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martes, 6 de mayo de 2014

La luz al final del túnel

Aún escuchaba los susurros de mi madre y Yurban. Parecían ser las únicas personas que en ese momento se encontraban a mi lado, pero mientras tanto, Chris había emprendido un viaje para ayudarme a despertar. Seguía dándole vueltas a lo ultimo que había escuchado, intentando unir las piezas de aquel puzle.


Mientras la guardiana hacia sus cabalas, Chris había viajado hasta el plano de los sueños, aquel palacio de cristal le helaba cualquier sentimiento que pudiera albergar, camino lento pero seguro, al fondo descansaba el viejo dios, parecía una gélida estatua de piedra, pero su aura dorada comenzó a brillar, el palacio entero tembló y una voz grave y profunda se alzo retumbando en las colosales columnas de cristal.

- ¿Como osas poner una de tus asquerosas pezuñas en un lugar tan puro como este? Sabes que no eres bien recibido aquí. Morfeo, el dios que guardaba los sueños de los humanos se alzo de su trono señalando acusatoriamente a Chris.
- Es urgente e importante, vengo por la chica. El dios arqueo una ceja y alzo la barbilla mirándolo con desprecio. - Me refiero a la guardiana, Cyliam.
- ¿Y que te hace pensar que ella se posicionara de tu lado? No eres mas que una basura. Era una voz imponente y señorial.
- ¿Y que te hace pensar que no lo ha hecho ya? ¿Hace cuanto no puedes guardar sus sueños? Socarrón y prepotente sonrió. Morfeo grito histérico y unas pesadas cadenas aparecieron de golpe apresando a Chris. - Sabes que tus cadenas no pueden hacer nada contra mi.
- ¿Estas seguro de eso? Malakai. ¿Como habéis burlado mi guardia en la mente de la joven?
- Veo que conoces mi nombre. No la hemos burlado, sabes que no tenemos poder para interferir en el subconsciente de ningún humano, ella sola te ha cerrado la puerta en las narices. Llevamos tiempo junto a ella o ella junto a nosotros. Una silla apareció a su lado y Chris se sentó con elegancia cruzando las piernas y posando las pesadas cadenas sobre sus rodillas como si fuera una acción de lo mas normal para el.
- ¿Que le has hecho a la pobre criatura? El tono del dios descendió, casi sonó como una preocupación.
- Yo nada, nunca le haría nada malo a no ser que ella se lo ganara. La culpa es de vuestra sacerdotisa, tiene el ego demasiado crecido y ha permitido que sus guardianes vaguen sin rumbo y sin educación. Por eso acogimos a la guardiana para enseñarla, sobretodo para que aprendiera a defenderse. Así de simple. Contesto con una media sonrisa sin perder la compostura en ningún momento.
- Entonces... ¿Los rumores son verdad? Alzo la mirada directamente a los ojos de Chris y se quedo mirándolo durante unos segundos antes de volver a pronunciarse. - Habéis creado en verdad grupos para mantener el equilibrio en contra de lo que mis compañeros dioses han dejado de hacer.

- Así es. Era vuestro trabajo y solo tu y Lilith intentáis manteneros en vuestros puestos, no dejáis que el poder os corrompa, pero el resto si y lo sabes. Y hasta la guardiana lo sabe de la propia boca de su sacerdotisa.
- ¿Y de que manera podría yo ayudarte si ella me ha cerrado la puerta? Hizo un gesto con las manos y las cadenas cayeron al suelo cristalino con gran estruendo.
- Esta en coma, estaba entrenándola y creo que ambos nos emocionamos, tanto su cuerpo astral como el físico están en coma. Ahora esta desprotegida, puedes abrir una puerta directa a sus sueños. Se hizo el silencio y Chris se levanto acercándose lentamente hasta Morfeo se arrodillo frente a el. - Permiteme pasar a sus sueños y despertarla.
- ¿Sabe en verdad lo que eres?  Chris agacho la cabeza y negó. - Eres un maldito bastardo y un mentiroso. Ella va a descubrirlo y ¿que harás entonces?
Chris suspiro, de nuevo agacho la cabeza, negó y se encogió de hombros. - Cuando llegue el momento lo veré. Pero tiene un potencial increíble, no puedo dejar que se pierda en el limbo. ¡Mira como me ha dejado la cara!
- Si, si, no pensaba preguntarte pero ya veo que mi idea hacia ti era equivocada, no obstante, no te perderé de vista. Si algo le pasa tu seras el siguiente.

Tras el trono una cortina azul translucida se abrió mostrando un espejo de agua de colores, purpura, verde, rosado, anaranjada, todos bellos colores pastel que giraban en una perfecta armonía. - Esa es la puerta a los sueños iras directamente a ella. Camina recto y ni se te ocurra tomar otro camino mas que el recto.


Seguía lloriqueando sola, en mi jaula de cristal, las voces se habían calmado, pero el tacto, las manos de Yurban y las lagrimas sobre mis manos. Demasiados sentimientos de golpe.
Y allí de nuevo un rostro dibujado, el de Chris. Me alce veloz contra el cristal golpeándome contra el llorosa.
- Cyliam, debes dejarme pasar.
- ¿En que me has mentido? Escuche lo que Farkon dijo. Dime la verdad, lo que sea o no te dejare pasar.
- Esta bien, pero cálmate y siéntate. Ambos nos sentamos, recostados contra el cristal para mirarnos cara a cara. - Cyliam, mi pequeña niña. Te engañe y te hice creer que era algo que no era para que confiaras en mi.
- Ya lo se, eres un maldito demonio, y un mentiroso. Me tape la cara con las manos y rompí a llorar amargamente. De nuevo las voces se alteraban, pitidos del hospital, doctores asustados, gritos de mi madre, gritos de Yurban.
- Escúchame, quería que te sintieras protegida. No supe lo que había pasado con Farkon hasta que llegue al castillo, quería que al menos me vieras como un amigo que podría ayudarte, no como el padre de quien te maltrato.
- ¿De verdad piensas que voy a creerme tu paternal cuento? Dije golpeando el cristal invisible.
- Eso es verdad, todo lo que te conté era verdad, a excepción que no soy un dios, soy un demonio, antiguo y poderoso, pero, si hubiera querido matarte, ¿No crees que lo habría hecho esta tarde en nuestro combate? y ademas ¿porque estaría aquí si no quisiera realmente ayudarte y salvarte?

Aquella frase fue lógica aplastante que me golpeo con fuerza. Me levante del suelo y me seque las lagrimas intentando esbozar una sonrisa. Necesitaba ser abrazada en ese momento por alguien, de nuevo me lance hacia el cristal el cual esta vez cedió y caí a los brazos de Chris que me abrazo con fuerza y acaricio mi cabello.

- Shhh, ya paso mi niña, se acabaron las mentiras, te prometo que no dejare que te pase nada malo mientras estés a mi lado. Venga mírame y deja de llorar, quiero ver como sonríes. Su mano acaricio con dulzura mi mentón levantando mi rostro hacia el, ahora comprendía aquellos ojos negros, eran los ojos de un demonio, pero esta vez no me asustaron, brillaban como una joya y el sonreía amablemente. Yo también sonreí y cuando iba a darle las gracias se abalanzo sobre mi, besándome con una pasión y una dulzura que nunca antes habría podido pensar que existiera. En ese momento quería separarme y gritarle, pero me transmitió tanta paz que pensé que era un momento que debía permitirle y permitirme. - Venga ahora tenemos que despertar a tu cuerpo astral para que regreses a tu cuerpo físico.

- ¿Y que haré si me preguntan? Mire espantada.
- Diles la verdad. No sabes que es lo que ha pasado. Realmente no sabemos porque ha pasado esto, actúa con naturalidad y disfruta. No nos veremos en unos días. Debemos dejar a tus padres que se relajen después del susto, O quizás si, mientras duermas puedo atraerte si quieres, podrías venir a mi fiesta de fin de año y bailar conmigo. Pero ya lo hablaremos. Pero antes de que despiertes debo contarte otra verdad.

Se hizo un silencio incomodo entre ambos, yo me aleje de el y lo mire con desconfianza y algo de miedo, ¿que mentiras mas me había contado u ocultado? El impidió que me alejara demasiado de el agarrándome con suavidad de las muñecas, se inclino mirándome fijamente a los ojos. - Cyliam, nunca podría hacer nada que te dañara porque en verdad creo que me he enamorado de ti y creo que tu también sientes algo parecido por mi aunque ahora se que desconfiaras de mi por mis mentiras, pero espero que me des una ultima oportunidad para demostrarte que de verdad no pretendo hacerte ningún mal....

Y así, como si nada, desperté sobresaltada golpeándome con la frente de Yurban. La cual se lanzo sobre mi llorando y abrazándome como si fuera una mascota. Tenia demasiada información sobre mi cabeza para responder racionalmente a la cercanía de Yurban, pero por alguna extraña razón ella consigo calmar mis nervios. - Pensé que te íbamos a perder para siempre. Dijo secándose las lagrimas. Yo sonreí tímidamente y negué con la cabeza. - Mala hierba nunca muere solemos decir los humanos. Respondí abrazándola con fuerza.

Al poco Chris se asomo por la puerta, me mando callar con un dedo y yo simplemente me quede mirándole esperando que podría decirme.
- Niña deberías dormirte ya. Voy a mandarte de nuevo a tu lugar, tu familia esta preocupada, intentare estar cerca de ti en los próximos días, los médicos humanos no dejaran que te vayas a tu casa tan fácilmente pero intentare que sea breve la estancia en aquel hospital.
Yo asentí, por lo visto Chris habría podido pasar de incógnito por el hospital donde mi cuerpo aun permanecía comatoso pero estable y se había infiltrado entre los médicos que se encargaban de mi. Yurban salio rápidamente de la habitación y yo no tarde mucho en caer dormida, pero aquel sueño se truncaba duro y pesado y los sueños se entrelazaban con las palabras de Chris taladrando mi cabeza, así fue como comenzó una terrible pesadilla que por desgracia parecía querer retrasar mi llegada al plano físico.