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jueves, 29 de enero de 2015

El baile que no terminaba nunca

- ¿Donde crees que vas? Pregunto risueño agarrándome de la mano y besándola como en un disimulo ante la mirada de su hermano. - Tranquilo Rubin, yo me encargare de ella, puedes descansar un rato. Dijo sonriendo. Tras la marcha de Rubin, Farkon se giro hacia mí pasándome un brazo sobre los hombros.

- ¿Qué diablos quieres Farkon? Pregunte molesta mientras aun refunfuñaba dentro de mí. - Sin que sirva de precedente, vengo a salvarte. Bailaremos juntos, sonreiremos y nos reiremos de los comentarios de los demás, luego tomaremos una copa de vino, iras a saludar a Su Majestad y después de eso, yo, mi querida guardiana, te sacare de esta jaula de ricos.

Le mire atónita, hablaba muy seguro de sí mismo, como si ya hubiera hecho aquello mil veces. - ¿Cual es la trampa? Su rostro miro con dudas. - Vaya, pues gracias por no fiarte de mí, yo solo comprendo tu malestar y quiero ayudarte, no voy a pretender nada contigo, ya bastante escaldado he quedado con mi padre.

De nuevo nos unimos al baile, mas de una docena de parejas de demonios bailaban como si yo no fuera más que otra mas, eso me tranquilizaba, pero no la duración del baile, parecía interminable, vuelta para aquí, vuelta para allá, ahora chocando las manos, girando mientras nos miramos, miradas coquetas, madre mía, aquello era pijilandia.
Finalmente la gente parecía dispersarse, el baile había finalizado, en realidad tan solo aquella pieza, pero no fue difícil escabullirse, Farkon camino tras de mi hasta una mesa donde varias copas brillaban relucientes llenas de diferentes caldos. - Puedes beber algo, no pasara nada. Dijo Farkon alargando la mano para coger uno de los caldos de un granate muy intenso. - Salvo estas, dudo mucho que la sangre sea de tu agrado. Yo arrugue el gesto llevándome una mano al estomago. "Asquerosos", pensé mirando varias veces las copas dudando si alguna en verdad seria vino o alguna otra sorpresa.
Me tendió la mano y señalo con la cabeza en dirección a Chris y el Rey, suspire torciendo el morro y acepte de mala gana el ir, quizás ahora, la idea de tomarme una copa de vino no parecía tan descabellada, apreté la mano del demonio haciéndole entender que antes de esas presentaciones necesitaba distraer a mi mente, la idea pareció satisfacerle y acerco su copa a la mía. - ¿Brindamos? Algo en su sonrisa consiguió calmar mis nervios haciéndome sonreír de una manera jovial, ambos bebimos la copa casi de un trago pero aprovechamos a llevarnos una copa cada uno para el camino.

- Que grato placer. ¿Así que tú eres la famosa guardiana? El Rey atrapo mi mano con rapidez besándola con una pasión que me abrumo, era extraño, más que extraño diría que molesto, algo en su aura me hacia desconfiar. Intente no mostrar esos sentimientos y simplemente permanecí callada mirándolo y examinándolo. A simple vista parecía un "hombre" de lo más normal, su cabello era de color castaño, lo lleva baba recogido en una pequeña coleta por lo que debía llevar media melena si se soltaba la coleta, sus ojos eran también castaños o quizás chocolate pues eran más oscuros de lo que esperaba, por lo demás era un hombre bastante más alto que yo, aunque eso no era difícil de encontrar, cualquiera ya sea humano o demonio tendía a ser más alto que yo, en cuanto a su complexión parecía ser fuerte, al menos mas que Chris, tenía unos amplios hombros y por lo ajustado de su traje también su pecho parecía ser grande, eso sin contar que no es que le faltaran bíceps, como diría mi madre, un armario empotrado de esos que si te descuidas te dejan de calcomanía en la pared.

- Encantada. Acerté a responder al fin tras el examen del individuo. De nuevo lleve la copa de vino a mis labios, era inevitable, bebí todo el caldo de un solo trago y mire a mí al rededor, algo en mi mente me decía "-huye, huye ya condenada-"
- ¿Te encuentras bien niña? Chris acaricio mi mentón delicadamente mirándome extrañado a la vez que achinaba los ojos como intentando ver dentro de mi mente. Cerré los ojos y tome aire. - Si, pero no me encuentro demasiado bien, me gustaría irme a descansar. Sentí la mano de Farkon enredando sus dedos con los míos. - ¿Quieres que te acompañe? Pregunto apretando mi mano. Asentí levemente pero en el momento en que íbamos a darnos media vuelta una tercera mano se apoyo sobre mi hombro.


- A penas he podido conocerte, déjame que yo te acompañe para poder conocerte algo más. El Rey parecía imponer su voluntad sobre cualquier sentimiento, mire a Chris y Farkon ambos parecían resignados y tan solo agacharon la cabeza. - Vale...

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