Las campanadas avisaron de la hora acordada, mire a todas partes pero no vi ningún reloj, eso me entristeció un poco, a menudo solía quedarme embobada mirando relojes antiguos, era como una de mis debilidades.
Me levante del sillón donde me había quedado traspuesta, me desperece y estire.
Al cruzar la puerta que daba al patio casi me caigo del susto, todo estaba oscuro y arriba del todo una enorme y blanca luna llena iluminaba el patio, también algunos fuegos fatuos danzaban por el lugar iluminando y creando juegos de sombras.
Y allí estaba el, el divino dios, con unos pantalones negros y una camiseta blanca, esperándome.
- ¿Llego tarde? Pregunte curiosa mirando la gran luna llena.
- No, pero me pareció que era el mejor panorama para una buena pelea.
- ¿Lo dices por el romanticismo de la luna? Pregunte sarcásticamente. - Pero no entiendo el porque no hay ninguna estrella.
- Eso forma parte de las normas de nuestra pelea, veras cada vez que tu aciertes a darme un golpe se iluminada una estrella de plata, si acierto a golpearte yo a ti sera una estrella de oro.
- Entendido, supongo que hay mas normas, ¿no? Quiero saberlas todas, y luego quiero que hablemos del premio que tendrá el ganador. Esta vez me sentía con fuerzas para poderlo todo, y mi premio iba a estaba como el as bajo mi manga.
- Sencillo, combate cuerpo a cuerpo, sin armas ni magia. Sobre los premios, ¿que deseáis, niña, conseguir si ganáis?
- Mi libertad, quiero que me dejéis volver a mi plano, no se cuanto tiempo llevo aquí ni como transcurre el tiempo en los diferentes planos, así que deseo volver a mi casa. Conteste algo temblorosa, sabia que debía ganar, necesitaba volver a mi casa con mi familia.
- Vale, concedido, pero si gano yo, tu te quedaras aquí, hasta que yo lo crea conveniente y dejaras de seguir pidiendo volver a casa, esperaras pacientemente y yo mismo seré quien te guié para volver a tu casa.
Así pues, marcadas las normas Yurban, Rubin y Farkon se acercaron para ser testigos y jueces en el combate.
Yo fui la primera en dar el primer paso, pero no el primer golpe, el lo esquivo hábilmente, pero volví a atacar hacia el lado contrario lanzando un puñetazo que a penas llego a rozarle, pero con eso valía, la primera estrella de plata ya brillaba en el cielo.
Sonreí maliciosamente y volví al ataque, debía confundirlo antes de atacar, pero el inmóvil observaba atentamente mis movimientos y notado nada en lanzar su primer golpe, al que le siguieron varios mas, uno detrás de otro.
Ahora estaba tirada de espaldas en el suelo con Chris sobre mi inmovilizandome por las muñecas, me revolví y le aseste un cabezazo en la nariz, aquel golpe fue aplaudido por los hijos de Chris y eso me subió el animo, estando Chris tirado en el suelo volví a rematarlo, pero el fue mas rápido, me atrapo por la espalda retorciéndome el brazo contra la espalda y jactándose de mis aullidos de dolor, yo respondí, primero con un pisotón, después una coz a su espinilla y de nuevo un cabezazo a su nariz.
- Maldita seas, me has roto la nariz. Grito limpiándose la sangre que caía a borbotones por sus labios.
No deje que descansara y aun preocupado por su nariz le golpee con todas las fuerzas sobre el pecho y en su retroceso aproveche para estamparle una patada en el estomago.
Chris tosía y escupía sangre en el suelo, se acurruco haciéndose una pelota quejosa y lastimera, me acerque, quizás me había pasado, pero estaba claro que era incapaz de levantarse del suelo y yo tenia una gran ventaja sobre el.
Pero no fue así, en cuanto me agache me tiro contra el suelo comenzó a golpearme una y otra vez puñetazos en la cara, a penas podía moverme, solo suplicar. - Ya, vale, por favor, detente. Aullé dolorida. Sentí su mano en mi cuello. - Ahora conoces el juego sucio, aprende a jugar así y vivirás en este lugar. Dijo susurrándome al oído. - Ten piedad, del herido y tu seras la próxima en morir.
- Lo se. Dije a la vez que golpeaba con mi rodilla en sus nobles partes y le provocaba un aullido atronador.
Ambos estábamos exhaustos y jadeantes tirados en el suelo. Yurban detuvo el combate y Farkon y Rubin nos levantaron del suelo. Me dolía hasta el alma, sentía que mi cara estaba rota por mil partes, Farkon acerco un pequeño frasco y me obligo a beber aquel liquido de color marrón y sabor horrible, un calor me invadió por completo y sentí que alguna de mis fuerzas volvían pero, el dolor, eso no desaparecía, cerré los ojos y me deje llevar, de nuevo estaba inconsciente y mal herida en los brazos de Farkon.
- Cuando despierten les daremos el resultado. Rubin puede ocuparse de padre el solo. Yurban tu ven con la guardiana y conmigo, ella a acabado peor. - Esto debía ser un juego y mira como hemos acabado. Presiento que algo malo esta a punto de suceder. Dijo Farkon a su hermana que sostenía una de mis manos entre las suyas. - Cállate la boca, harto daño has hecho tu ya como que ahora te pongas en plan cuidador y preocupado.
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