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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Quiero salir de aquí.

Musica producida por Jpelirrojo

Me desperté sobresaltada, con los ojos cerrados deseando que el lugar en donde estaba no fuera aquel castillo sino mi propia casa. Después de lo que me había pasado con Farkon quería mantenerme lo mas alejada de el y de ese lugar.
Cuando abrí los ojos aun atemorizada, descubrí lo que mis ojos no querían ver. Seguía en aquella lúgubre habitación  tapada con aquellas sabanas negras y suaves y mis manos atadas al cabecero, grite pidiendo ayuda y mis gritos resonaron tanto dentro como fuera de la habitación  Entonces alguien se asomo por la puerta, parecía una niña, bueno no tan niña, quizás tenia mi edad o un poco menos. - Eh tu, chica, no te vayas ayúdame por favor. Suplique pataleando en la cama, pero aquella chica solo sonrió y rió por lo bajo.
Desprendía un aura de maldad y crueldad, pude notarlo en el momento que sonrió  y tras reírse la escuche alejarse a saltos riendo y canturreando algo.

- Farkon tiene una amante. Farkon tiene una novia. Farkon tiene una chica atada en su cama.

Luego un golpe seco y unos susurros entre dos personas, una debía ser la chica pero la otra persona no tenia idea de quien era. - Marcharos y no os acerquéis aquí. Era la voz de Farkon que hablaba desde el lado contrario del pasillo ¿entonces, allí fuera había tres personas?

Farkon entro sonriente y cerro la puerta de un golpe. - ¿Has dormido bien? Me pregunto y yo gruñí tirando de las cuerdas que ataban mis muñecas. - ¿Que me has hecho? Pregunte volviendo a tirar de las sogas otra vez.

- Hagamos una cosa, tu dejas de dar patadas a todo lo que se te ponga por delante y te estas calladita y yo te suelto. ¿Hay trato? Pregunto como si aquella situación le estuviera divirtiendo, yo lo mire malamente incluso estuve tentada de escupirle, pero asentí con la cabeza.
Cuando me soltó me frote las muñecas maguñadas, estaba completamente desnuda y ni si quiera mi abrigo estaba en la silla donde lo había dejado. - ¿Donde esta mi ropa y que me has hecho? Volví a preguntar nerviosa tapándome con las sabanas.

- Deja de portarte como una cría  todo lo que tenia que ver ya lo he visto. Dijo el tirando con fuerza de la sabana y arrastrándome con ella hasta que me vi incapaz de seguir agarrando la sabana y caí hacia atrás fuera de la cama golpeándome la cabeza y quedando en una postura ridícula y vergonzosa, y el había saltado encima de la cama y me miraba desde arriba mientras yo me frotaba el golpe y me quejaba. - Vaya, vaya, que buenas vistas tengo desde aquí. Dijo el agarrándome de un tobillo y recibiendo una patada por mi otra pierna. - Deja de mirarme así, como si fuera una vulgar fulana.

El se movió con rapidez y en segundos antes de que yo hubiera podido siquiera sentarme en el suelo me levanto de un brazo y me lanzo con fuerza contra la pared. - Fulana no se, pero vulgar si que eres, tienes una lengua muy sucia y tu comportamiento no es digno de una jovencita. Dijo el acorralándome contra la pared mientras yo comenzaba a lloriquear debido al fuerte golpe recibido en la espalda.
Me había acurrucado en el suelo como una niña pequeña asustada, temblaba y lloraba y por su puesto me sentía terriblemente atemorizada por aquel demonio.
El de nuevo me levanto del suelo, podía notar su fuerza y como me movía y levantaba como si fuera de papel, de nuevo una sacudida contra la cama y el apretándome el cuello, mirándome con rabia y enfado.

- Te dije que te soltaría si te comportabas y no lo has hecho.
Le clave las uñas en las manos para poder librarme de el y cuando el se aquejo por mis uñas corrí hacia la puerta nuevamente, a punto estuve de abrirla cuando una bola de fuego me golpeo en las piernas haciéndome caer.
El vino hacia mi y me levanto del pelo poniéndome de espaldas contra la pared, tras eso me dio un bofetón  uno tan fuerte que sentí como mi mejilla ardía, grite de dolor y comencé a suplicar que se detuviera, pero el no lo hizo, volvió a golpearme en el estomago lanzándome contra otra pared, pero aun me sentía con fuerzas para levantarme y entonces lo enfrente, lance puñetazos y patadas al aire, el esquivo todos mis golpes.
La pelea termino cuando el lanzo su derecha a mi cara con fuerza, tanta que caí al suelo semi inconsciente, veía todo nublado, casi oscuro y una sombra que se acercaba hacia mi y me tomaba entre sus brazos con suma delicadeza.

- Y ahora te castigare para que aprendas a comportarte conmigo a partir de ahora. En aquel momento era tan fuerte el dolor que sentía que no pude evitar los acontecimientos que estaban por venir, sus manos y sus labios acariciando mi cuerpo, rozándolo y amándolo  haciendo que incluso el dolor que tenia fuera transformándose lentamente en placer, pero me sentía tan malherida y utilizada que mi cuerpo reacciono haciendo que una vez mas me desmayara.
Quizás mi mente a sabiendas de que estaba sucediendo y que iba a suceder quiso que no lo viera y sintiera, pero yo lo sentí desde mi inconsciencia, sentí como aquel demonio mancillaba no solo mi cuerpo sino también mi alma.

Pero, ¿que estaría sucediendo en mi propio plano, que estaría siendo de mi familia o de mis amigos mientras yo permanecía allí abajo, en el bajo astral?

domingo, 25 de noviembre de 2012

Te haré mia

No pude reaccionar a tiempo, Farkon estaba arrinconan dome contra el cabecero de la cama, había atrapado mis muñecas y atrapado mis piernas bajo el inmovilizándome.
Sus labios sobre mi cuello me besaban con lujuria y poder, y yo temblaba asustada sin atreverme a huir.
El comenzó a reírse y yo armándome de valor comenzó a revolverme para huir de el.

- ¿De verdad crees que puedes huir de mi ahora mismo? Dijo seriamente antes de tirar de mis muñecas tumbándome sobre aquella cama atrapándome aun mas si cabía.
Tenia mis manos atrapadas sobre mi cabeza, y el solo había necesitado una mano para inmovilizarme, agarro mi mentón con la mano libre y sonrió  - No sabes absolutamente nada sobre los demonios, jamas debiste haberte fiado de mi.

- Pero tu dijiste... Comencé a gritar cuando el puso un dedo sobre mis labios silenciandome. - Nosotros decimos muchas cosas.
Parecía estar disfrutando con mi sufrimiento, pero claro era normal, era un maldito demonio y yo una estúpida por haberme fiado de el. - ¿Que vas a hacer conmigo? Pregunte revolviéndome bajo su peso intentando escaparme. - La verdad, tengo muchas cosas en mente, y tenerte así  intimidada por mi, es una de ellas, pero también quiero disfrutarte, disfrutar de ti, uno no tiene a una guardiana todos los días para poder cumplir sus deseos mas perversos.

- Suéltame  no quiero que me toques. Grite revolviéndome aun mas e intentando morderle el brazo para que me soltara.
Pero eso solo empeoro las cosas cuando me cruzo la cara de un bofetón haciendo que me aquejara del dolor causado. Ahora se le veía enfadado, tanto que se levanto agarrándome del pelo y arrastrándome frente a un espejo. - ¿No quieres que te toque, pero vienes así vestida al bajo astral?
Entonces me mire al espejo agarrada a su brazo para evitar mas tirones de pelo, me horrorice al verme en aquel espejo, a penas llevaba ropa, unas botas planas que llegaban hasta mis rodillas, blancas y atadas con varias hebillas, pero eso no era lo sorprendente, llevaba un mini short vaquero que no cubría casi nada y eso por no mencionar el top que cubría tan solo mi pecho de color blanco. - ¿Porque estoy así?

De nuevo me lanzo contra la cama y se puso encima mio, estaba entre mis piernas pero esta vez no me había  cogido por las muñecas. - Aquí todo es diferente, tus mas íntimos pensamientos se hacen realidad, aquí eres una guardiana, no la humana, has visto tu reflejo, no eres la misma mujer, eres hermosa, delgada, atractiva y quieres verte con esa ropa que no te atreverías a llevar en tu plano, aquí eres libre de las cadenas que os atan a los humanos, eres tu, en tu verdadero ser. Deseas sentirte una autentica mujer.
Las manos de Farkon comenzaron a acariciar mis brazos y mi vientre, sentía una electricidad a cada pasada de sus manos sobre mi piel que me hacían enloquecer y me excitaban. - Di la verdad, ¿no estas deseando que te bese y te abrace y te convierta en una mujer?

Abrí los ojos de par en par y le mire asustada, ¿ había dicho lo que creo que había dicho? El comenzó a reírse a pleno pulmón  - ¿Pensaste que no me daría cuenta de lo pura e inocente que eres, de que tu cuerpo aun no esta mancillado por ningún hombre?

Lo abofetee y me encogí asustada entre lloros. - Aléjate de mi, no quiero que me toques, no pienso dejar que me hagas... Llore acurrucándome sobre mi misma. - ¿Que te haga el que? Te daré un placer que ningún humano jamas podrá darte, te llenare de mi esencia, seras una mujer afortunada por ello. Dijo tumbándose a mi lado rodeándome con sus brazos y llevándome hacia el en una serie de caricias y besos delicados. De nuevo de espaldas a la cama, con mis brazos atrapados el me beso con una ternura impropia de un demonio, parecía un experto en las artes amatorias.

- ¡No! Ladre saltando de la cama y huyendo hacia la puerta. - Déjame salir de aquí, abre esta puerta.
Y de nuevo cazada por aquella bestia que me atrapaba contra la puerta sin dejar de acariciarme y besarme a pesar de mis constantes negaciones. - Da igual lo mucho que te resistas porque al final te haré mía.

No supe que paso después  solo que sentí un golpe en mi estomago, que todo se volvió oscuro y que todo el miedo y la excitación del momento desapareció.

El fin del camino.

Seguí a Farkon, no me parecía correcto tomar su mano, ni entablar ningún tipo de amistad con los demonios, pero debía saber porque me estaban buscando.

La entrada al castillo era un amplio patio, todo ello de piedra y tierra, era cuadrado y lo rodeaban unos pasillos, no había nadie allí  ni sirvientes, ni guardias. - ¿Solo vives tu y tu familia aquí?  Pregunte acelerando el paso para ponerme a su altura.
- Si, aunque parezca que solo estamos nosotros solemos recibir muchas visitas diarias de varios demonios, cosas de trabajo que a ti no deben interesarte lo mas mínimo.
Que tío mas borde, parecía creerse alguien importante, y quizás lo era aunque a mi eso me daba igual, si me habían buscado era porque yo debía ser importante.

Tras entrar por un amplio portón de madera decorado con un gusto muy macabro, parecía como si algo en esa puerta absorbiera los tallados hacia ella, las caras de la puerta reflejaban un pánico terrible además de mucho dolor, no pude evitar hacer una mueca de desagrado cuando la vi, vi un amplio hall, con una decoración mínima, salvo por aquellos tapices de hilos oscuros, cuadros con escenas de guerras y algunas estatuas de ángeles  - ¿Existen los ángeles  Dije mientras observaba una de las estatuas. - Si... y no. Deja de preguntar, ya aprenderás con el tiempo. Contesto de muy mala gana Farkon mientras proseguía su camino.

Tuve que acelerar mi paso para alcanzarlo, pensaba que me iba a mostrar el castillo pero lo único que hacia era caminar sin dirigirme la palabra.
Después de ver el hall entramos en un salón  este tenia una mesa bastante amplia, seguramente cupieran cerca de treinta personas en ella, estaba iluminado por varios candelabros, algunos sobre mesas auxiliares, otros de pie altos y hermosos y no como no, de dos lamparas sujetas por anchas cadenas que albergaban mas de una veintena de velas cada una. - Esas lamparas no pueden ser seguras, tienen que llover cera cada dos por tres. Dije mientras rodeaba la mesa sin apartar la mirada de las lamparas por miedo a que me cayera cera encima, pero el no me contesto.
Llegamos entonces a la cocina y el se detuvo mirándome con una media sonrisa. - Esta es la cocina, si tienes hambre puedes coger lo que necesites. Dijo mientras abría varios armarios mostrándome platos, vasos, jarras y cuberterías de plata. - Perdona, ¿pero los demonios también coméis...? ¿comida humana? El me miro abandonando la sonrisa, fijando nuevamente su mirada granate sobre mi.

- Pensaba... que os alimentabais de nuestra energía  del aura y de nuestras almas. Me acobarde después de decir aquello y retrocedí algunos pasos.
- Las almas son demasiado valiosas como para desperdiciarlas en una comilona, y si vuestra energía y aura es alimento para nosotros, pero no obstante, también comemos como todos los humanos, aunque no necesitamos el mismo alimento que vosotros, con solo una comida al día podemos quedar satisfechos. Parecía tranquilo, aunque algo confundido por mi pregunta. - Tu no sabes gran cosa sobre nosotros, ¿verdad?
Me encogí de hombros y medio negué con la cabeza. - A decir verdad, lo que he leído en los libros...

- No entiendo porque eres tan importante si no sabes nada. Finalizo dándose la media vuelta guiándome de nuevo al salón hacia unas escaleras, eran largas, tanto que no podía ver el final de la escalera, seguí a Farkon en silencio, en el piso de arriba comencé a ver una serie de puertas, quizás fueran dormitorios, pero había muchas. - Este sera tu dormitorio a partir de ahora. Dijo empujándome con una mano dentro del cuarto.

Era enorme, jamas había visto una habitación tan grande, ni siquiera en los hoteles, tenia una cama en la que al menos cabían tres personas incluso cuatro, tenia un dosel de madera oscura con unas cortinas negras, las sabanas de la cama al igual que las cortinas eran negras y sobre ellas había una colcha de color marrón oscuro decorada con hilos dorados, un escritorio de la misma madera del dosel con un candelabro dorado, y dos mesillas de noche, toda la habitación estaba conjuntada, incluso la alfombra que cubría el suelo de piedra era negra con bordados en oro.

- Esto es demasiado grande para mi sola. Conteste girándome hacia el mientras me quitaba el abrigo y lo dejaba sobre una silla abandonada junto al escritorio.
El sonrió con cierta malicia cerrando tras de si la puerta y acercándose a mi. - ¿Y quien ha dicho que vayas a estar sola?

¿Que, como? Comencé a retroceder con nerviosismo, no pensaba quedarme allí a solas con ningún demonio por nada del mundo, debía salir de allí  pero el miedo se apodero de mi hasta que choque contra la cama, aquella cama era mas alta de lo que me había parecido antes, tuve que dar un leve salto para poder seguir retrocediendo, Farkon caminaba despacio pero seguro hacia mi y mientras tanto yo seguía retrocediendo sobre la cama hasta llegar al cabecero.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Farkon

El se alejo de mi a pasos lentos, sin dejar de clavar su mirada en la mía  como si quisiera desafiarme a un duelo, entonces de su mano salio una bola de fuego y al instante esta se dirigió a mi a toda velocidad, pero la evite con suma facilidad, tras eso mas bolas de fuego comenzaron a venir hacia mi, aunque mas pequeñas, yo corría de lado a lado esquivándolas todas, casi no necesitaba mirarlas, algo dentro de mi me decía por que lado venían y mientras tanto yo mantenía mi mirada fijada en su mano de la cual seguían saliendo bolas de fuego.

El se detuvo, y rió  su risa resonó entre el bosque tras de mi y de cuatro de sus dedos nacieron pequeñas llamas de fuego. - Buscad. Susurro el, pero lo entendí perfectamente, inmediatamente aquellas llamas comenzaron a seguirme, yo corría manteniendo distancia con ellas pero me seguían allá a donde fuera, salte encaramándome a un árbol, me moví con ligereza entre las ramas pero me seguían.

Aun así, nunca llegaron a alcanzarme, al final el fuego se extinguió solo y yo sonreí victoriosa. - ¿Eso es todo lo que tienes para mi? Pregunte mientras saltaba desde una rama al suelo, mis sentidos estaban alerta, me sentía ágil y veloz. Por lo visto estar en el bajo astral, daba a las brujas como yo ciertos dones, o mas bien, descubrían el interior de las brujas.

Pero el volvió a atacarme, esta vez un combate cuerpo a cuerpo, conseguí esquivar varios puñetazos y también varias patadas, por el contrario el no podía esquivar todos mis golpes, quizás era mas lento que yo, incluso me atrevería a pensar que era mucho mas débil.
Lance un puñetazo a su hombro y sentí el calor que desprendía su cuerpo al golpear mi puño contra el, escuche un gruñido y de pronto el me jalo del pelo haciendo que yo soltara un alarido.
Estaba arrodillada en el suelo aferrada a su muñeca para evitar que tirara mas fuerte de mi pelo, el me levanto del suelo con facilidad, como si yo no pesara nada. - Solo eres una estúpida humana, lo de antes no fue mas que un divertimento, pero ahora, te haré llorar de verdad. Y dicho eso tiro de mi pelo lanzándome hacia atrás  yo caí de espaldas, algo desconcertada y dolorida, pero me levante, aunque no lo suficientemente rápido  a penas acababa de ponerme en pie cuando sentí una fuerte patada en la boca del estomago que me dejo sin respiración.

Y entonces me desperté  sudorosa y agitada sobre mi cama, agarrándome el pecho con una mano mientras que la otra se aferraba con fuerza a mi cama.
Me levante de un salto, encendí las luces y levante mi camiseta, ahora tenia una marca blanquecina con forma de bota sobre mi estomago.
Por un momento había pensado que solo era un sueño, pero tenia aquella marca y sentía ganas de vomitar.

El resto de la noche, dormí con miedo de volver a encontrarlo, pero el no volvió a aparecer, ni tampoco el bajo astral.

Tenia que contarle a Nacho lo sucedido aquella noche, por suerte habíamos quedado por la tarde en su casa, intentaría buscar un momento para hablar con el a solas y contarle todo, no estaba segura de que fuera buena idea, pero aun así sentía que debía hacerlo.
Ya por la tarde nos reunimos todos en casa de Nacho, pasamos la tarde hablando y jugando, pero llego un momento en el que yo misma me sentía mal por fingir que me lo estaba pasando bien, así que le agarre del brazo y me lo lleve al baño para hablar con el.

- Anoche tuve un sueño muy raro, o una experiencia, llámalo como quieras. Le conté todo lo que había pasado, la paliza que me había pegado aquel demonio. - Es un sueño nada mas. Respondió el sin darle importancia.
Me levante el jersey y le mostré la marca de la patada que aun era visible. - ¿Esto es un sueño para ti? ¿Porque debo creerme yo que nos persiguen demonios si no los he visto y tu no me crees lo que te estoy diciendo? El nunca me contesto, simplemente me ignoro, eso fue para mi la gota que colmo mi vaso, yo había estado dando todo por el y, ¿para que? ahora me ignoraba, justo cuando yo lo necesitaba el pasaba de mi.

Cuando nos fuimos de su casa, no quise comentar nada, me sentía molesta, y entonces recordé las palabras de Yurka, quizás el tenia razón cuando dijo lo que dijo, quizás mis viajes al bajo astral era una señal de cual era mi sitio.
Esa misma noche volví al bajo atrás con aquel demonio, pero esta vez me encontré en aquel castillo que vi la noche anterior, pude observar otra perspectiva del lago, en este lado también había un pequeño embarcadero, me senté allí, sola esperando que alguien me dijera algo.
- Me llamo Farkon. Bienvenida. Contesto aquel demonio sentándose a mi lado manteniendo las distancias. - ¿Tu conociste a Yurka verdad? Pregunte abrazándome las rodillas.
- Si, el nos dijo que debíamos buscarte.
- ¿ Debíamos? ¿Quien además de ti me ha buscado?
- Yo y mi familia. Ya los conocerás  no tengas prisa. A partir de ahora eres nuestra protegida. Acompáñame  te enseñare esto. Dijo Farkon tendiéndome la mano para que lo siguiera.

Desde abajo te devora.


Habían pasado cerca de dos meses y nada había pasado desde la muerte de Yurka, supongo que en cierto modo estaba agradecida, dormía tranquila sin pesadillas, ni viajes, ni nada que me molestara.
Todos nos habíamos alejado de la magia, durante los dos meses de calma habíamos discutido bastante, solo porque no creíamos que debíamos darle tanto tiempo a la magia, estábamos cansados y a pesar de ignorar lo que Nacho nos decía yo si me había gravado mentalmente que de nuevo había otros dos demonios detrás de nosotros, aunque estos no eran tan fuertes, razón de mas por la que no queríamos preocuparnos.

- No se como podéis dejar de lado todo. Nos decía de continuo Nacho con enfado. 
- ¿Sabes? Estoy harta de ti, harta de tu magia y harta de tus demonios, y no soy la única que lo piensa. Chillo Shasha, yo simplemente me dedique a mirar como si aquello no fuera conmigo. - Es cierto, estamos hartos ya de tus historias. Ahora era Jal el que hablaba, al menos no chillaba quizás era buena señal.
- Es que no entendéis nada, yo solo quiero ayudaros. Carla, se que tu me crees, tu has visto muchas cosas, fuiste la primera en creer. Yo simplemente le mire y cerrando los ojos afirme.
- Te creo, pero entiende que estamos cansados de huir, de sentirnos en peligro. Los dioses no nos han dado nada desde que empezamos, tan solo trabajo y ni un gracias. Respondí pausadamente, aquello comenzaba a parecer una locura. - ¿Y que es lo que nos esta persiguiendo ahora? Pregunte relajada como sin ganas.
- Dos Rainos. Demonios de agua, son como perros hechos de agua. Se pronuncia reinos. Explico Nacho, bajo los suspiros desganados de los demás. - ¿Y que propones que hagamos? Volvi a preguntar sin atreverme a mirar a los demás. - Tu, nada, solo Jal puede deshacerse de ellos si aprende a usar su magia, el podrá crear rayos que los destruyan.

Jal se había alejado junto con Shasha, susurraban y comentaban algo pero yo no les preste atención.
- Mira Nacho, me temo que no están preparados. Lo siento, pero tendrás que encargarte tu de ellos.
Y al final eso fue lo que paso, Nacho tuvo que encargarse el de todo, pero es que era lógico, que culpa teníamos nosotros de que ni ellos creyeran ni de que les apeteciera aprender nada.

Y mientras tanto yo empezaba a tener mis propios problemas con el bajo astral.
Aquella noche debía haber dormido bien, pero sin embargo me encontré en un nuevo lugar del bajo astral, nada parecido a lo que había conocido meses atrás, aquel lugar era oscuro, frió y húmedo, mis ojos no se habían acostumbrado y todo parecía negro, pero a mi oído le llegaban los sonidos de aguas, espere un poco hasta que por fin comencé a ver. Las aguas casi negras, el cielo parecía de tormenta, aquello era un lago inmenso de aguas negras y en el centro había lo que parecía un castillo, pero todo estaba oscuro, escuche el sonido de algunas cadenas y lo seguí, mis sentidos parecían despertarse por momentos, llegue a un pequeño embarcadero, allí había una pequeña barca, algo vieja he de decir. 
Cuando había desatado el cabo para adentrarme en las aguas sentí una presencia en mi espalda, alguien me agarro y me lanzo hacia atrás, yo chille asustada mientras golpeaba el suelo con el trasero.

- ¿Pero quien te crees que eres para tratarme así? Da la cara seas lo que seas. Oh mierda no debía decir eso, de pronto un joven pero algo mayor que yo se puso delante mio mirándome con muy mala cara. Trague saliva con nerviosismo y comencé a dar pequeños paso hacia atrás alejándome de el. - ¿Quien eres? Pero el no contesto, seguí retrocediendo hasta que mi espalda golpeo con un ancho tronco, no había mas camino por el que huir, pero aun así intente zafarme hacia la derecha, pero no lo logre aquel joven me había atrapado por la muñeca y ahora estaba a pocos centímetros de mi, mirándome fijamente como si quisiera morderme o atacarme. 
Sentía su respiración en mi cara, casi podía rozar sus labios con los míos  pero gire la cabeza para evitarlo, el no se movió ni un ápice y comenzó a olerme el pelo y cuello sin soltarme la muñeca, la mano libre que le quedaba de pronto golpeo con el tronco y yo gire la cabeza rozando nuestras narices, estaba demasiado cerca, me iba a besar o peor me iba a matar. 

Casi comencé a temblar, cuando la mano que se aferraba a mi muñeca se soltó y el se alejo de mi, me aleje del árbol siguiéndole a pasos lentos y pequeños y de pronto el desapareció. 
Me quede inmóvil, volvía a sentirlo a mi espalda. - Vaya, vaya. Hay que ver que bonita sorpresa ha caído. Dijo mientras caminaba a mi al rededor mirándome con aquellos ojos granates, yo respiraba con dificultad, tenia miedo y estaba muy nerviosa. - No te tengo miedo. Dije poniéndome gallito. - ¿En serio? De nuevo a pocos centímetros de mi cara, aquellos ojos, me estaba aterrorizando pero no pensaba dejar que lo viera. - Dices que no me temes, pero sin embargo tu cuerpo esta muy rígido, estas terriblemente asustada. 

La rabia me pudo y le empuje con fuerzas alejándole de mi, pero el a penas se había movido, seguía mirándome fijamente, yo me cruce de brazos y le devolví la mirada. - ¿Vas a atacarme o no? Pregunte con una media sonrisa. Estaba dispuesta a lo que fuera.

El juego para mi, comenzaba en este momento.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Mi secreto inconfesable.

Al final decidí que no contaría nada de los sucedido, absolutamente nada. No entraría en esa batalla si no me iba a encontrar a salvo, Yurka, el seria muy insistente en conseguirme, pero por el contrario Nacho jamas me dejaría irme, me gritaría y seguramente me diría miles de razones por las que no debía decir seguirlo.

Nacho no apareció al día siguiente, por lo visto debía quedarse en casa, ocupado para poder hacerse aquella prueba, yo tampoco le llame para contarle nada de lo sucedido, simplemente espere que el día pasara tranquilamente.

El día paso y al llegar la noche no tuve ningún viaje, pero tenia un extraño sentimiento dentro de mi, algo entre preocupación y malestar, pase varias horas asomada a la ventana pensando que sucedería con la prueba de Nacho, pero el sueño me quería vencer y no tuve mas remedio que acostarme, deseando en parte que no sucediera nada con Nacho, aunque también esperaba que Yurka no tuviera problemas.
Creo que esa noche tuve varios sueños, pero la verdad, es que no conseguir recordar ninguno.

A la mañana siguiente me levante con muchos ánimos, sabia que Nacho tendría la prueba esa misma mañana y por la tarde podríamos saber que había pasado, fui a clase risueña y feliz, a pesar de los sueños que hubiera tenido aquella noche me sentía llena de fuerza y energía, pero a medio día sucedió algo que me llamo mucho la atención, volviendo de clase a casa encontré una extraña pluma, vale a simple vista era una pluma blanca de una paloma, pero esta era mil veces mas hermosa, era muy fina, tanto que casi se podía ver a través de ella, era suave y el cálamo de la misma era muy fino y delicado, no pude evitar guardarla, sentía que tenia que enseñársela a Nacho, quizás aquella pluma era mágica y yo la había encontrado por alguna razón.

Por la tarde nos reunimos en casa de Nacho, le llevamos los deberes del día y comenzamos a charlar de lo sucedido en la prueba.

- Mazenda no volverá a molestarnos mas. Dijo Nacho con cierto aire victorioso. Eso nos alegro a todos, nos habíamos quitado un gran peso de encima y era de agradecer.
- ¿Y te encontraste con Yurka? Pregunte fingiendo que no tenia curiosidad en saber que había pasado. - Si, claro que me lo encontré, estaba dispuesto a matarme después de lo que le hice a Mazenda. Yo trague con dificultad pero me mantuve calmada e indiferente, me temía lo peor si Nacho seguia con vida era porque algo había sucedido, y tenia miedo de que mis pensamientos fueran mas reales de lo que parecía. 

- ¿Que ha pasado con el, te hizo algo? Pensé que acataría pillándome por ser tan preguntona pero no podía evitarlo. - Si, ya te he dicho que me intento matar. Pero como veis no lo consiguió, y tampoco nos volverá a molestar. Ya no hay mensajero de la oscuridad y nunca mas lo volverá a haber. 

Quería morirme, lo había matado, a los dos, y yo... había perdido todas las posibilidades de saber algo mas sobre porque yo debía estar del lado de los demonios, estaba tensa muy tensa, y Nacho lo había notado, sentía su mirada clavada en mi, intentaba leerme, lo sabia, ahora me preguntaría e intentaría por todos los medios que dijera la verdad, tenia que salir de allí como fuera, buscar una salida alternativa a la conversación. - ¿Que te pasa, a caso te sientes mal porque lo haya matado? 

- Claro que no, tan solo estaba pensando. Me alegra mucho que ya no este, supongo que por fin podremos dormir tranquilos. Sonreí forzada intentando disimular. - Por cierto, hoy encontré esto. Dije mientras sacaba la pluma con cuidado de uno de mis libros y se la mostraba. - Cuando vi esta pluma no pude evitar guardarla, tiene un cierto misticismo. 

- Es normal, esa pluma es mía, bueno mía no, del mensajero de la luz, de sus alas, deberías guardarla a buen recaudo, eso vale muchísimo. El sonrió y volvió a entregarme la pluma, gracias a esa pequeña pluma me había librado de cualquier pregunta. Por fin, todo parecía volver a la normalidad, pero, ¿cuanto duraría la calma?

Durante los siguientes días todo transcurrió sin cambios, no había demonios siguiéndonos, ni ningún problema sobrenatural acechando, pero yo seguía guardando aquel secreto, y aunque ahora ya no me sentía mal por esconderlo evitaba pensar en ello, en ocasiones, hay secretos tan personales que nunca deberías dejar que nada ni nadie se enterara de ello.