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sábado, 26 de octubre de 2013

El ultimo piso

Agradecí a los sirvientes el nuevo cuarto y la comida, por lo visto el ultimo piso era como una zona VIP toda ella pertenecía a Chris, había varios despachos, uno imagine que para Chris y el otro según la conversación que sucedió en la cena, para Rubin.
Era curioso, Rubin parecía ser el menor de los dos hermanos pero para mi sorpresa era el mayor y además debía ser el mas trabajador.

También había un baño como el que había usado cuando Farkon me golpeo, pero este era aun mas grande, tenia fuentes y columnas con formas de dragones y también había plantas colgantes y trepadoras, olía a jazmines y lotos, de echo había lotos en la amplia piscina y pequeños pececitos de colores que nadaban en aquel agua.

Al fondo había dos puertas una era una biblioteca, mas pequeña que la biblioteca mágica pero igual de hermosa. Y la otra puerta que estaba cerrada con llave, supuse que seria el dormitorio de Chris, me descalce y camine sobre la mullida y suave alfombra de colores granates y dorados, casi estuve a punto de tirarme sobre ella y hacer la croqueta, pero si alguien subía y me veía haciendo eso pensarían que me había vuelto loca por completo.

Regrese a mi cuarto el cual era bastante común, una cama grande de madera oscura, un escritorio del mismo color, un amplio armario negro y sabanas blancas, un par de alfombras abrigaban el suelo y un amplio ventanal daba a una balconada no muy grande forrada de rosales. Del dosel de la cama colgaban unas telas rosadas y blancas con dibujos de flores, la verdad es que era algo ummm como decirlo, demasiado ñoño para mi, pero no dejaba de ser bonito y además acogedor y lo mas importante ¡¡SOLO PARA MI!!
Engullí lo que habían dejado de comida y bebí hasta hartarme, cosa que no debí hacer, no toleraba el alcohol y pocos minutos después de terminar mi copa me sentí muy mareada y acabe sentada en el suelo con la cabeza entre las rodillas pidiéndole a la habitación que dejara de moverse como un barco.

Cuando conseguí trepar hasta mi cama, quede tendida boca arriba, con los ojos entre cerrados intentando no marearme mas, pero era imposible, la habitación seguía dando vueltas y vueltas, pero me sentía tan a gusto que ya nada importaba.

La puerta sonó, alguien estaba llamando pero era incapaz de moverme, los oídos me zumbaban y sentía un gran peso sobre mi cabeza.
- ¿Niña? Era la voz de Chris, yo respondí con un gruñido y levante la mano, poco mas podía hacer desde mi posición. - ¿Que te pasa? Volvió a preguntarme y con otro gruñido señale el escritorio donde descansaban las botellas vacías. El suspiro y me miro con lo que parecía cara de pena. - Nunca imagine que cuidar de una niña iba a darme tantos quebraderos de cabeza. Dijo mientras se sentaba en el borde de la cama y escondía la cara entre las manos.

- Me acabas de conocer. Acerté a balbucear intentando incorporarme en la cama. - Por eso mismo lo digo, acabo de conocerte y ya he discutido con mis hijos y tengo a una pequeña alcoholizada como invitada. Deberías darte un baño a ver si se te pasa. Finalizo de mala gana.
Me sentí culpable, solloce y suplique perdón, yo nunca solía actuar así, jamas me había emborrachado, ni si quiera salia como el resto de gente por la noche a beber, algo dentro de mi estaba cambiando desde que había puesto los pies en este maldito mundo.
De pronto fui incapaz de aguantar la tristeza que me reconcomía por dentro y rompí a llorar, Chris me abrazo en un largo suspiro y me ayudo a sentarme al borde de la cama junto a el. - Mujer no es para ponerse así, un mal día lo tiene cualquiera. Aquel trato me reconforto levemente, pero aun así no podía parar de llorar, no era un mal día, desde el momento que había llegado al bajo astral, todos los días habían sido malos, aquí y en mi propio plano. - Me gustaría poder llevarte a tu casa, pero hay muchas cosas que hacer antes de eso. Intenta descansar y mañana te prometo que sera un nuevo día y espero que mas alegre.

- ¿Podrías quedarte aquí hasta que me duerma? Pregunte secándome las lagrimas con las manos. El me sonrió y creo acertar en que lo hizo con dulzura. - No debería, pero si te vas a sentir mejor lo haré. Me levante dando tumbos hasta el armario y saque una camiseta de lino blanco con bordados dorados. - ¿Puedes ayudarme con el vestido? Pero antes de que consiguiera dar un paso todo volvió a moverse, creo que tropecé con mis propios pies, aunque Chris ya lo había visto venir y me había atrapado antes de caerme de espaldas. Fue diestro para soltar la lazada del vestido, avergonzada le di las gracias y me puse la camisola sobre el vestido dejando que este cayera al suelo deslizándose por mi cuerpo, Chris aun me tenia agarrada y con delicadeza me guió hasta la cama, me cole entre las sabanas y me tape hasta la nariz observando como recogía el vestido y lo dejaba perfectamente doblado en el armario. - Ahora duerme. Acaricio mi frente con el indice y todo se ennegreció...