- ¿Qué diablos quieres Farkon? Pregunte
molesta mientras aun refunfuñaba dentro de mí. - Sin que sirva de precedente,
vengo a salvarte. Bailaremos juntos, sonreiremos y nos reiremos de los
comentarios de los demás, luego tomaremos una copa de vino, iras a saludar a Su
Majestad y después de eso, yo, mi querida guardiana, te sacare de esta jaula de
ricos.
Le mire atónita, hablaba muy seguro de sí
mismo, como si ya hubiera hecho aquello mil veces. - ¿Cual es la trampa? Su
rostro miro con dudas. - Vaya, pues gracias por no fiarte de mí, yo solo
comprendo tu malestar y quiero ayudarte, no voy a pretender nada contigo, ya
bastante escaldado he quedado con mi padre.
De nuevo nos unimos al baile, mas de una
docena de parejas de demonios bailaban como si yo no fuera más que otra mas,
eso me tranquilizaba, pero no la duración del baile, parecía interminable,
vuelta para aquí, vuelta para allá, ahora chocando las manos, girando mientras
nos miramos, miradas coquetas, madre mía, aquello era pijilandia.
Finalmente la gente parecía dispersarse,
el baile había finalizado, en realidad tan solo aquella pieza, pero no fue difícil
escabullirse, Farkon camino tras de mi hasta una mesa donde varias copas
brillaban relucientes llenas de diferentes caldos. - Puedes beber algo, no
pasara nada. Dijo Farkon alargando la mano para coger uno de los caldos de un
granate muy intenso. - Salvo estas, dudo mucho que la sangre sea de tu agrado.
Yo arrugue el gesto llevándome una mano al estomago. "Asquerosos", pensé
mirando varias veces las copas dudando si alguna en verdad seria vino o alguna
otra sorpresa.
Me tendió la mano y señalo con la cabeza
en dirección a Chris y el Rey, suspire torciendo el morro y acepte de mala gana
el ir, quizás ahora, la idea de tomarme una copa de vino no parecía tan
descabellada, apreté la mano del demonio haciéndole entender que antes de esas
presentaciones necesitaba distraer a mi mente, la idea pareció satisfacerle y
acerco su copa a la mía. - ¿Brindamos? Algo en su sonrisa consiguió calmar mis
nervios haciéndome sonreír de una manera jovial, ambos bebimos la copa casi de
un trago pero aprovechamos a llevarnos una copa cada uno para el camino.
- Que grato placer. ¿Así que tú eres la
famosa guardiana? El Rey atrapo mi mano con rapidez besándola con una pasión
que me abrumo, era extraño, más que extraño diría que molesto, algo en su aura
me hacia desconfiar. Intente no mostrar esos sentimientos y simplemente permanecí
callada mirándolo y examinándolo. A simple vista parecía un "hombre"
de lo más normal, su cabello era de color castaño, lo lleva baba recogido en
una pequeña coleta por lo que debía llevar media melena si se soltaba la
coleta, sus ojos eran también castaños o quizás chocolate pues eran más oscuros
de lo que esperaba, por lo demás era un hombre bastante más alto que yo, aunque
eso no era difícil de encontrar, cualquiera ya sea humano o demonio tendía a
ser más alto que yo, en cuanto a su complexión parecía ser fuerte, al menos mas
que Chris, tenía unos amplios hombros y por lo ajustado de su traje también su
pecho parecía ser grande, eso sin contar que no es que le faltaran bíceps, como
diría mi madre, un armario empotrado de esos que si te descuidas te dejan de calcomanía
en la pared.
- Encantada. Acerté a responder al fin
tras el examen del individuo. De nuevo lleve la copa de vino a mis labios, era
inevitable, bebí todo el caldo de un solo trago y mire a mí al rededor, algo en
mi mente me decía "-huye, huye ya condenada-"
- ¿Te encuentras bien niña? Chris acaricio
mi mentón delicadamente mirándome extrañado a la vez que achinaba los ojos como
intentando ver dentro de mi mente. Cerré los ojos y tome aire. - Si, pero no me
encuentro demasiado bien, me gustaría irme a descansar. Sentí la mano de Farkon
enredando sus dedos con los míos. - ¿Quieres que te acompañe? Pregunto
apretando mi mano. Asentí levemente pero en el momento en que íbamos a darnos
media vuelta una tercera mano se apoyo sobre mi hombro.
- A penas he podido conocerte, déjame que
yo te acompañe para poder conocerte algo más. El Rey parecía imponer su
voluntad sobre cualquier sentimiento, mire a Chris y Farkon ambos parecían
resignados y tan solo agacharon la cabeza. - Vale...
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