ordeno empujando una fuente con ensalada hacia mi.

- No se muy bien que preguntar, ya me has dicho que existen los vampiros, que os alimentáis de nosotros... ¿Tu te alimentas de mi? Pregunte llenando el plato de lechuga. - ¿Porque me maltratas de esa manera y que pretendes de mi?
Farkon rompió en carcajadas no con la primera pregunta sino con la segunda. - Aun no, aunque realmente hueles que alimentas pero no, no se me permite alimentarme de ti. Hizo una pausa para beber un liquido carmesí de una copa de cristal realmente hermosa estaba decorada con el propio vidrio tallado de una manera exquisita. - Te maltrato para que aprendas a tratar con nosotros, no puedo matarte, pero créeme que muchísimos demonios darían su propia vida por matarte. En cuanto a que pretendo conseguir, es pronto para explicártelo, por el momento confórmate con que queremos que te vuelvas fuerte y aprendas a luchar.

- ¿Con queremos, a quien te refieres, a tus hermanos? Mire la copa frente a mi y la acerque para oler que contenía  era vino y a pesar del asco que me producía aquel liquido debo admitir que aquel vino olía a gloria, probé un poco y se me dibujo una sonrisa de oreja a oreja, estaba riquísimo, no tenia comparación con ese vino que usaban mis amigos para el calimocho. - No, hay muchos demonios interesados en ti y otros guardianes, o mejor dicho en iluminados.

Me quede callada observando como el liquido se balancea dentro de la copa. - ¿Que esta buscando el resto en mi, que tengo yo que no tenga otro guardián?
- Eres... diferente Cyliam, tu evolución ha sido... única .. veras, tu conoces de sobra la leyenda, primero nació una sacerdotisa que fue bautizada con el nombre de Quon, todos pensaban que era la gran y famosa sacerdotisa de Isthria, pero un par de años después nació otra muchacha tanto o mas poderosa que la anterior  eras tu Cyliam, y todos entonces creyeron que tu si eras la elegida.
Durante ese tiempo todo pareció transcurrir de una manera normal, Quon y tu erais vuestra propia Némesis. ¿Sabes lo que es eso?
Yo negué con la cabeza mientras acercaba unos frutos rojos a la boca y seguía escuchando atentamente.
- Un Némesis es ser el contrario de la persona, como un reflejo, tu naciste bajo la protección de la luna, serias una bruja poderosa que manejaría la magia de la oscuridad, pero no por eso debías ser mala. Quon por su parte fue aparada por el astro rey, el sol. Luz y oscuridad para resumir. Aun así vosotras os llevabais bien, tu eras terriblemente patosa en el arte de la guerra y Quon debía protegerte con su vida, pero tu, habías despertando la magia de sanación en tu interior, así que en el campo de batalla Quon peleaba mientras tu te quedabas en las tiendas de campaña curando y sanando a los heridos.

- ¿Pero que tiene que ver esto conmigo? Se que soy Cyliam, y tengo sus recuerdos, recuerdo cuando Quon murió por venir a salvarme, porque antes de morir atravesada por la espalda por una daga vi su rostro cruzando la tienda de campaña. Y no se que mas recuerdo...

- Esa noche en la que moristeis y aunque vosotras no sabíais nada, habías estado librando una guerra que Kira la autentica sacerdotisa había provocado al nacer. Pero vuestros cuerpos fueron congelados y conservados por los ancianos de Isthria. Vuestro astral se dispuso  viajar para encontrar al heredero siguiente que continuara la misión  Eliminar a los demonios, y a quienes renegaban de la magia. Pero por desgracia Quon no fue localizado jamas en todos estos milenios  Os tenemos a ti, a Piros, Gea, Aqua y Eolos y como no a Kira. Ella cree que puede dar con Quon gracias a ti, porque nacisteis para encontraros. Y esa es parte de mi misión, impedir que ella alcance a Quon antes que nosotros.
Me alce sobre la mesa golpeando con los puños y haciendo que el vino salpicara. - ¿Estas pensando en usarme para encontrar a Quon y matarla? Grite encolerizada, mirándolo fijamente con los ojos oscurecidos de la rabia mientras sentía que mi respiración se agitaba violentamente.

- ¡NO! Es al contrario, ellos quieren llevarla con los dioses y los dioses quieren matarla y a ti. Piensa en lo que te voy a decir, Luz y Oscuridad, Noche y Dia, debeis estar juntas para complementaros. Sois la llave que abre la puerta al caos y la destrucción. A lo que los humanos llamáis apocalipsis. Nosotros vamos a proteger que no pase nada, no queremos esas puertas abiertas, pero tampoco queremos vuestra muerte, es lo que ahora mismo nos diferencia de los dioses, ellos os quieren muertas a las dos. Siéntate y termina de comer. Sentencio en una orden que me provoco miedo, así que me deje caer sobre la silla y comencé a comer con prisa, quería salir de allí, pero no solo del salón sino de todo el lugar. - Mas tarde iremos al patio, alli te contare todo lo que quieras saber.

lunes, 11 de febrero de 2013

Tu decides

Me quede pasmada, con la boca entre abierta pensando y preguntándome como sabia que yo estaba allí  en el bajo astral, ¿ habría encontrado el abrigo bajo la cama?
Agite la cabeza y suspire, Yurban dijo que me quedara, pero tenia pánico de que me encontrara, aun así le hice caso, mire algunos libros tirados en el suelo, vaya carácter tenia la dichosa biblioteca, los lance al vuelo y estos inmediatamente se dispersaron a sus respectivas baldas.

- Me gustaría conocerte. Dije hablándole al aire y de pronto un libro salio volando hasta mis manos, esboce una sonrisa, quizás no era tan difícil conocer este tipo de magia, eso o la biblioteca estaba agradecida por haber hecho que Yurban leyera algo.
De nuevo volví a mi escondite bajo el escritorio, abrí el libro y comencé a observar detenidamente los garabatos sobre el papel. No entendía nada, era una escritura muy florida, pero en alguna lengua descoconocida para mi, pase un dedo sobre la hoja y aquellas letras cambiaron a un idioma que si conocía  al mio propio, un perfecto español pero no era la típica letra de ordenador, era manuscrita, creo que de hombre.

Comencé a leer que había ciertos objetos que se habían dotado de magia a través de los años al permanecer al lado de magos, brujos e inclusos seres mágicos.
Me detuve a leer sobre las alfombras mágicas  y pensar que todo era un cuento de hadas, y tanto, resulta que antiguamente unas hadas ya extintas se encargaban de tejer con finos hilos alfombras para los humanos, estos a su vez daban azúcar a las hadas y ellas, seres mágicos dotaban de su magia a las alfombras que volaban.
Luego leí sobre un juego de malabares, que un aprendiz de brujo hechizo para ganar dinero y poder pagar al brujo que le enseñaba.

Había muchas cosas estaba totalmente enfrascada en mi lectura cuando a lo lejos escuche pasos que se acercaban a la biblioteca, el corazón se me encogió y deje de respirar angustiada, sabia que era el, sus pasos eran fuertes, la puerta se abrió y entro el, yo solo sus piernas, llevaba unos mocasines negros, y unos pantalones negros, no me atrevería a decir que tejido era, pero resplandecían como si fueran de cuero.

- Cyliam, sal de donde estés o sera peor. Dijo serio, pero yo me mantuve serena, aguantando la respiración y abrazándome al libro con fuerza.
Vi por como un libro caía a sus pies, Farkon ni se inmuto, no se movió de la posición que estaba, el libro se abrió y vi como los bordes comenzaban a arder.
Salí corriendo de debajo del escritorio para apagar las llamas, pero mi sorpresa llego cuando al poner la mano sobre el libro las llamas no quemaban y al levantar la vista observe la vil sonrisa de victoria en Farkon.

- Eres tan predecible. Dijo con chulería sin dejar de sonreí.  Me levanto del suelo agarrándome por el codo y me empujo contra uno de los estantes haciendo que gimiera al sentir la dura madera golpeándome la espalda. - Se cuando vienes, te huelo, te siento, da igual donde te escondas, aquí siempre te voy a encontrar. Avanzaba a pasos rápidos hacia mi y yo temblaba, se detuvo a pocos centímetros de mi cara, apoyando las manos junto a mi cabeza y mirando fijamente. - Estoy harto de ti. Lamento el momento en el que aceptamos este trabajo. Pero lo hecho, hecho esta, te entrenare quieras o no, a las buenas o a las malas.

No sabia que contestarle, suspire, estaba totalmente confusa, pensando que me iba a pegar o a violar o dios sabe a que, pero no lo hacia, solo me miraba enfadado. - Tu tampoco me gustas. Le conteste desafiante. Entonces sentí el duro bofetón de Farkon, gruñía y gritaba encolerizado y yo estaba de rodillas en el suelo totalmente en sock.

Volvió a levantarme esta vez cogiéndome por los hombros, no sabia que fuerza tenia aquel demonio hasta que note que mis pies no tocaban el suelo, me tenia suspendida en el aire solo agarrada por los hombros. - Eres incorregible, deslenguada, idiota y una carga. Se que llevas días sin dormir, se nota tu baja energía  te has ido abajo con un simple bofetón  ahora mismo estas indefensa, cansada y sin fuerza y todavía tienes el valor de desafiar a un demonio. No eres una causa perdida, esa desfachatez que tiene te va a venir bien. Pero si vuelves a desaparecer, juro que yo mismo cruzare la puerta para ir a buscarte a tu plano y me llevare por delante a quien haga falta y tu guardiana de poca monta, no vas a tener nada que hacer en tu plano, porque allí eres una humana mas sin magia, y yo allí puedo torturarte de maneras indescriptibles. Hizo una pausa dejándome en el suelo y se inclino hasta rozar mi hombro con su barbilla. - Tu decides, tu familia muerta, o dejas de hacer idioteces y me permites que te entrene y domestique. ¿Que respondes?

Tome aire, suspire y rompí a llorar tapándome la cara con las manos, no podía aguantar aquella situación  quería ser fuerte, pero no quería que el me tratara como a una especia de proyecto. Asentí con las lagrimas resbalándome por las mejillas, temblando como una niña asustada e intentando retroceder lejos de el a pesar de que la librería estaba detrás de mi. - Esta bien, vale, haré lo que quieras, pero ya deja de torturarme. Vendré aquí, dormiré y vendré  pero no les hagas daño a mis padres. Te lo suplico. Lloraba amargamente, mi cabeza era un caos completo, pero algo dentro de mi, quizás mi guardiana interior me decía que era lo correcto, había nacido para proteger a los humanos y si debía arriesgar mi vida así lo iba a hacer.

- ¿Ves? No es tan difícil  Recoge ese libro y vamos a cenar, tenemos que hablar de muchas cosas, en realidad tu debes preguntar, yo simplemente contestare y después .. Hizo una pausa y sonrió con malicia y crueldad. - Ya veré que hago contigo.

- ¿A cenar? Eso es imposible. Era medio día cuando me dormí. Estaba muy desconcertada, vale que el tiempo allí era diferente, ¿pero tanto?

- A esas son las preguntas a las que me refería  Los demonios no comemos como vosotros, en realidad nos alimentamos de vosotros, salvo en contadas ocasiones que nos permitimos comer como los humanos, y siempre lo llamamos cenar, porque nosotros somos seres de la noche, y antes de que me preguntes, tu cara te delata, somos de la noche porque solo podemos ir a vuestro plano durante la noche, el sol nos mata, nos quema y nos debilita, a unos mas que a otros, si como los vampiros de vuestras películas absurdas. Y si, claro que existen los vampiros, pero son demonios como yo que se alimentan de vuestra energía  no beben sangre, deja de mirarme como una estúpida y date prisa.

Demasiada información en mi cabeza, me sentí atontada como si me hubieran golpeado en la cabeza, recogí el libro del suelo y seguí a Farkon dándole vueltas a lo que acababa de contarme.