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sábado, 22 de diciembre de 2012

Una bruja llamada Nika

El despertador comenzó a sonar con fuerza, y levante de un golpe en la dirección equivocada a la mesa dándome un terrible cabezazo contra la pared que hizo retumbar casi media casa, todo esto acompañado de un alarido de dolor que por su puesto trajo a mi cuarto dos visitas inesperadas.

- ¿¡Carla estas bien!? Preguntaron al unisono mis padres con cara de asustados. Me lleve la mano a la frente mientras me cagaba en todo lo cagable. - Estoy bien, solo me asustó el despertador. De nuevo mire el despertador lo agarre con fuerza hasta clavarme las esquinas en la mano intentando centrar mi mirada en las manecillas que aun se veían borrosas por el cabezazo, eran mas de las diez y salte de la cama como un animal asustado. - ¡He quedado en media hora!

Mientras mis padres salían riéndose de mi habitación recogí lo que pude a toda prisa y me vestí aun mas rápido si podía  - Hoy no dormiré en casa, hemos quedado en casa de Nacho pero vamos a dormir todos en casa de Nika. Mi madre me miro con incredulidad. - ¿Los siete vais a dormir en su habitación  Yo afirme con la cabeza mientras metía el pijama en la mochila. - En el sofá cama caben cuatro y en la litera caben dos mas, ya se que estas pensando que sobra uno, eso ya lo apañaremos en el camino.

Al poco el móvil comenzó a sonar, era Nacho preguntando que donde me había metido yo le explique por encima que me había quedado dormida pero que estaba a punto de salir de casa y quince minutos después me encontré con ellos en el supermercado.
Estaban Jal, Nacho, Isi, Angie, Cris una amiga de Nika que habíamos conocido hacia muy poco, Nika y yo, los siete preparados para hacer unas compras e irnos a comer al rió y a jugar al voley.
- Te noto un poco agitada. Me pregunto Nika.
Mónica, o Nika como habíamos acostumbrado a llamarla últimamente  era amiga mía desde que solo teníamos cuatro años e íbamos a infantil, era una chica algo mas baja que yo, de piel canela, algo mas oscura que un moreno natural, tenia el pelo muy fino y grasiento lo cual había llevado a que fuera el haz me reír del colegio, pero yo siempre la trate como una hermana. Sus ojos eran marrones claro y era una chica un poco tímida y reservada, pero en general era una buena chica.

- No, bueno, ya te lo contare luego. Respondí mientras metía unos panecillos en la cesta.
Nika al igual que yo se había criado entre magia y era sin duda una buena bruja, quizás algo oscura, pero yo se que jamas le haría daño a nadie. Además de eso, nos considerábamos hermanas y meses atrás habíamos hecho un pacto de sangre para ser hermanas de sangre.
- ¿Oye Nika y tu como llevas el tema de la meditación? Pregunte desviando la atención.
- Bien, como siempre, supongo. Respondió sin sentimiento, vale aquel era un defecto de Nika, era una chica  parada, seca dirían algunos, y mostraba muy poco sentimiento por las cosas.

A la hora de la comida estábamos todos en el rió  extendiendo sobre unas toallas todo lo que habíamos comprado, embutidos, batidos, zumos, pan y como no dulces.
Tras comer, los demás se pusieron a colocar la red de voley, pero Nika y yo que no eramos precisamente aficionadas a los deportes de ningún tipo, nos quedamos descansando sobre las toallas, medio tomando el sol, medio esperando a que nos entrara ese sueño que suele venir tras la comida.
De pronto sentí que Nika se había quedado muy callada, casi dormida, me acerque a ella y la zarandee asustada. - ¿Pasa algo?
- No nada. Dijo con una media sonrisa. - Oye Nika, tengo que preguntarte algo importante. ¿Alguna vez has estado en un lago negro que tiene en medio una isla con un castillo y un bosque? Nika se tumbo de medio lado y me miro fijamente. - Si. Respondió sin pensárselo dos veces.

Me quede helada, tanto que fui incapaz de seguir la conversación  me tumbe boca arriba y me quede mirando las nubes como si no hubiéramos hablado en ningún momento. - ¿Porque me lo preguntaste? Pregunto Nika mirándome con seriedad. - Creo, que... anoche te vi, ibas con un vestido con una falda corta y acompañabas a un hombre de ojos amarillos.
Nika sonrió esta vez mostrando un sentimiento. - Si, estaba con Rubin, llevo quince días yendo al bajo astral. El corazón se me encogió sentí rabia porque no me lo hubiera contado pero a la vez sentí pánico por lo que la hubieran hecho. - ¿Porque no me lo has contado? Dije enfadada sentándome y mirándola con gran enfado. - No me permitían contarte nada, ¿ademas que hubiera cambiado si yo te lo contara? ¿Piensas que todo lo que te paso anoche no hubiera sucedido porque te lo hubiera contado? De nuevo Nika no mostraba sentimientos al decir las cosas, sentí ganas de ponerme a llorar de nuevo pero aguante mordiéndome la lengua.

- Te están engañando, los demonios son todos unos traicioneros. Ladré enfadada agachándome hacia ella para que los demás no se percataran de nada.
- Lo que te pasa es que tu no tienen fuerza para vencerlos, eso te da coraje. Yo no he tenido que pelearme y ellos no han hecho nada que yo no hubiera querido. Deberías dejar de ser tan buena, los dioses no te han dado nada, pero ellos pueden enseñarte un mundo nuevo y hacer que seas mas fuerte.
Yo golpee con la mano el suelo y la mire con todo el odio y desprecio que pude. - Me han violado, pegado y casi matado ¿y me insinúas que tengo que fiarme de ellos?
- Yo no te insinuó  tu sabrás que hacer, pero si quieres salir viva de allí empieza a coperar con tu demonio o seguramente no sobrevivirás  es verdad que has tenido mala suerte, Rubin es muy agradable conmigo, pero Farkon es muy suyo, es borde y arrogante pero es poderoso, simplemente complacele y dejara de tratarte mal. Dijo como si aquello fuera lo mas natural. - Vamos que lo que tu quieres que haga es que me venda como un trozo de carne y deje que... De pronto comencé a sentirme mal, mareada y con dolores en todos mis músculos  Me deje caer sobre la toalla temblando y acurrucándome  no me había percatado con la tensión de las terribles agujetas y dolores que tenia en mi cuerpo. Nika se agacho sobre mi y me miro con cierta preocupación  - Tranquila es normal que estés dolorida después de la noche que has tenido, pero con entrenamiento veras que los dolores desaparecen. Dijo Nika con una sonrisa de oreja a oreja. - ¿Disfrutas dejando que ese demonio haga lo que quiera con tu cuerpo? Me atreví a preguntar aun acurrucada sobre la toalla. - Si, aquí no puedo tener a alguien que me haga sentir tan bien como el, no es tan malo acostarse con un demonio.
Cerré los ojos y negué con la cabeza mientras la chistaba a que no dijera nada mas. - Me da asco pensar simplemente que para tenerlo contento te comportes así.

Después de esa conversación no hablamos mas en todo el día  cuando llegamos a la casa de Nika por la noche ambas fingimos que no había pasado nada, pasamos mas de media noche haciendo juegos y hablando de magia, cuando se mencionaba algo de demonios Nika y yo nos mirábamos y callábamos instantáneamente sin dar opiniones respecto al tema.

martes, 18 de diciembre de 2012

Rubin el serio y un dueño aterrador

Sinceramente, aquella gente, bueno aquellos demonios estaban locos, completa y absolutamente locos.
Me sumergí en aquel agua y nade un buen rato hasta que alguien entro en el baño, al girarme observe aquellos ojos amarillos que me miraban fijamente.

- Hola... No me dio tiempo a decir nada mas, o mejor dicho sentí que no debía decir nada mas, aquel hombre me miraba de un modo muy serio, nada agradable, me intimidaba incluso mas que Farkon, aunque en realidad Farkon no me intimidaba, directamente me daba miedo.

- Veo que estas mejor. Por tu seguridad, espero que hagas todo lo que se te diga y no vuelvas a causar problemas que me hagan perder el tiempo.
El permanecía inmóvil, con la mirada fija y los brazos cruzados. Decidí salir del agua, me sentía algo incomoda allí como si el pudiera verme a través del agua, me cubrí con la toalla rápidamente y le mire con cierta duda.

-  Gracias por lo de antes. Era raro, me sentía extraña frente a el. - ¿Porque me odias? Me atreví a preguntar, cosa que a el no pareció agradarle para nada.

-  No es que te odie, simplemente tu presencia aquí no me agrada. A todo esto, me llamo Rubin y soy el hermano mayor de Farkon y Yurban, así que quien manda en esta casa soy yo en ausencia de nuestro padre.

Era demasiado seco, me atrevería a decir que hasta me parecía prepotente, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta sin decir nada, yo por mi parte decidí seguirlo, a fin de cuentas, allí ya no tenia nada mas que hacer y tenia que volver con Farkon.
Cuando salí contemple el pasillo mas oscuro que antes y a Rubin que se alejaba casi con prisas. - Espera, necesito preguntarte algo. Dije del tirón antes de que el se alejara mas. - Dime. Contesto el sin darse la vuelta. - ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que llegue aquí  Rubin giro sobre sus tobillos mirándome extrañado. - Unas cuatro o cinco horas. Pero no te preocupes, en tu plano nadie lo habrá notado, todo pasa mucho mas deprisa aquí.

Creo que en ese momento mi cara se torno algo triste y apagada, y de pronto comencé a llorar de nuevo sin ninguna razón  - Escúchame guardiana. No te merece la pena seguir llorando aquí  eso solo va a conseguir que Farkon se enfade mas y que me des mas asco. Me sentía sola, abandonada a mi suerte en un lugar desconocido, con gente horrible que o me odiaban o intentaban aprovecharse de mi, no podía dejar de llorar y Rubin tampoco hacia nada por evitar que siguiera llorando, simplemente se alejo mientras hablaba a alguien, alce la vista y al fondo del pasillo con toda la oscuridad solo pude ver la figura de espaldas de una mujer que hizo que mi corazón se acelerara un segundo como si la conociera de algo, cuando ellos dos giraron en el pasillo y me quede mas sola que la una me senté en el suelo abrazándome las rodillas deseando salir de allí como fuera, pero por alguna razón  no lo conseguía  sabia que en mi plano, el plano físico dormía  mi cuerpo estaba dormido en mi cama, en mi casa pero yo no conseguía volver allí.

Pasado un rato, cuando por fin conseguí dejar de llorar volví al cuarto de Farkon, el estaba sentado en el escritorio leyendo algo y cuando me vio entrar se levanto sonriéndome  pero yo me lance contra el llorando desesperadamente mientras le abrazaba con fuerza. - ¿Y ahora porque lloras? El correspondió a mi abrazo, por primera vez se mostró compasivo conmigo, tierno y protector. - Yo quiero irme, no quiero estar aquí sola. Solloce escondiendo mi cara en su pecho, el me separo con suavidad, agarro con delicadeza mi mentón y me beso en la frente como nunca nadie, ni humano si quiera había hecho. - Aun tendrás que aprender a controlarlo, por ahora yo seré quien te haga volver a tu plano, pero solo lo haré cuando lo vea necesario y si me suplicas que te deje volver alargare tu estancia mas y mas. Y ahora deberías descansar un poco. Señalo la gran cama con la mano y yo me estremecí  los malos recuerdos que casi acababan de suceder en esa cama hicieron que negara con fuerza, sentí su mirada fría y tras eso un pequeño empujón, pero no podía ni quería volver a tumbarme en esa cama. - No, no quiero descansar. Dije yo en voz baja sin atreverme a mirarle a la cara, sus manos se posaron sobre mis hombros y me susurro con voz pausada que le obedeciera, pero de nuevo volví a negar con la cabeza sin moverme y el de nuevo me empujo haciendo que cada vez estuviera mas cerca de aquella pesadilla pero yo retrocedí  a penas pude hacerlo un paso porque el seguía detrás de mi. - Lección numero dos, si yo te digo que hagas algo, hazlo y no repliques. En ese momento me cogió en brazos sin darme tiempo a reaccionar, sentí la toalla que aun llevaba caerse y me tape con las manos asustada aunque el no pareció inmutarse por aquello, después de eso me dejo caer sobre la cama y rió sin dejar de mirarme fijamente. - Creo que sobra que te tapes, a fin de cuentas ya he visto todo lo que tenia que ver. Su risa había cesado y sus ojos se habían clavado en mi de una manera oscura y lujuriosa. - Duerme un poco. Dijo mientras me arropaba con aquellas sabanas negras.

- No quiero descansar, ni dormir, quiero irme de aquí  Refunfuñe dándole un manotazo en la mano y saliendo de la cama de un salto, el me agarro del brazo con fuerza tirando y agarrándome por el cuello con una fiera mirada me chisto para que me callara. - Estoy intentando ser agradable contigo pero si no me haces caso te juro que no pienso volver a contenerme, ahora te vas a tumbar, te vas a tapar, cerraras los ojos y te quedaras ahí hasta que te duermas o hasta que yo te lo diga ¿te lo he dejado bastante claro?
Afirme con la cabeza mientras miraba sus ojos ahora teñidos de un rojo sangre y por supuesto acabe haciendo lo que el me pedía  durante un rato estuve dando vueltas en aquella cama pero finalmente el sueño se apodero de mi.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Un extraño baño



La puerta se abrió de golpe, y un enfadadísimo Farkon se acerco hasta Yurban a  grandes y pesados pasos. - ¿Pero tu de que coño crees que vas? Esa chica es mía, solo mía y tu no tienes derecho a tocarla. Gritaba al tiempo que elevaba por el brazo a Yurban con violencia, la muchacha saco las uñas y lanzo un fiero zarpazo al rostro de Farkon, que de un salto se alejo.

- Eres una maldita niña engreída y malcriada que te crees que todos son de tu propiedad, pero esta no lo va a ser nunca. Dijo mientras se acariciaba los tres arañazos que tenia en la mejilla.
- Y tu eres un chulo, se supone que tenemos que protegerla y tu la has dado la paliza de su vida además de violarla.

Me incorpore gimiendo de dolor, con los ojos como platos y la boca medio abierta intente pronunciar algo pero caí al suelo de nuevo llorando desconsoladamente. - Mira lo que has hecho con ella. No puede levantarse y a penas es capaz de calmar sus lágrimas.
En ese preciso momento la puerta volvió a abrirse de golpe apareciendo tras el portazo el otro hombre de ojos amarillos, empujo a Farkon a un lado y se encaro hacia el con una mirada mas que seria. - Deberías empezar a comportarte de una vez. Dijo mientras lo empujaba a golpes hacia la pared.
Farkon golpeo el ultimo manotazo del joven. - Pensaba que queríais que la hiciera fuerte, para eso nos hemos encargado nosotros de este trabajo. Os dije a los dos que si queríais encargaros de ella y ninguno aceptasteis el trabajo. Haced lo que os de la gana. Dijo mientras se alejaba hacia la puerta.

- Farkon, no te he dado permiso para marcharte, tu tienes que protegerla y entrenarla, pero eso no implica que tengas que romperla los huesos. Yurban nos vamos, déjales solos, tienen mucho de que hablar. Yurban intento abrir la boca para protestar pero una mirada fulminante de aquel hombre hizo que afirmara con la cabeza y recogiera su ropa para seguirlo.
De nuevo me quede sola con Farkon, comencé a temblar esperando gritos o golpes, me encogí en el suelo cerrando los ojos con fuerza esperando algún castigo como el anterior pero no hubo ni una sola voz, casi ni lo escuchaba respirar, pero estaba tan atemorizada que no me atrevía a moverme.
Sentí por fin que se acercaba a mi y me agazape mas, como deseando desaparecer, pero el tan solo paso la mano por mi cabeza como intentando calmarme.

- En fin. Creo que no hemos empezado con buen pie. Dijo Farkon apoyando la mano sobre mi hombro, yo guarde silencio y permanecí inmóvil.
Sentí como se deshacía de su ropa y me mecía sobre el suelo con delicadeza como intentando que dejara de agazaparme como un conejillo asustado por un gato, finalmente consiguió que me soltara, pero yo permanecía con los ojos cerrados con fuerza, respirando lentamente como haciéndome pasar por muerta, pronto empecé a sentir como aquel agua comenzaba a rozarme, estaba tibia y producía una sensación de relax en mi.
Abrí un ojo y observe cautelosa, Farkon sonreía  aunque me parecía forzado a hacerlo, finalmente abrí los dos ojos y me quede mirándole fijamente. - ¿no te gusta el baño? Me pregunto mientras soltaba mis piernas y yo sentía como el agua llegaba hasta mi cintura, la impresión que me dio al sentir el calor subiendo por mi cuerpo hizo que me encaramara a su cuello asustada. - El agua no muerde, ¿lo sabias?
El se rió de una manera muy jovial y eso me asusto tanto que me solté de golpe sumergiéndome en aquel agua y chapoteando hasta que sentí como el me levantaba con sutileza por las axilas y continuaba riéndose.

Abrí los ojos de par en par, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando, me revolví y cuando caí de nuevo al agua me aparte de el nadando torpemente hasta el borde, pero el me siguió hasta acorralarme. - Lección numero uno, jamas le muestres tu miedo a un demonio. Y ahora dime, ¿que tal están tus heridas?
Me sorprendí tanto de aquella "lección" que intentaba enseñarme como de la pregunta, no obstante comencé a mirarme las muñecas y las zonas en donde antes había golpes y heridas, ya no me dolía nada, aun así quedaban rastros de las heridas. - Bien, supongo... ¿que clase de agua es esta?

El se alejo y salio de aquella pequeña piscina cubriéndose con un manto aterciopelado, yo por mi parte preferí quedarme en el agua, apoyando los brazos cruzados sobre el bordillo y dejando que mi cuerpo flotara relajadamente.

- No es agua y tampoco creo que quieras saber lo que es. Me contesto tirándome una toalla frente a mi, la cual a simple vista parecía ser muy suave y cálida. - Cuando te sientas mejor ve a verme, ya sabes donde estoy.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Yurban, la mujer con dos rostros

Sentia que cada parte de mi cuerpo dolia a horrores, a penas era capaz de moverme ni de abrir los ojos, intente incorporarme en la cama pero de nuevo estaba atada y esta vez incluso senti la presion de algo en mi cuello, me costaba respirar y el panico que sentia me atormentaba, escuche unos pasos acercarse al dormitorio, parecian pasos graciles, no como los de un hombre, con voz susurrante clame ayuda, a penas me salia la voz y las lagrimas se me saltaban inconscientemente.

La puerta chirrio y vi como se abria lentamente, era aquella chica que habia visto antes, la que se habia reido de mi al verme prisionera, pero esta vez no se rio, se acerco a mi lentamente y pude observar en su rostro la sorpresa de verme asi.

- Por favor ayudame. Suplique al borde del llanto, ella se inclino sobre mi y su rostro cambio por completo entristeciedose. - ¿Pero que clase de tortura te ha hecho? Yo no quise contestarla, me sentia avergonzada y humillada, ademas de completamente dolorida. - Por favor, yo no te he hecho nada malo, ayudame. Volvi a suplicar mientras se me escapaban las lagrimas y me retorcia en la cama sintiendo como las ataduras me oprimian la garganta obligandome a toser. - Tengo que hablar con alguien y vendre a ayudarte, te lo juro. Dijo la joven apartandome el pelo de la cara y secandome las lagrimas.

- Espera, no te vayas, dime como te llamas al menos.
- Soy Yurban. Contesto simplemente antes de salir del cuarto, pero antes de que cruzara el umbral yo susurre. - Gracias, Yurban...

Aquella joven corrio por los pasillos hasta llegar a una imponente puerta negra, no llamo y entro abruptamente. Alli habia otro hombre, algo mas joven de apariencia que el demonio Farkon, sus ojos eran amarillo brillante y su cabello castaño oscuro, su piel, a diferencia de los otros dos demonios no era tan clara, no llegaba a ser morena ni canela pero tenia mas color.
- Tienes que ayudarme. Espeto la muchacha. El hombre que parecia estar trabajando en alguna clase de pergaminos con simbolos a penas levanto la cabeza para hablar. - Yurban, te he dicho mil veces que llames antes de entrar, y que cuando la puerta esta cerrada y no entre abierta es que estoy ocupado para escuchar tus batallas de mazmorras.
- No es ninguna batalla, es por la chica, la humana esa de Farkon, casi la mata... Yurban no pudo terminar de hablar pues el hombre dejo caer una pluma negra sobre uno de los pergaminos dejando que se formara un pequeño charco de tinta. - ¿Como que casi la mata? Contesto sorprendido clavando la mirada en la chica. - Lo que oyes, la tiene atada en su cama, atada por el cuello.
- Lo siento Yurban, pero ya te he dicho muchas veces que no me gusta meterme en los lios de faldas de Farkon. No me interesa lo mas minimo las perversiones de Farkon con sus mujeres. Volvio a decir mientras murmuraba algo mirando el papel en el que la mancha de tinta comenzaba a desvanecerse lentamente.
- No es perversion, la ha pegado, esta llena de moratones y tiene un ojo hinchado, ademas, jamas me he preocupado por ningun humano, tu mejor que nadie sabes que los odio a todos, sean hombres y mujeres, pero... pero esa chica, por favor, me preocupa esa niña, solo es una cria, debe tener casi mi misma edad.
El hombre rompio a reir, recostandose en aquel sillon encuerado de color negro. - Vamos, tu tienes mas de un siglo, aparentas una edad humana pero no es tu edad propia, no me hagas reir ¿Que has visto en ella, un nuevo juguete que no quieres que Farkon estropee?
Yurban encolerizo y tiro por los suelos todas las cosas que habia en la mesa. - Escuchame lo que te digo. Si no me ayudas con esa niña juro que se lo contare todo a padre. La risa del hombre se detuvo en seco y se incorporo mirando seriamente a Yurban. - ¿De verdad estas preocupada? Jamas lo habias hecho. Ella asintio y se cruzo de brazos. - Ve a desatarla y llevala al baño. Ahora ire yo para alla.

Yurban corrio de nuevo al dormitorio, senti sus pasos acercarse al cuarto, senti como las ataduras se aflojaban y ella me cogia en brazos, por primera vez desde que habia pisado el bajo astral senti humanidad en un demonio, aquella chica, Yurban, me habia salvado.

- Tranquila, te llevare a un sitio donde te curaras mas rapido.
Senti calor y humedad, abri los ojos levemente para poder contemplar aquella maravilla que nada se parecia al resto del castillo, un amplio baño en marmol blanco, con altas columnas decoradas con bestias mitologicas y enredaderas, todo blanco y luminoso. Yurban me dejo en el suelo, estaba calido y podia escuchar el murmullo del agua a mi lado.
Gire la cabeza y vi una amplia piscina, sus aguas eran blancas y semitransparentes, como leche, rei con dificultad acordandome de eso que habia leido de los baños de Cleopatra en leche de burra.

Yurban se quito la ropa y vi su cuerpo moreno, me extrañe mucho pues habria jurado que su piel era casi tan blanca como la mia. Era joven, casi como yo, cuando se iba a meter en el agua, un fuerte ruido nos interrumpio y un grito atronador hizo que Yurban se agachara asustada poniendose a mi lado con los brazos abiertos.