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jueves, 16 de octubre de 2014

Va a haber un baile

Pasaron días, semanas e incluso meses, me enfrasque en los estudios y aun así mis notas no se elevaban, seguía siendo el mismo desastre para los estudios y sobre todo para las matemáticas.

Cada viernes por la tarde una soporífera clase de matemáticas remataba la semana, una interminable hora que siempre acababa en examen, un examen en el que daba tiempo a cualquier cosa menos a contestar a esos complejos problemas de ecuaciones.
Solía pasarme esa hora al completo mirando por la ventana mientras mis compañeros de clase sudaban para contestar las preguntas, otras veces me dedicaba a dibujar, bueno, antes de hacer estas dos cosas siempre intentaba contestar a alguno de los problemas y muy de vez en cuando aparecían problemas que eran sencillos de resolver, pero siempre a la semana siguiente cuando nos daban los resultados, siempre la nota no llegaba al cinco, se quedaba raspado otras veces un cero coma cinco me sacaba una sonrisa y muy pocas veces ver un cinco en la nota del examen me dejaba con cara de imbécil, incrédula de haber obtenido aquella nota.

En cuanto a los fines de semana... aquello sí que era un autentico desastre, magia, demonios y dioses habían quedado al margen de las conversaciones entre amigos, ahora simplemente nos reuníamos en casa de Nacho para ver una película, hablar de novios, novias, chicos y chicas y para jugar en la vídeo consola de su hermano.

Ser humana es insufrible y vivir una vida así de aburrida incluso más.
Pero aquel fin de semana en el que la primavera estaba al caer decidí que no seguiría con esa vida tan aburrida, si iba a ver una película y quedarme en una casa seria en la mía, no me apetecía salir de mi casa para encerrarme en otra diferente. Y eso hice me quede en mi cómoda cama mirando las manchas del techo como si nada fuera conmigo.

- ¿No vas a salir con tus amigos hoy? Pregunto mi madre asomada en mi puerta. - No, hoy no. Me quedare a descansar este fin de semana tranquilamente. No era un plan típico en mis fines de semana y seguramente sería el más aburrido de mi vida, pero actualmente mis amigos también resultaban aburridos.
Fue una tarde noche algo larga, tuve tiempo de sobra para terminar los deberes impuestos e incluso para adelantar algún que otro trabajo escolar, tiempo de sobra para leer algún libro de mi pila de pendientes, ver una película de esas que casi hacen que entres en coma de lo malas que son, incluso recoger mi dormitorio. Para cuando quise darme cuenta el reloj marcaba ya las doce de la noche, pues si que había tenido tiempo para aburrirme y sobretodo sin saber como había conseguido hacer muchísimas cosas.
Me puse el pijama y encendí la radio, la luz azul de la pantalla iluminaba tétricamente la habitación, puse mi disco de música favorito, música zen, relajante, y me introduje lentamente en mi cama con un largo suspiro.

Los sonidos armoniosos, las voces delicadas me mecían como una madre mece al bebe en sus brazos, poco a poco y abrazada por aquella melodía fui adormilándome, no tarde mucho en acomodarme dentro de la cama abrazada a mi peluche favorito y tapada hasta la nariz con mi edredón, como no y aunque me tapara casi hasta las orejas siempre dejaba una de mis piernas desnuda fuera del edredón, a mi padre eso le desquiciaba y cuando entraba a mi cuarto a darme el beso de buenas noches no dudaba un segundo en meterme la pierna bajo el edredón, aunque eso no duraba mucho pues cuando cerraba la puerta de nuevo como si tuviera un resorte la pierna se quedaba colgando sobre el colchón al fresco nocturno.
Poco a poco fui sintiendo como mi cuerpo se sentía más liviano y mi mente dejaba de reaccionar a los estímulos externos, estaba quedándome completa y profundamente dormida.

O eso creía yo, algo en mi hizo que botara sobre la cama, asustada abrí los ojos para encontrarme con una cálida sonrisa y unos largos cabellos negros reposando sobre mis mejillas. - ¿Yurban?
- Bienvenida a casa de nuevo. Contesto jovialmente mientras me destapaba. - ¿Pero qué hago yo aquí? Justo estaba quedándome dormida y de golpe algo me hizo saltar y ahora... Quizás aun estaba dormida y esto era un sueño.
- Ese salto o caída que has sentido ha sucedido porque tu cuerpo astral acaba de proyectarse hasta aquí. A veces pareces nueva. Dijo tras una risotada burlona la joven diablesa. - Teníamos ganas de volver a verte y saber de ti, así que hemos insistido he insistido hasta que padre no ha podido hacer otra cosa que atraerte. ¡Vamos a tener un baile! Yurban parecía estar demasiado emocionada y yo seguía aun conmocionada por la situación. Ni quise preguntar a que baile se refería, de hecho ya era bastante extraño ver emocionada a Yurban y mas verla emocionada por un baile. - Vamos, vístete y baja al salón te explicaremos detalladamente sobre el baile. Va a ser espectacular.

Espectacular iba a ser sin duda, sobretodo porque a mí eso de bailar pues como que no es que se me diera demasiado bien, cuando una es un pato mareado da igual como lo mires, que siempre va a ser  un desastre, podría presumir de muchas cosas, pero de coordinación motriz no.

Y allí estaban los cuatros sentados cómodamente en sus sillones y sofás, Rubin saludo con la cabeza, Farkon creo que intento esbozar una sonrisa que resulto ser algo muy macabro y Yurban os podéis imaginar, saltaba sobre su asiento mientras aplaudía emocionada y sonreía como una niña. Chris fue el único que se levanto como un caballero y me tendió la mano para luego besarme la mía ante mi cara de espanto. Si, olvidaba que aquí se quedaron estancados en esa dichosa edad media.
- ¿Estas preparada para nuestro baile? Pregunto Chris mientras me acompañaba hasta el sofá. - Pues no, no sé bailar y no sé qué tipo de bailes acostumbráis a tener aquí.
- Tranquila, te explicaremos todo al detalle y te enseñaremos a bailar como si lo hubieras hecho toda tu vida.

Y voy yo y me lo creo, pensé mientras me dejaba caer sobre el sofá.