Sinceramente, aquella gente, bueno aquellos demonios estaban locos, completa y absolutamente locos.
Me sumergí en aquel agua y nade un buen rato hasta que alguien entro en el baño, al girarme observe aquellos ojos amarillos que me miraban fijamente.
- Hola... No me dio tiempo a decir nada mas, o mejor dicho sentí que no debía decir nada mas, aquel hombre me miraba de un modo muy serio, nada agradable, me intimidaba incluso mas que Farkon, aunque en realidad Farkon no me intimidaba, directamente me daba miedo.
- Veo que estas mejor. Por tu seguridad, espero que hagas todo lo que se te diga y no vuelvas a causar problemas que me hagan perder el tiempo.
El permanecía inmóvil, con la mirada fija y los brazos cruzados. Decidí salir del agua, me sentía algo incomoda allí como si el pudiera verme a través del agua, me cubrí con la toalla rápidamente y le mire con cierta duda.
- Gracias por lo de antes. Era raro, me sentía extraña frente a el. - ¿Porque me odias? Me atreví a preguntar, cosa que a el no pareció agradarle para nada.
- No es que te odie, simplemente tu presencia aquí no me agrada. A todo esto, me llamo Rubin y soy el hermano mayor de Farkon y Yurban, así que quien manda en esta casa soy yo en ausencia de nuestro padre.
Era demasiado seco, me atrevería a decir que hasta me parecía prepotente, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta sin decir nada, yo por mi parte decidí seguirlo, a fin de cuentas, allí ya no tenia nada mas que hacer y tenia que volver con Farkon.
Cuando salí contemple el pasillo mas oscuro que antes y a Rubin que se alejaba casi con prisas. - Espera, necesito preguntarte algo. Dije del tirón antes de que el se alejara mas. - Dime. Contesto el sin darse la vuelta. - ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que llegue aquí Rubin giro sobre sus tobillos mirándome extrañado. - Unas cuatro o cinco horas. Pero no te preocupes, en tu plano nadie lo habrá notado, todo pasa mucho mas deprisa aquí.
Creo que en ese momento mi cara se torno algo triste y apagada, y de pronto comencé a llorar de nuevo sin ninguna razón - Escúchame guardiana. No te merece la pena seguir llorando aquí eso solo va a conseguir que Farkon se enfade mas y que me des mas asco. Me sentía sola, abandonada a mi suerte en un lugar desconocido, con gente horrible que o me odiaban o intentaban aprovecharse de mi, no podía dejar de llorar y Rubin tampoco hacia nada por evitar que siguiera llorando, simplemente se alejo mientras hablaba a alguien, alce la vista y al fondo del pasillo con toda la oscuridad solo pude ver la figura de espaldas de una mujer que hizo que mi corazón se acelerara un segundo como si la conociera de algo, cuando ellos dos giraron en el pasillo y me quede mas sola que la una me senté en el suelo abrazándome las rodillas deseando salir de allí como fuera, pero por alguna razón no lo conseguía sabia que en mi plano, el plano físico dormía mi cuerpo estaba dormido en mi cama, en mi casa pero yo no conseguía volver allí.
Pasado un rato, cuando por fin conseguí dejar de llorar volví al cuarto de Farkon, el estaba sentado en el escritorio leyendo algo y cuando me vio entrar se levanto sonriéndome pero yo me lance contra el llorando desesperadamente mientras le abrazaba con fuerza. - ¿Y ahora porque lloras? El correspondió a mi abrazo, por primera vez se mostró compasivo conmigo, tierno y protector. - Yo quiero irme, no quiero estar aquí sola. Solloce escondiendo mi cara en su pecho, el me separo con suavidad, agarro con delicadeza mi mentón y me beso en la frente como nunca nadie, ni humano si quiera había hecho. - Aun tendrás que aprender a controlarlo, por ahora yo seré quien te haga volver a tu plano, pero solo lo haré cuando lo vea necesario y si me suplicas que te deje volver alargare tu estancia mas y mas. Y ahora deberías descansar un poco. Señalo la gran cama con la mano y yo me estremecí los malos recuerdos que casi acababan de suceder en esa cama hicieron que negara con fuerza, sentí su mirada fría y tras eso un pequeño empujón, pero no podía ni quería volver a tumbarme en esa cama. - No, no quiero descansar. Dije yo en voz baja sin atreverme a mirarle a la cara, sus manos se posaron sobre mis hombros y me susurro con voz pausada que le obedeciera, pero de nuevo volví a negar con la cabeza sin moverme y el de nuevo me empujo haciendo que cada vez estuviera mas cerca de aquella pesadilla pero yo retrocedí a penas pude hacerlo un paso porque el seguía detrás de mi. - Lección numero dos, si yo te digo que hagas algo, hazlo y no repliques. En ese momento me cogió en brazos sin darme tiempo a reaccionar, sentí la toalla que aun llevaba caerse y me tape con las manos asustada aunque el no pareció inmutarse por aquello, después de eso me dejo caer sobre la cama y rió sin dejar de mirarme fijamente. - Creo que sobra que te tapes, a fin de cuentas ya he visto todo lo que tenia que ver. Su risa había cesado y sus ojos se habían clavado en mi de una manera oscura y lujuriosa. - Duerme un poco. Dijo mientras me arropaba con aquellas sabanas negras.
- No quiero descansar, ni dormir, quiero irme de aquí Refunfuñe dándole un manotazo en la mano y saliendo de la cama de un salto, el me agarro del brazo con fuerza tirando y agarrándome por el cuello con una fiera mirada me chisto para que me callara. - Estoy intentando ser agradable contigo pero si no me haces caso te juro que no pienso volver a contenerme, ahora te vas a tumbar, te vas a tapar, cerraras los ojos y te quedaras ahí hasta que te duermas o hasta que yo te lo diga ¿te lo he dejado bastante claro?
Afirme con la cabeza mientras miraba sus ojos ahora teñidos de un rojo sangre y por supuesto acabe haciendo lo que el me pedía durante un rato estuve dando vueltas en aquella cama pero finalmente el sueño se apodero de mi.
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