El despertador comenzó a sonar con fuerza, y levante de un golpe en la dirección equivocada a la mesa dándome un terrible cabezazo contra la pared que hizo retumbar casi media casa, todo esto acompañado de un alarido de dolor que por su puesto trajo a mi cuarto dos visitas inesperadas.
- ¿¡Carla estas bien!? Preguntaron al unisono mis padres con cara de asustados. Me lleve la mano a la frente mientras me cagaba en todo lo cagable. - Estoy bien, solo me asustó el despertador. De nuevo mire el despertador lo agarre con fuerza hasta clavarme las esquinas en la mano intentando centrar mi mirada en las manecillas que aun se veían borrosas por el cabezazo, eran mas de las diez y salte de la cama como un animal asustado. - ¡He quedado en media hora!
Mientras mis padres salían riéndose de mi habitación recogí lo que pude a toda prisa y me vestí aun mas rápido si podía - Hoy no dormiré en casa, hemos quedado en casa de Nacho pero vamos a dormir todos en casa de Nika. Mi madre me miro con incredulidad. - ¿Los siete vais a dormir en su habitación Yo afirme con la cabeza mientras metía el pijama en la mochila. - En el sofá cama caben cuatro y en la litera caben dos mas, ya se que estas pensando que sobra uno, eso ya lo apañaremos en el camino.
Al poco el móvil comenzó a sonar, era Nacho preguntando que donde me había metido yo le explique por encima que me había quedado dormida pero que estaba a punto de salir de casa y quince minutos después me encontré con ellos en el supermercado.
Estaban Jal, Nacho, Isi, Angie, Cris una amiga de Nika que habíamos conocido hacia muy poco, Nika y yo, los siete preparados para hacer unas compras e irnos a comer al rió y a jugar al voley.
- Te noto un poco agitada. Me pregunto Nika.
Mónica, o Nika como habíamos acostumbrado a llamarla últimamente era amiga mía desde que solo teníamos cuatro años e íbamos a infantil, era una chica algo mas baja que yo, de piel canela, algo mas oscura que un moreno natural, tenia el pelo muy fino y grasiento lo cual había llevado a que fuera el haz me reír del colegio, pero yo siempre la trate como una hermana. Sus ojos eran marrones claro y era una chica un poco tímida y reservada, pero en general era una buena chica.
- No, bueno, ya te lo contare luego. Respondí mientras metía unos panecillos en la cesta.
Nika al igual que yo se había criado entre magia y era sin duda una buena bruja, quizás algo oscura, pero yo se que jamas le haría daño a nadie. Además de eso, nos considerábamos hermanas y meses atrás habíamos hecho un pacto de sangre para ser hermanas de sangre.
- ¿Oye Nika y tu como llevas el tema de la meditación? Pregunte desviando la atención.
- Bien, como siempre, supongo. Respondió sin sentimiento, vale aquel era un defecto de Nika, era una chica parada, seca dirían algunos, y mostraba muy poco sentimiento por las cosas.
A la hora de la comida estábamos todos en el rió extendiendo sobre unas toallas todo lo que habíamos comprado, embutidos, batidos, zumos, pan y como no dulces.
Tras comer, los demás se pusieron a colocar la red de voley, pero Nika y yo que no eramos precisamente aficionadas a los deportes de ningún tipo, nos quedamos descansando sobre las toallas, medio tomando el sol, medio esperando a que nos entrara ese sueño que suele venir tras la comida.
De pronto sentí que Nika se había quedado muy callada, casi dormida, me acerque a ella y la zarandee asustada. - ¿Pasa algo?
- No nada. Dijo con una media sonrisa. - Oye Nika, tengo que preguntarte algo importante. ¿Alguna vez has estado en un lago negro que tiene en medio una isla con un castillo y un bosque? Nika se tumbo de medio lado y me miro fijamente. - Si. Respondió sin pensárselo dos veces.
Me quede helada, tanto que fui incapaz de seguir la conversación me tumbe boca arriba y me quede mirando las nubes como si no hubiéramos hablado en ningún momento. - ¿Porque me lo preguntaste? Pregunto Nika mirándome con seriedad. - Creo, que... anoche te vi, ibas con un vestido con una falda corta y acompañabas a un hombre de ojos amarillos.
Nika sonrió esta vez mostrando un sentimiento. - Si, estaba con Rubin, llevo quince días yendo al bajo astral. El corazón se me encogió sentí rabia porque no me lo hubiera contado pero a la vez sentí pánico por lo que la hubieran hecho. - ¿Porque no me lo has contado? Dije enfadada sentándome y mirándola con gran enfado. - No me permitían contarte nada, ¿ademas que hubiera cambiado si yo te lo contara? ¿Piensas que todo lo que te paso anoche no hubiera sucedido porque te lo hubiera contado? De nuevo Nika no mostraba sentimientos al decir las cosas, sentí ganas de ponerme a llorar de nuevo pero aguante mordiéndome la lengua.
- Te están engañando, los demonios son todos unos traicioneros. Ladré enfadada agachándome hacia ella para que los demás no se percataran de nada.
- Lo que te pasa es que tu no tienen fuerza para vencerlos, eso te da coraje. Yo no he tenido que pelearme y ellos no han hecho nada que yo no hubiera querido. Deberías dejar de ser tan buena, los dioses no te han dado nada, pero ellos pueden enseñarte un mundo nuevo y hacer que seas mas fuerte.
Yo golpee con la mano el suelo y la mire con todo el odio y desprecio que pude. - Me han violado, pegado y casi matado ¿y me insinúas que tengo que fiarme de ellos?
- Yo no te insinuó tu sabrás que hacer, pero si quieres salir viva de allí empieza a coperar con tu demonio o seguramente no sobrevivirás es verdad que has tenido mala suerte, Rubin es muy agradable conmigo, pero Farkon es muy suyo, es borde y arrogante pero es poderoso, simplemente complacele y dejara de tratarte mal. Dijo como si aquello fuera lo mas natural. - Vamos que lo que tu quieres que haga es que me venda como un trozo de carne y deje que... De pronto comencé a sentirme mal, mareada y con dolores en todos mis músculos Me deje caer sobre la toalla temblando y acurrucándome no me había percatado con la tensión de las terribles agujetas y dolores que tenia en mi cuerpo. Nika se agacho sobre mi y me miro con cierta preocupación - Tranquila es normal que estés dolorida después de la noche que has tenido, pero con entrenamiento veras que los dolores desaparecen. Dijo Nika con una sonrisa de oreja a oreja. - ¿Disfrutas dejando que ese demonio haga lo que quiera con tu cuerpo? Me atreví a preguntar aun acurrucada sobre la toalla. - Si, aquí no puedo tener a alguien que me haga sentir tan bien como el, no es tan malo acostarse con un demonio.
Cerré los ojos y negué con la cabeza mientras la chistaba a que no dijera nada mas. - Me da asco pensar simplemente que para tenerlo contento te comportes así.
Después de esa conversación no hablamos mas en todo el día cuando llegamos a la casa de Nika por la noche ambas fingimos que no había pasado nada, pasamos mas de media noche haciendo juegos y hablando de magia, cuando se mencionaba algo de demonios Nika y yo nos mirábamos y callábamos instantáneamente sin dar opiniones respecto al tema.
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sábado, 22 de diciembre de 2012
martes, 18 de diciembre de 2012
Rubin el serio y un dueño aterrador
Sinceramente, aquella gente, bueno aquellos demonios estaban locos, completa y absolutamente locos.
Me sumergí en aquel agua y nade un buen rato hasta que alguien entro en el baño, al girarme observe aquellos ojos amarillos que me miraban fijamente.
- Hola... No me dio tiempo a decir nada mas, o mejor dicho sentí que no debía decir nada mas, aquel hombre me miraba de un modo muy serio, nada agradable, me intimidaba incluso mas que Farkon, aunque en realidad Farkon no me intimidaba, directamente me daba miedo.
- Veo que estas mejor. Por tu seguridad, espero que hagas todo lo que se te diga y no vuelvas a causar problemas que me hagan perder el tiempo.
El permanecía inmóvil, con la mirada fija y los brazos cruzados. Decidí salir del agua, me sentía algo incomoda allí como si el pudiera verme a través del agua, me cubrí con la toalla rápidamente y le mire con cierta duda.
- Gracias por lo de antes. Era raro, me sentía extraña frente a el. - ¿Porque me odias? Me atreví a preguntar, cosa que a el no pareció agradarle para nada.
- No es que te odie, simplemente tu presencia aquí no me agrada. A todo esto, me llamo Rubin y soy el hermano mayor de Farkon y Yurban, así que quien manda en esta casa soy yo en ausencia de nuestro padre.
Era demasiado seco, me atrevería a decir que hasta me parecía prepotente, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta sin decir nada, yo por mi parte decidí seguirlo, a fin de cuentas, allí ya no tenia nada mas que hacer y tenia que volver con Farkon.
Cuando salí contemple el pasillo mas oscuro que antes y a Rubin que se alejaba casi con prisas. - Espera, necesito preguntarte algo. Dije del tirón antes de que el se alejara mas. - Dime. Contesto el sin darse la vuelta. - ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que llegue aquí Rubin giro sobre sus tobillos mirándome extrañado. - Unas cuatro o cinco horas. Pero no te preocupes, en tu plano nadie lo habrá notado, todo pasa mucho mas deprisa aquí.
Creo que en ese momento mi cara se torno algo triste y apagada, y de pronto comencé a llorar de nuevo sin ninguna razón - Escúchame guardiana. No te merece la pena seguir llorando aquí eso solo va a conseguir que Farkon se enfade mas y que me des mas asco. Me sentía sola, abandonada a mi suerte en un lugar desconocido, con gente horrible que o me odiaban o intentaban aprovecharse de mi, no podía dejar de llorar y Rubin tampoco hacia nada por evitar que siguiera llorando, simplemente se alejo mientras hablaba a alguien, alce la vista y al fondo del pasillo con toda la oscuridad solo pude ver la figura de espaldas de una mujer que hizo que mi corazón se acelerara un segundo como si la conociera de algo, cuando ellos dos giraron en el pasillo y me quede mas sola que la una me senté en el suelo abrazándome las rodillas deseando salir de allí como fuera, pero por alguna razón no lo conseguía sabia que en mi plano, el plano físico dormía mi cuerpo estaba dormido en mi cama, en mi casa pero yo no conseguía volver allí.
Pasado un rato, cuando por fin conseguí dejar de llorar volví al cuarto de Farkon, el estaba sentado en el escritorio leyendo algo y cuando me vio entrar se levanto sonriéndome pero yo me lance contra el llorando desesperadamente mientras le abrazaba con fuerza. - ¿Y ahora porque lloras? El correspondió a mi abrazo, por primera vez se mostró compasivo conmigo, tierno y protector. - Yo quiero irme, no quiero estar aquí sola. Solloce escondiendo mi cara en su pecho, el me separo con suavidad, agarro con delicadeza mi mentón y me beso en la frente como nunca nadie, ni humano si quiera había hecho. - Aun tendrás que aprender a controlarlo, por ahora yo seré quien te haga volver a tu plano, pero solo lo haré cuando lo vea necesario y si me suplicas que te deje volver alargare tu estancia mas y mas. Y ahora deberías descansar un poco. Señalo la gran cama con la mano y yo me estremecí los malos recuerdos que casi acababan de suceder en esa cama hicieron que negara con fuerza, sentí su mirada fría y tras eso un pequeño empujón, pero no podía ni quería volver a tumbarme en esa cama. - No, no quiero descansar. Dije yo en voz baja sin atreverme a mirarle a la cara, sus manos se posaron sobre mis hombros y me susurro con voz pausada que le obedeciera, pero de nuevo volví a negar con la cabeza sin moverme y el de nuevo me empujo haciendo que cada vez estuviera mas cerca de aquella pesadilla pero yo retrocedí a penas pude hacerlo un paso porque el seguía detrás de mi. - Lección numero dos, si yo te digo que hagas algo, hazlo y no repliques. En ese momento me cogió en brazos sin darme tiempo a reaccionar, sentí la toalla que aun llevaba caerse y me tape con las manos asustada aunque el no pareció inmutarse por aquello, después de eso me dejo caer sobre la cama y rió sin dejar de mirarme fijamente. - Creo que sobra que te tapes, a fin de cuentas ya he visto todo lo que tenia que ver. Su risa había cesado y sus ojos se habían clavado en mi de una manera oscura y lujuriosa. - Duerme un poco. Dijo mientras me arropaba con aquellas sabanas negras.
- No quiero descansar, ni dormir, quiero irme de aquí Refunfuñe dándole un manotazo en la mano y saliendo de la cama de un salto, el me agarro del brazo con fuerza tirando y agarrándome por el cuello con una fiera mirada me chisto para que me callara. - Estoy intentando ser agradable contigo pero si no me haces caso te juro que no pienso volver a contenerme, ahora te vas a tumbar, te vas a tapar, cerraras los ojos y te quedaras ahí hasta que te duermas o hasta que yo te lo diga ¿te lo he dejado bastante claro?
Afirme con la cabeza mientras miraba sus ojos ahora teñidos de un rojo sangre y por supuesto acabe haciendo lo que el me pedía durante un rato estuve dando vueltas en aquella cama pero finalmente el sueño se apodero de mi.
Me sumergí en aquel agua y nade un buen rato hasta que alguien entro en el baño, al girarme observe aquellos ojos amarillos que me miraban fijamente.
- Hola... No me dio tiempo a decir nada mas, o mejor dicho sentí que no debía decir nada mas, aquel hombre me miraba de un modo muy serio, nada agradable, me intimidaba incluso mas que Farkon, aunque en realidad Farkon no me intimidaba, directamente me daba miedo.
- Veo que estas mejor. Por tu seguridad, espero que hagas todo lo que se te diga y no vuelvas a causar problemas que me hagan perder el tiempo.
El permanecía inmóvil, con la mirada fija y los brazos cruzados. Decidí salir del agua, me sentía algo incomoda allí como si el pudiera verme a través del agua, me cubrí con la toalla rápidamente y le mire con cierta duda.
- Gracias por lo de antes. Era raro, me sentía extraña frente a el. - ¿Porque me odias? Me atreví a preguntar, cosa que a el no pareció agradarle para nada.
- No es que te odie, simplemente tu presencia aquí no me agrada. A todo esto, me llamo Rubin y soy el hermano mayor de Farkon y Yurban, así que quien manda en esta casa soy yo en ausencia de nuestro padre.
Era demasiado seco, me atrevería a decir que hasta me parecía prepotente, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta sin decir nada, yo por mi parte decidí seguirlo, a fin de cuentas, allí ya no tenia nada mas que hacer y tenia que volver con Farkon.
Cuando salí contemple el pasillo mas oscuro que antes y a Rubin que se alejaba casi con prisas. - Espera, necesito preguntarte algo. Dije del tirón antes de que el se alejara mas. - Dime. Contesto el sin darse la vuelta. - ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que llegue aquí Rubin giro sobre sus tobillos mirándome extrañado. - Unas cuatro o cinco horas. Pero no te preocupes, en tu plano nadie lo habrá notado, todo pasa mucho mas deprisa aquí.
Creo que en ese momento mi cara se torno algo triste y apagada, y de pronto comencé a llorar de nuevo sin ninguna razón - Escúchame guardiana. No te merece la pena seguir llorando aquí eso solo va a conseguir que Farkon se enfade mas y que me des mas asco. Me sentía sola, abandonada a mi suerte en un lugar desconocido, con gente horrible que o me odiaban o intentaban aprovecharse de mi, no podía dejar de llorar y Rubin tampoco hacia nada por evitar que siguiera llorando, simplemente se alejo mientras hablaba a alguien, alce la vista y al fondo del pasillo con toda la oscuridad solo pude ver la figura de espaldas de una mujer que hizo que mi corazón se acelerara un segundo como si la conociera de algo, cuando ellos dos giraron en el pasillo y me quede mas sola que la una me senté en el suelo abrazándome las rodillas deseando salir de allí como fuera, pero por alguna razón no lo conseguía sabia que en mi plano, el plano físico dormía mi cuerpo estaba dormido en mi cama, en mi casa pero yo no conseguía volver allí.
Pasado un rato, cuando por fin conseguí dejar de llorar volví al cuarto de Farkon, el estaba sentado en el escritorio leyendo algo y cuando me vio entrar se levanto sonriéndome pero yo me lance contra el llorando desesperadamente mientras le abrazaba con fuerza. - ¿Y ahora porque lloras? El correspondió a mi abrazo, por primera vez se mostró compasivo conmigo, tierno y protector. - Yo quiero irme, no quiero estar aquí sola. Solloce escondiendo mi cara en su pecho, el me separo con suavidad, agarro con delicadeza mi mentón y me beso en la frente como nunca nadie, ni humano si quiera había hecho. - Aun tendrás que aprender a controlarlo, por ahora yo seré quien te haga volver a tu plano, pero solo lo haré cuando lo vea necesario y si me suplicas que te deje volver alargare tu estancia mas y mas. Y ahora deberías descansar un poco. Señalo la gran cama con la mano y yo me estremecí los malos recuerdos que casi acababan de suceder en esa cama hicieron que negara con fuerza, sentí su mirada fría y tras eso un pequeño empujón, pero no podía ni quería volver a tumbarme en esa cama. - No, no quiero descansar. Dije yo en voz baja sin atreverme a mirarle a la cara, sus manos se posaron sobre mis hombros y me susurro con voz pausada que le obedeciera, pero de nuevo volví a negar con la cabeza sin moverme y el de nuevo me empujo haciendo que cada vez estuviera mas cerca de aquella pesadilla pero yo retrocedí a penas pude hacerlo un paso porque el seguía detrás de mi. - Lección numero dos, si yo te digo que hagas algo, hazlo y no repliques. En ese momento me cogió en brazos sin darme tiempo a reaccionar, sentí la toalla que aun llevaba caerse y me tape con las manos asustada aunque el no pareció inmutarse por aquello, después de eso me dejo caer sobre la cama y rió sin dejar de mirarme fijamente. - Creo que sobra que te tapes, a fin de cuentas ya he visto todo lo que tenia que ver. Su risa había cesado y sus ojos se habían clavado en mi de una manera oscura y lujuriosa. - Duerme un poco. Dijo mientras me arropaba con aquellas sabanas negras.
- No quiero descansar, ni dormir, quiero irme de aquí Refunfuñe dándole un manotazo en la mano y saliendo de la cama de un salto, el me agarro del brazo con fuerza tirando y agarrándome por el cuello con una fiera mirada me chisto para que me callara. - Estoy intentando ser agradable contigo pero si no me haces caso te juro que no pienso volver a contenerme, ahora te vas a tumbar, te vas a tapar, cerraras los ojos y te quedaras ahí hasta que te duermas o hasta que yo te lo diga ¿te lo he dejado bastante claro?
Afirme con la cabeza mientras miraba sus ojos ahora teñidos de un rojo sangre y por supuesto acabe haciendo lo que el me pedía durante un rato estuve dando vueltas en aquella cama pero finalmente el sueño se apodero de mi.
sábado, 8 de diciembre de 2012
Un extraño baño
La puerta se abrió de golpe, y un enfadadísimo Farkon se acerco hasta Yurban a grandes y pesados pasos. - ¿Pero tu de que coño crees que vas? Esa chica es mía, solo mía y tu no tienes derecho a tocarla. Gritaba al tiempo que elevaba por el brazo a Yurban con violencia, la muchacha saco las uñas y lanzo un fiero zarpazo al rostro de Farkon, que de un salto se alejo.
- Eres una maldita niña engreída y malcriada que te crees que todos son de tu propiedad, pero esta no lo va a ser nunca. Dijo mientras se acariciaba los tres arañazos que tenia en la mejilla.
- Y tu eres un chulo, se supone que tenemos que protegerla y tu la has dado la paliza de su vida además de violarla.
Me incorpore gimiendo de dolor, con los ojos como platos y la boca medio abierta intente pronunciar algo pero caí al suelo de nuevo llorando desconsoladamente. - Mira lo que has hecho con ella. No puede levantarse y a penas es capaz de calmar sus lágrimas.
En ese preciso momento la puerta volvió a abrirse de golpe apareciendo tras el portazo el otro hombre de ojos amarillos, empujo a Farkon a un lado y se encaro hacia el con una mirada mas que seria. - Deberías empezar a comportarte de una vez. Dijo mientras lo empujaba a golpes hacia la pared.
Farkon golpeo el ultimo manotazo del joven. - Pensaba que queríais que la hiciera fuerte, para eso nos hemos encargado nosotros de este trabajo. Os dije a los dos que si queríais encargaros de ella y ninguno aceptasteis el trabajo. Haced lo que os de la gana. Dijo mientras se alejaba hacia la puerta.
- Farkon, no te he dado permiso para marcharte, tu tienes que protegerla y entrenarla, pero eso no implica que tengas que romperla los huesos. Yurban nos vamos, déjales solos, tienen mucho de que hablar. Yurban intento abrir la boca para protestar pero una mirada fulminante de aquel hombre hizo que afirmara con la cabeza y recogiera su ropa para seguirlo.
De nuevo me quede sola con Farkon, comencé a temblar esperando gritos o golpes, me encogí en el suelo cerrando los ojos con fuerza esperando algún castigo como el anterior pero no hubo ni una sola voz, casi ni lo escuchaba respirar, pero estaba tan atemorizada que no me atrevía a moverme.
Sentí por fin que se acercaba a mi y me agazape mas, como deseando desaparecer, pero el tan solo paso la mano por mi cabeza como intentando calmarme.
- En fin. Creo que no hemos empezado con buen pie. Dijo Farkon apoyando la mano sobre mi hombro, yo guarde silencio y permanecí inmóvil.
Sentí como se deshacía de su ropa y me mecía sobre el suelo con delicadeza como intentando que dejara de agazaparme como un conejillo asustado por un gato, finalmente consiguió que me soltara, pero yo permanecía con los ojos cerrados con fuerza, respirando lentamente como haciéndome pasar por muerta, pronto empecé a sentir como aquel agua comenzaba a rozarme, estaba tibia y producía una sensación de relax en mi.
Abrí un ojo y observe cautelosa, Farkon sonreía aunque me parecía forzado a hacerlo, finalmente abrí los dos ojos y me quede mirándole fijamente. - ¿no te gusta el baño? Me pregunto mientras soltaba mis piernas y yo sentía como el agua llegaba hasta mi cintura, la impresión que me dio al sentir el calor subiendo por mi cuerpo hizo que me encaramara a su cuello asustada. - El agua no muerde, ¿lo sabias?
El se rió de una manera muy jovial y eso me asusto tanto que me solté de golpe sumergiéndome en aquel agua y chapoteando hasta que sentí como el me levantaba con sutileza por las axilas y continuaba riéndose.
Abrí los ojos de par en par, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando, me revolví y cuando caí de nuevo al agua me aparte de el nadando torpemente hasta el borde, pero el me siguió hasta acorralarme. - Lección numero uno, jamas le muestres tu miedo a un demonio. Y ahora dime, ¿que tal están tus heridas?
Me sorprendí tanto de aquella "lección" que intentaba enseñarme como de la pregunta, no obstante comencé a mirarme las muñecas y las zonas en donde antes había golpes y heridas, ya no me dolía nada, aun así quedaban rastros de las heridas. - Bien, supongo... ¿que clase de agua es esta?
El se alejo y salio de aquella pequeña piscina cubriéndose con un manto aterciopelado, yo por mi parte preferí quedarme en el agua, apoyando los brazos cruzados sobre el bordillo y dejando que mi cuerpo flotara relajadamente.
- No es agua y tampoco creo que quieras saber lo que es. Me contesto tirándome una toalla frente a mi, la cual a simple vista parecía ser muy suave y cálida. - Cuando te sientas mejor ve a verme, ya sabes donde estoy.
jueves, 6 de diciembre de 2012
Yurban, la mujer con dos rostros
Sentia que cada parte de mi cuerpo dolia a horrores, a penas era capaz de moverme ni de abrir los ojos, intente incorporarme en la cama pero de nuevo estaba atada y esta vez incluso senti la presion de algo en mi cuello, me costaba respirar y el panico que sentia me atormentaba, escuche unos pasos acercarse al dormitorio, parecian pasos graciles, no como los de un hombre, con voz susurrante clame ayuda, a penas me salia la voz y las lagrimas se me saltaban inconscientemente.
La puerta chirrio y vi como se abria lentamente, era aquella chica que habia visto antes, la que se habia reido de mi al verme prisionera, pero esta vez no se rio, se acerco a mi lentamente y pude observar en su rostro la sorpresa de verme asi.
- Por favor ayudame. Suplique al borde del llanto, ella se inclino sobre mi y su rostro cambio por completo entristeciedose. - ¿Pero que clase de tortura te ha hecho? Yo no quise contestarla, me sentia avergonzada y humillada, ademas de completamente dolorida. - Por favor, yo no te he hecho nada malo, ayudame. Volvi a suplicar mientras se me escapaban las lagrimas y me retorcia en la cama sintiendo como las ataduras me oprimian la garganta obligandome a toser. - Tengo que hablar con alguien y vendre a ayudarte, te lo juro. Dijo la joven apartandome el pelo de la cara y secandome las lagrimas.
- Espera, no te vayas, dime como te llamas al menos.
- Soy Yurban. Contesto simplemente antes de salir del cuarto, pero antes de que cruzara el umbral yo susurre. - Gracias, Yurban...
Aquella joven corrio por los pasillos hasta llegar a una imponente puerta negra, no llamo y entro abruptamente. Alli habia otro hombre, algo mas joven de apariencia que el demonio Farkon, sus ojos eran amarillo brillante y su cabello castaño oscuro, su piel, a diferencia de los otros dos demonios no era tan clara, no llegaba a ser morena ni canela pero tenia mas color.
- Tienes que ayudarme. Espeto la muchacha. El hombre que parecia estar trabajando en alguna clase de pergaminos con simbolos a penas levanto la cabeza para hablar. - Yurban, te he dicho mil veces que llames antes de entrar, y que cuando la puerta esta cerrada y no entre abierta es que estoy ocupado para escuchar tus batallas de mazmorras.
- No es ninguna batalla, es por la chica, la humana esa de Farkon, casi la mata... Yurban no pudo terminar de hablar pues el hombre dejo caer una pluma negra sobre uno de los pergaminos dejando que se formara un pequeño charco de tinta. - ¿Como que casi la mata? Contesto sorprendido clavando la mirada en la chica. - Lo que oyes, la tiene atada en su cama, atada por el cuello.
- Lo siento Yurban, pero ya te he dicho muchas veces que no me gusta meterme en los lios de faldas de Farkon. No me interesa lo mas minimo las perversiones de Farkon con sus mujeres. Volvio a decir mientras murmuraba algo mirando el papel en el que la mancha de tinta comenzaba a desvanecerse lentamente.
- No es perversion, la ha pegado, esta llena de moratones y tiene un ojo hinchado, ademas, jamas me he preocupado por ningun humano, tu mejor que nadie sabes que los odio a todos, sean hombres y mujeres, pero... pero esa chica, por favor, me preocupa esa niña, solo es una cria, debe tener casi mi misma edad.
El hombre rompio a reir, recostandose en aquel sillon encuerado de color negro. - Vamos, tu tienes mas de un siglo, aparentas una edad humana pero no es tu edad propia, no me hagas reir ¿Que has visto en ella, un nuevo juguete que no quieres que Farkon estropee?
Yurban encolerizo y tiro por los suelos todas las cosas que habia en la mesa. - Escuchame lo que te digo. Si no me ayudas con esa niña juro que se lo contare todo a padre. La risa del hombre se detuvo en seco y se incorporo mirando seriamente a Yurban. - ¿De verdad estas preocupada? Jamas lo habias hecho. Ella asintio y se cruzo de brazos. - Ve a desatarla y llevala al baño. Ahora ire yo para alla.
Yurban corrio de nuevo al dormitorio, senti sus pasos acercarse al cuarto, senti como las ataduras se aflojaban y ella me cogia en brazos, por primera vez desde que habia pisado el bajo astral senti humanidad en un demonio, aquella chica, Yurban, me habia salvado.
- Tranquila, te llevare a un sitio donde te curaras mas rapido.
Senti calor y humedad, abri los ojos levemente para poder contemplar aquella maravilla que nada se parecia al resto del castillo, un amplio baño en marmol blanco, con altas columnas decoradas con bestias mitologicas y enredaderas, todo blanco y luminoso. Yurban me dejo en el suelo, estaba calido y podia escuchar el murmullo del agua a mi lado.
Gire la cabeza y vi una amplia piscina, sus aguas eran blancas y semitransparentes, como leche, rei con dificultad acordandome de eso que habia leido de los baños de Cleopatra en leche de burra.
Yurban se quito la ropa y vi su cuerpo moreno, me extrañe mucho pues habria jurado que su piel era casi tan blanca como la mia. Era joven, casi como yo, cuando se iba a meter en el agua, un fuerte ruido nos interrumpio y un grito atronador hizo que Yurban se agachara asustada poniendose a mi lado con los brazos abiertos.
La puerta chirrio y vi como se abria lentamente, era aquella chica que habia visto antes, la que se habia reido de mi al verme prisionera, pero esta vez no se rio, se acerco a mi lentamente y pude observar en su rostro la sorpresa de verme asi.
- Por favor ayudame. Suplique al borde del llanto, ella se inclino sobre mi y su rostro cambio por completo entristeciedose. - ¿Pero que clase de tortura te ha hecho? Yo no quise contestarla, me sentia avergonzada y humillada, ademas de completamente dolorida. - Por favor, yo no te he hecho nada malo, ayudame. Volvi a suplicar mientras se me escapaban las lagrimas y me retorcia en la cama sintiendo como las ataduras me oprimian la garganta obligandome a toser. - Tengo que hablar con alguien y vendre a ayudarte, te lo juro. Dijo la joven apartandome el pelo de la cara y secandome las lagrimas.
- Espera, no te vayas, dime como te llamas al menos.
- Soy Yurban. Contesto simplemente antes de salir del cuarto, pero antes de que cruzara el umbral yo susurre. - Gracias, Yurban...
Aquella joven corrio por los pasillos hasta llegar a una imponente puerta negra, no llamo y entro abruptamente. Alli habia otro hombre, algo mas joven de apariencia que el demonio Farkon, sus ojos eran amarillo brillante y su cabello castaño oscuro, su piel, a diferencia de los otros dos demonios no era tan clara, no llegaba a ser morena ni canela pero tenia mas color.
- Tienes que ayudarme. Espeto la muchacha. El hombre que parecia estar trabajando en alguna clase de pergaminos con simbolos a penas levanto la cabeza para hablar. - Yurban, te he dicho mil veces que llames antes de entrar, y que cuando la puerta esta cerrada y no entre abierta es que estoy ocupado para escuchar tus batallas de mazmorras.
- No es ninguna batalla, es por la chica, la humana esa de Farkon, casi la mata... Yurban no pudo terminar de hablar pues el hombre dejo caer una pluma negra sobre uno de los pergaminos dejando que se formara un pequeño charco de tinta. - ¿Como que casi la mata? Contesto sorprendido clavando la mirada en la chica. - Lo que oyes, la tiene atada en su cama, atada por el cuello.
- Lo siento Yurban, pero ya te he dicho muchas veces que no me gusta meterme en los lios de faldas de Farkon. No me interesa lo mas minimo las perversiones de Farkon con sus mujeres. Volvio a decir mientras murmuraba algo mirando el papel en el que la mancha de tinta comenzaba a desvanecerse lentamente.
- No es perversion, la ha pegado, esta llena de moratones y tiene un ojo hinchado, ademas, jamas me he preocupado por ningun humano, tu mejor que nadie sabes que los odio a todos, sean hombres y mujeres, pero... pero esa chica, por favor, me preocupa esa niña, solo es una cria, debe tener casi mi misma edad.
El hombre rompio a reir, recostandose en aquel sillon encuerado de color negro. - Vamos, tu tienes mas de un siglo, aparentas una edad humana pero no es tu edad propia, no me hagas reir ¿Que has visto en ella, un nuevo juguete que no quieres que Farkon estropee?
Yurban encolerizo y tiro por los suelos todas las cosas que habia en la mesa. - Escuchame lo que te digo. Si no me ayudas con esa niña juro que se lo contare todo a padre. La risa del hombre se detuvo en seco y se incorporo mirando seriamente a Yurban. - ¿De verdad estas preocupada? Jamas lo habias hecho. Ella asintio y se cruzo de brazos. - Ve a desatarla y llevala al baño. Ahora ire yo para alla.
Yurban corrio de nuevo al dormitorio, senti sus pasos acercarse al cuarto, senti como las ataduras se aflojaban y ella me cogia en brazos, por primera vez desde que habia pisado el bajo astral senti humanidad en un demonio, aquella chica, Yurban, me habia salvado.
- Tranquila, te llevare a un sitio donde te curaras mas rapido.
Senti calor y humedad, abri los ojos levemente para poder contemplar aquella maravilla que nada se parecia al resto del castillo, un amplio baño en marmol blanco, con altas columnas decoradas con bestias mitologicas y enredaderas, todo blanco y luminoso. Yurban me dejo en el suelo, estaba calido y podia escuchar el murmullo del agua a mi lado.
Gire la cabeza y vi una amplia piscina, sus aguas eran blancas y semitransparentes, como leche, rei con dificultad acordandome de eso que habia leido de los baños de Cleopatra en leche de burra.
Yurban se quito la ropa y vi su cuerpo moreno, me extrañe mucho pues habria jurado que su piel era casi tan blanca como la mia. Era joven, casi como yo, cuando se iba a meter en el agua, un fuerte ruido nos interrumpio y un grito atronador hizo que Yurban se agachara asustada poniendose a mi lado con los brazos abiertos.
miércoles, 28 de noviembre de 2012
Quiero salir de aquí.
Musica producida por Jpelirrojo
Me desperté sobresaltada, con los ojos cerrados deseando que el lugar en donde estaba no fuera aquel castillo sino mi propia casa. Después de lo que me había pasado con Farkon quería mantenerme lo mas alejada de el y de ese lugar.
Cuando abrí los ojos aun atemorizada, descubrí lo que mis ojos no querían ver. Seguía en aquella lúgubre habitación tapada con aquellas sabanas negras y suaves y mis manos atadas al cabecero, grite pidiendo ayuda y mis gritos resonaron tanto dentro como fuera de la habitación Entonces alguien se asomo por la puerta, parecía una niña, bueno no tan niña, quizás tenia mi edad o un poco menos. - Eh tu, chica, no te vayas ayúdame por favor. Suplique pataleando en la cama, pero aquella chica solo sonrió y rió por lo bajo.
Desprendía un aura de maldad y crueldad, pude notarlo en el momento que sonrió y tras reírse la escuche alejarse a saltos riendo y canturreando algo.
- Farkon tiene una amante. Farkon tiene una novia. Farkon tiene una chica atada en su cama.
Luego un golpe seco y unos susurros entre dos personas, una debía ser la chica pero la otra persona no tenia idea de quien era. - Marcharos y no os acerquéis aquí. Era la voz de Farkon que hablaba desde el lado contrario del pasillo ¿entonces, allí fuera había tres personas?
Farkon entro sonriente y cerro la puerta de un golpe. - ¿Has dormido bien? Me pregunto y yo gruñí tirando de las cuerdas que ataban mis muñecas. - ¿Que me has hecho? Pregunte volviendo a tirar de las sogas otra vez.
- Hagamos una cosa, tu dejas de dar patadas a todo lo que se te ponga por delante y te estas calladita y yo te suelto. ¿Hay trato? Pregunto como si aquella situación le estuviera divirtiendo, yo lo mire malamente incluso estuve tentada de escupirle, pero asentí con la cabeza.
Cuando me soltó me frote las muñecas maguñadas, estaba completamente desnuda y ni si quiera mi abrigo estaba en la silla donde lo había dejado. - ¿Donde esta mi ropa y que me has hecho? Volví a preguntar nerviosa tapándome con las sabanas.
- Deja de portarte como una cría todo lo que tenia que ver ya lo he visto. Dijo el tirando con fuerza de la sabana y arrastrándome con ella hasta que me vi incapaz de seguir agarrando la sabana y caí hacia atrás fuera de la cama golpeándome la cabeza y quedando en una postura ridícula y vergonzosa, y el había saltado encima de la cama y me miraba desde arriba mientras yo me frotaba el golpe y me quejaba. - Vaya, vaya, que buenas vistas tengo desde aquí. Dijo el agarrándome de un tobillo y recibiendo una patada por mi otra pierna. - Deja de mirarme así, como si fuera una vulgar fulana.
El se movió con rapidez y en segundos antes de que yo hubiera podido siquiera sentarme en el suelo me levanto de un brazo y me lanzo con fuerza contra la pared. - Fulana no se, pero vulgar si que eres, tienes una lengua muy sucia y tu comportamiento no es digno de una jovencita. Dijo el acorralándome contra la pared mientras yo comenzaba a lloriquear debido al fuerte golpe recibido en la espalda.
Me había acurrucado en el suelo como una niña pequeña asustada, temblaba y lloraba y por su puesto me sentía terriblemente atemorizada por aquel demonio.
El de nuevo me levanto del suelo, podía notar su fuerza y como me movía y levantaba como si fuera de papel, de nuevo una sacudida contra la cama y el apretándome el cuello, mirándome con rabia y enfado.
- Te dije que te soltaría si te comportabas y no lo has hecho.
Le clave las uñas en las manos para poder librarme de el y cuando el se aquejo por mis uñas corrí hacia la puerta nuevamente, a punto estuve de abrirla cuando una bola de fuego me golpeo en las piernas haciéndome caer.
El vino hacia mi y me levanto del pelo poniéndome de espaldas contra la pared, tras eso me dio un bofetón uno tan fuerte que sentí como mi mejilla ardía, grite de dolor y comencé a suplicar que se detuviera, pero el no lo hizo, volvió a golpearme en el estomago lanzándome contra otra pared, pero aun me sentía con fuerzas para levantarme y entonces lo enfrente, lance puñetazos y patadas al aire, el esquivo todos mis golpes.
La pelea termino cuando el lanzo su derecha a mi cara con fuerza, tanta que caí al suelo semi inconsciente, veía todo nublado, casi oscuro y una sombra que se acercaba hacia mi y me tomaba entre sus brazos con suma delicadeza.
- Y ahora te castigare para que aprendas a comportarte conmigo a partir de ahora. En aquel momento era tan fuerte el dolor que sentía que no pude evitar los acontecimientos que estaban por venir, sus manos y sus labios acariciando mi cuerpo, rozándolo y amándolo haciendo que incluso el dolor que tenia fuera transformándose lentamente en placer, pero me sentía tan malherida y utilizada que mi cuerpo reacciono haciendo que una vez mas me desmayara.
Quizás mi mente a sabiendas de que estaba sucediendo y que iba a suceder quiso que no lo viera y sintiera, pero yo lo sentí desde mi inconsciencia, sentí como aquel demonio mancillaba no solo mi cuerpo sino también mi alma.
Pero, ¿que estaría sucediendo en mi propio plano, que estaría siendo de mi familia o de mis amigos mientras yo permanecía allí abajo, en el bajo astral?
Me desperté sobresaltada, con los ojos cerrados deseando que el lugar en donde estaba no fuera aquel castillo sino mi propia casa. Después de lo que me había pasado con Farkon quería mantenerme lo mas alejada de el y de ese lugar.
Cuando abrí los ojos aun atemorizada, descubrí lo que mis ojos no querían ver. Seguía en aquella lúgubre habitación tapada con aquellas sabanas negras y suaves y mis manos atadas al cabecero, grite pidiendo ayuda y mis gritos resonaron tanto dentro como fuera de la habitación Entonces alguien se asomo por la puerta, parecía una niña, bueno no tan niña, quizás tenia mi edad o un poco menos. - Eh tu, chica, no te vayas ayúdame por favor. Suplique pataleando en la cama, pero aquella chica solo sonrió y rió por lo bajo.
Desprendía un aura de maldad y crueldad, pude notarlo en el momento que sonrió y tras reírse la escuche alejarse a saltos riendo y canturreando algo.
- Farkon tiene una amante. Farkon tiene una novia. Farkon tiene una chica atada en su cama.
Luego un golpe seco y unos susurros entre dos personas, una debía ser la chica pero la otra persona no tenia idea de quien era. - Marcharos y no os acerquéis aquí. Era la voz de Farkon que hablaba desde el lado contrario del pasillo ¿entonces, allí fuera había tres personas?
Farkon entro sonriente y cerro la puerta de un golpe. - ¿Has dormido bien? Me pregunto y yo gruñí tirando de las cuerdas que ataban mis muñecas. - ¿Que me has hecho? Pregunte volviendo a tirar de las sogas otra vez.
- Hagamos una cosa, tu dejas de dar patadas a todo lo que se te ponga por delante y te estas calladita y yo te suelto. ¿Hay trato? Pregunto como si aquella situación le estuviera divirtiendo, yo lo mire malamente incluso estuve tentada de escupirle, pero asentí con la cabeza.
Cuando me soltó me frote las muñecas maguñadas, estaba completamente desnuda y ni si quiera mi abrigo estaba en la silla donde lo había dejado. - ¿Donde esta mi ropa y que me has hecho? Volví a preguntar nerviosa tapándome con las sabanas.
- Deja de portarte como una cría todo lo que tenia que ver ya lo he visto. Dijo el tirando con fuerza de la sabana y arrastrándome con ella hasta que me vi incapaz de seguir agarrando la sabana y caí hacia atrás fuera de la cama golpeándome la cabeza y quedando en una postura ridícula y vergonzosa, y el había saltado encima de la cama y me miraba desde arriba mientras yo me frotaba el golpe y me quejaba. - Vaya, vaya, que buenas vistas tengo desde aquí. Dijo el agarrándome de un tobillo y recibiendo una patada por mi otra pierna. - Deja de mirarme así, como si fuera una vulgar fulana.
El se movió con rapidez y en segundos antes de que yo hubiera podido siquiera sentarme en el suelo me levanto de un brazo y me lanzo con fuerza contra la pared. - Fulana no se, pero vulgar si que eres, tienes una lengua muy sucia y tu comportamiento no es digno de una jovencita. Dijo el acorralándome contra la pared mientras yo comenzaba a lloriquear debido al fuerte golpe recibido en la espalda.
Me había acurrucado en el suelo como una niña pequeña asustada, temblaba y lloraba y por su puesto me sentía terriblemente atemorizada por aquel demonio.
El de nuevo me levanto del suelo, podía notar su fuerza y como me movía y levantaba como si fuera de papel, de nuevo una sacudida contra la cama y el apretándome el cuello, mirándome con rabia y enfado.
- Te dije que te soltaría si te comportabas y no lo has hecho.
Le clave las uñas en las manos para poder librarme de el y cuando el se aquejo por mis uñas corrí hacia la puerta nuevamente, a punto estuve de abrirla cuando una bola de fuego me golpeo en las piernas haciéndome caer.
El vino hacia mi y me levanto del pelo poniéndome de espaldas contra la pared, tras eso me dio un bofetón uno tan fuerte que sentí como mi mejilla ardía, grite de dolor y comencé a suplicar que se detuviera, pero el no lo hizo, volvió a golpearme en el estomago lanzándome contra otra pared, pero aun me sentía con fuerzas para levantarme y entonces lo enfrente, lance puñetazos y patadas al aire, el esquivo todos mis golpes.
La pelea termino cuando el lanzo su derecha a mi cara con fuerza, tanta que caí al suelo semi inconsciente, veía todo nublado, casi oscuro y una sombra que se acercaba hacia mi y me tomaba entre sus brazos con suma delicadeza.
- Y ahora te castigare para que aprendas a comportarte conmigo a partir de ahora. En aquel momento era tan fuerte el dolor que sentía que no pude evitar los acontecimientos que estaban por venir, sus manos y sus labios acariciando mi cuerpo, rozándolo y amándolo haciendo que incluso el dolor que tenia fuera transformándose lentamente en placer, pero me sentía tan malherida y utilizada que mi cuerpo reacciono haciendo que una vez mas me desmayara.
Quizás mi mente a sabiendas de que estaba sucediendo y que iba a suceder quiso que no lo viera y sintiera, pero yo lo sentí desde mi inconsciencia, sentí como aquel demonio mancillaba no solo mi cuerpo sino también mi alma.
Pero, ¿que estaría sucediendo en mi propio plano, que estaría siendo de mi familia o de mis amigos mientras yo permanecía allí abajo, en el bajo astral?
domingo, 25 de noviembre de 2012
Te haré mia
No pude reaccionar a tiempo, Farkon estaba arrinconan dome contra el cabecero de la cama, había atrapado mis muñecas y atrapado mis piernas bajo el inmovilizándome.
Sus labios sobre mi cuello me besaban con lujuria y poder, y yo temblaba asustada sin atreverme a huir.
El comenzó a reírse y yo armándome de valor comenzó a revolverme para huir de el.
- ¿De verdad crees que puedes huir de mi ahora mismo? Dijo seriamente antes de tirar de mis muñecas tumbándome sobre aquella cama atrapándome aun mas si cabía.
Tenia mis manos atrapadas sobre mi cabeza, y el solo había necesitado una mano para inmovilizarme, agarro mi mentón con la mano libre y sonrió - No sabes absolutamente nada sobre los demonios, jamas debiste haberte fiado de mi.
- Pero tu dijiste... Comencé a gritar cuando el puso un dedo sobre mis labios silenciandome. - Nosotros decimos muchas cosas.
Parecía estar disfrutando con mi sufrimiento, pero claro era normal, era un maldito demonio y yo una estúpida por haberme fiado de el. - ¿Que vas a hacer conmigo? Pregunte revolviéndome bajo su peso intentando escaparme. - La verdad, tengo muchas cosas en mente, y tenerte así intimidada por mi, es una de ellas, pero también quiero disfrutarte, disfrutar de ti, uno no tiene a una guardiana todos los días para poder cumplir sus deseos mas perversos.
- Suéltame no quiero que me toques. Grite revolviéndome aun mas e intentando morderle el brazo para que me soltara.
Pero eso solo empeoro las cosas cuando me cruzo la cara de un bofetón haciendo que me aquejara del dolor causado. Ahora se le veía enfadado, tanto que se levanto agarrándome del pelo y arrastrándome frente a un espejo. - ¿No quieres que te toque, pero vienes así vestida al bajo astral?
Entonces me mire al espejo agarrada a su brazo para evitar mas tirones de pelo, me horrorice al verme en aquel espejo, a penas llevaba ropa, unas botas planas que llegaban hasta mis rodillas, blancas y atadas con varias hebillas, pero eso no era lo sorprendente, llevaba un mini short vaquero que no cubría casi nada y eso por no mencionar el top que cubría tan solo mi pecho de color blanco. - ¿Porque estoy así?
De nuevo me lanzo contra la cama y se puso encima mio, estaba entre mis piernas pero esta vez no me había cogido por las muñecas. - Aquí todo es diferente, tus mas íntimos pensamientos se hacen realidad, aquí eres una guardiana, no la humana, has visto tu reflejo, no eres la misma mujer, eres hermosa, delgada, atractiva y quieres verte con esa ropa que no te atreverías a llevar en tu plano, aquí eres libre de las cadenas que os atan a los humanos, eres tu, en tu verdadero ser. Deseas sentirte una autentica mujer.
Las manos de Farkon comenzaron a acariciar mis brazos y mi vientre, sentía una electricidad a cada pasada de sus manos sobre mi piel que me hacían enloquecer y me excitaban. - Di la verdad, ¿no estas deseando que te bese y te abrace y te convierta en una mujer?
Abrí los ojos de par en par y le mire asustada, ¿ había dicho lo que creo que había dicho? El comenzó a reírse a pleno pulmón - ¿Pensaste que no me daría cuenta de lo pura e inocente que eres, de que tu cuerpo aun no esta mancillado por ningún hombre?
Lo abofetee y me encogí asustada entre lloros. - Aléjate de mi, no quiero que me toques, no pienso dejar que me hagas... Llore acurrucándome sobre mi misma. - ¿Que te haga el que? Te daré un placer que ningún humano jamas podrá darte, te llenare de mi esencia, seras una mujer afortunada por ello. Dijo tumbándose a mi lado rodeándome con sus brazos y llevándome hacia el en una serie de caricias y besos delicados. De nuevo de espaldas a la cama, con mis brazos atrapados el me beso con una ternura impropia de un demonio, parecía un experto en las artes amatorias.
- ¡No! Ladre saltando de la cama y huyendo hacia la puerta. - Déjame salir de aquí, abre esta puerta.
Y de nuevo cazada por aquella bestia que me atrapaba contra la puerta sin dejar de acariciarme y besarme a pesar de mis constantes negaciones. - Da igual lo mucho que te resistas porque al final te haré mía.
No supe que paso después solo que sentí un golpe en mi estomago, que todo se volvió oscuro y que todo el miedo y la excitación del momento desapareció.
Sus labios sobre mi cuello me besaban con lujuria y poder, y yo temblaba asustada sin atreverme a huir.
El comenzó a reírse y yo armándome de valor comenzó a revolverme para huir de el.
- ¿De verdad crees que puedes huir de mi ahora mismo? Dijo seriamente antes de tirar de mis muñecas tumbándome sobre aquella cama atrapándome aun mas si cabía.
Tenia mis manos atrapadas sobre mi cabeza, y el solo había necesitado una mano para inmovilizarme, agarro mi mentón con la mano libre y sonrió - No sabes absolutamente nada sobre los demonios, jamas debiste haberte fiado de mi.
- Pero tu dijiste... Comencé a gritar cuando el puso un dedo sobre mis labios silenciandome. - Nosotros decimos muchas cosas.
Parecía estar disfrutando con mi sufrimiento, pero claro era normal, era un maldito demonio y yo una estúpida por haberme fiado de el. - ¿Que vas a hacer conmigo? Pregunte revolviéndome bajo su peso intentando escaparme. - La verdad, tengo muchas cosas en mente, y tenerte así intimidada por mi, es una de ellas, pero también quiero disfrutarte, disfrutar de ti, uno no tiene a una guardiana todos los días para poder cumplir sus deseos mas perversos.
- Suéltame no quiero que me toques. Grite revolviéndome aun mas e intentando morderle el brazo para que me soltara.
Pero eso solo empeoro las cosas cuando me cruzo la cara de un bofetón haciendo que me aquejara del dolor causado. Ahora se le veía enfadado, tanto que se levanto agarrándome del pelo y arrastrándome frente a un espejo. - ¿No quieres que te toque, pero vienes así vestida al bajo astral?
Entonces me mire al espejo agarrada a su brazo para evitar mas tirones de pelo, me horrorice al verme en aquel espejo, a penas llevaba ropa, unas botas planas que llegaban hasta mis rodillas, blancas y atadas con varias hebillas, pero eso no era lo sorprendente, llevaba un mini short vaquero que no cubría casi nada y eso por no mencionar el top que cubría tan solo mi pecho de color blanco. - ¿Porque estoy así?
De nuevo me lanzo contra la cama y se puso encima mio, estaba entre mis piernas pero esta vez no me había cogido por las muñecas. - Aquí todo es diferente, tus mas íntimos pensamientos se hacen realidad, aquí eres una guardiana, no la humana, has visto tu reflejo, no eres la misma mujer, eres hermosa, delgada, atractiva y quieres verte con esa ropa que no te atreverías a llevar en tu plano, aquí eres libre de las cadenas que os atan a los humanos, eres tu, en tu verdadero ser. Deseas sentirte una autentica mujer.
Las manos de Farkon comenzaron a acariciar mis brazos y mi vientre, sentía una electricidad a cada pasada de sus manos sobre mi piel que me hacían enloquecer y me excitaban. - Di la verdad, ¿no estas deseando que te bese y te abrace y te convierta en una mujer?
Abrí los ojos de par en par y le mire asustada, ¿ había dicho lo que creo que había dicho? El comenzó a reírse a pleno pulmón - ¿Pensaste que no me daría cuenta de lo pura e inocente que eres, de que tu cuerpo aun no esta mancillado por ningún hombre?
Lo abofetee y me encogí asustada entre lloros. - Aléjate de mi, no quiero que me toques, no pienso dejar que me hagas... Llore acurrucándome sobre mi misma. - ¿Que te haga el que? Te daré un placer que ningún humano jamas podrá darte, te llenare de mi esencia, seras una mujer afortunada por ello. Dijo tumbándose a mi lado rodeándome con sus brazos y llevándome hacia el en una serie de caricias y besos delicados. De nuevo de espaldas a la cama, con mis brazos atrapados el me beso con una ternura impropia de un demonio, parecía un experto en las artes amatorias.
- ¡No! Ladre saltando de la cama y huyendo hacia la puerta. - Déjame salir de aquí, abre esta puerta.
Y de nuevo cazada por aquella bestia que me atrapaba contra la puerta sin dejar de acariciarme y besarme a pesar de mis constantes negaciones. - Da igual lo mucho que te resistas porque al final te haré mía.
No supe que paso después solo que sentí un golpe en mi estomago, que todo se volvió oscuro y que todo el miedo y la excitación del momento desapareció.
El fin del camino.
Seguí a Farkon, no me parecía correcto tomar su mano, ni entablar ningún tipo de amistad con los demonios, pero debía saber porque me estaban buscando.
La entrada al castillo era un amplio patio, todo ello de piedra y tierra, era cuadrado y lo rodeaban unos pasillos, no había nadie allí ni sirvientes, ni guardias. - ¿Solo vives tu y tu familia aquí? Pregunte acelerando el paso para ponerme a su altura.
- Si, aunque parezca que solo estamos nosotros solemos recibir muchas visitas diarias de varios demonios, cosas de trabajo que a ti no deben interesarte lo mas mínimo.
Que tío mas borde, parecía creerse alguien importante, y quizás lo era aunque a mi eso me daba igual, si me habían buscado era porque yo debía ser importante.
Tras entrar por un amplio portón de madera decorado con un gusto muy macabro, parecía como si algo en esa puerta absorbiera los tallados hacia ella, las caras de la puerta reflejaban un pánico terrible además de mucho dolor, no pude evitar hacer una mueca de desagrado cuando la vi, vi un amplio hall, con una decoración mínima, salvo por aquellos tapices de hilos oscuros, cuadros con escenas de guerras y algunas estatuas de ángeles - ¿Existen los ángeles Dije mientras observaba una de las estatuas. - Si... y no. Deja de preguntar, ya aprenderás con el tiempo. Contesto de muy mala gana Farkon mientras proseguía su camino.
Tuve que acelerar mi paso para alcanzarlo, pensaba que me iba a mostrar el castillo pero lo único que hacia era caminar sin dirigirme la palabra.
Después de ver el hall entramos en un salón este tenia una mesa bastante amplia, seguramente cupieran cerca de treinta personas en ella, estaba iluminado por varios candelabros, algunos sobre mesas auxiliares, otros de pie altos y hermosos y no como no, de dos lamparas sujetas por anchas cadenas que albergaban mas de una veintena de velas cada una. - Esas lamparas no pueden ser seguras, tienen que llover cera cada dos por tres. Dije mientras rodeaba la mesa sin apartar la mirada de las lamparas por miedo a que me cayera cera encima, pero el no me contesto.
Llegamos entonces a la cocina y el se detuvo mirándome con una media sonrisa. - Esta es la cocina, si tienes hambre puedes coger lo que necesites. Dijo mientras abría varios armarios mostrándome platos, vasos, jarras y cuberterías de plata. - Perdona, ¿pero los demonios también coméis...? ¿comida humana? El me miro abandonando la sonrisa, fijando nuevamente su mirada granate sobre mi.
- Pensaba... que os alimentabais de nuestra energía del aura y de nuestras almas. Me acobarde después de decir aquello y retrocedí algunos pasos.
- Las almas son demasiado valiosas como para desperdiciarlas en una comilona, y si vuestra energía y aura es alimento para nosotros, pero no obstante, también comemos como todos los humanos, aunque no necesitamos el mismo alimento que vosotros, con solo una comida al día podemos quedar satisfechos. Parecía tranquilo, aunque algo confundido por mi pregunta. - Tu no sabes gran cosa sobre nosotros, ¿verdad?
Me encogí de hombros y medio negué con la cabeza. - A decir verdad, lo que he leído en los libros...
- No entiendo porque eres tan importante si no sabes nada. Finalizo dándose la media vuelta guiándome de nuevo al salón hacia unas escaleras, eran largas, tanto que no podía ver el final de la escalera, seguí a Farkon en silencio, en el piso de arriba comencé a ver una serie de puertas, quizás fueran dormitorios, pero había muchas. - Este sera tu dormitorio a partir de ahora. Dijo empujándome con una mano dentro del cuarto.
Era enorme, jamas había visto una habitación tan grande, ni siquiera en los hoteles, tenia una cama en la que al menos cabían tres personas incluso cuatro, tenia un dosel de madera oscura con unas cortinas negras, las sabanas de la cama al igual que las cortinas eran negras y sobre ellas había una colcha de color marrón oscuro decorada con hilos dorados, un escritorio de la misma madera del dosel con un candelabro dorado, y dos mesillas de noche, toda la habitación estaba conjuntada, incluso la alfombra que cubría el suelo de piedra era negra con bordados en oro.
- Esto es demasiado grande para mi sola. Conteste girándome hacia el mientras me quitaba el abrigo y lo dejaba sobre una silla abandonada junto al escritorio.
El sonrió con cierta malicia cerrando tras de si la puerta y acercándose a mi. - ¿Y quien ha dicho que vayas a estar sola?
¿Que, como? Comencé a retroceder con nerviosismo, no pensaba quedarme allí a solas con ningún demonio por nada del mundo, debía salir de allí pero el miedo se apodero de mi hasta que choque contra la cama, aquella cama era mas alta de lo que me había parecido antes, tuve que dar un leve salto para poder seguir retrocediendo, Farkon caminaba despacio pero seguro hacia mi y mientras tanto yo seguía retrocediendo sobre la cama hasta llegar al cabecero.
La entrada al castillo era un amplio patio, todo ello de piedra y tierra, era cuadrado y lo rodeaban unos pasillos, no había nadie allí ni sirvientes, ni guardias. - ¿Solo vives tu y tu familia aquí? Pregunte acelerando el paso para ponerme a su altura.
- Si, aunque parezca que solo estamos nosotros solemos recibir muchas visitas diarias de varios demonios, cosas de trabajo que a ti no deben interesarte lo mas mínimo.
Que tío mas borde, parecía creerse alguien importante, y quizás lo era aunque a mi eso me daba igual, si me habían buscado era porque yo debía ser importante.
Tras entrar por un amplio portón de madera decorado con un gusto muy macabro, parecía como si algo en esa puerta absorbiera los tallados hacia ella, las caras de la puerta reflejaban un pánico terrible además de mucho dolor, no pude evitar hacer una mueca de desagrado cuando la vi, vi un amplio hall, con una decoración mínima, salvo por aquellos tapices de hilos oscuros, cuadros con escenas de guerras y algunas estatuas de ángeles - ¿Existen los ángeles Dije mientras observaba una de las estatuas. - Si... y no. Deja de preguntar, ya aprenderás con el tiempo. Contesto de muy mala gana Farkon mientras proseguía su camino.
Tuve que acelerar mi paso para alcanzarlo, pensaba que me iba a mostrar el castillo pero lo único que hacia era caminar sin dirigirme la palabra.
Después de ver el hall entramos en un salón este tenia una mesa bastante amplia, seguramente cupieran cerca de treinta personas en ella, estaba iluminado por varios candelabros, algunos sobre mesas auxiliares, otros de pie altos y hermosos y no como no, de dos lamparas sujetas por anchas cadenas que albergaban mas de una veintena de velas cada una. - Esas lamparas no pueden ser seguras, tienen que llover cera cada dos por tres. Dije mientras rodeaba la mesa sin apartar la mirada de las lamparas por miedo a que me cayera cera encima, pero el no me contesto.
Llegamos entonces a la cocina y el se detuvo mirándome con una media sonrisa. - Esta es la cocina, si tienes hambre puedes coger lo que necesites. Dijo mientras abría varios armarios mostrándome platos, vasos, jarras y cuberterías de plata. - Perdona, ¿pero los demonios también coméis...? ¿comida humana? El me miro abandonando la sonrisa, fijando nuevamente su mirada granate sobre mi.
- Pensaba... que os alimentabais de nuestra energía del aura y de nuestras almas. Me acobarde después de decir aquello y retrocedí algunos pasos.
- Las almas son demasiado valiosas como para desperdiciarlas en una comilona, y si vuestra energía y aura es alimento para nosotros, pero no obstante, también comemos como todos los humanos, aunque no necesitamos el mismo alimento que vosotros, con solo una comida al día podemos quedar satisfechos. Parecía tranquilo, aunque algo confundido por mi pregunta. - Tu no sabes gran cosa sobre nosotros, ¿verdad?
Me encogí de hombros y medio negué con la cabeza. - A decir verdad, lo que he leído en los libros...
- No entiendo porque eres tan importante si no sabes nada. Finalizo dándose la media vuelta guiándome de nuevo al salón hacia unas escaleras, eran largas, tanto que no podía ver el final de la escalera, seguí a Farkon en silencio, en el piso de arriba comencé a ver una serie de puertas, quizás fueran dormitorios, pero había muchas. - Este sera tu dormitorio a partir de ahora. Dijo empujándome con una mano dentro del cuarto.
Era enorme, jamas había visto una habitación tan grande, ni siquiera en los hoteles, tenia una cama en la que al menos cabían tres personas incluso cuatro, tenia un dosel de madera oscura con unas cortinas negras, las sabanas de la cama al igual que las cortinas eran negras y sobre ellas había una colcha de color marrón oscuro decorada con hilos dorados, un escritorio de la misma madera del dosel con un candelabro dorado, y dos mesillas de noche, toda la habitación estaba conjuntada, incluso la alfombra que cubría el suelo de piedra era negra con bordados en oro.
- Esto es demasiado grande para mi sola. Conteste girándome hacia el mientras me quitaba el abrigo y lo dejaba sobre una silla abandonada junto al escritorio.
El sonrió con cierta malicia cerrando tras de si la puerta y acercándose a mi. - ¿Y quien ha dicho que vayas a estar sola?
¿Que, como? Comencé a retroceder con nerviosismo, no pensaba quedarme allí a solas con ningún demonio por nada del mundo, debía salir de allí pero el miedo se apodero de mi hasta que choque contra la cama, aquella cama era mas alta de lo que me había parecido antes, tuve que dar un leve salto para poder seguir retrocediendo, Farkon caminaba despacio pero seguro hacia mi y mientras tanto yo seguía retrocediendo sobre la cama hasta llegar al cabecero.
viernes, 23 de noviembre de 2012
Farkon
El se alejo de mi a pasos lentos, sin dejar de clavar su mirada en la mía como si quisiera desafiarme a un duelo, entonces de su mano salio una bola de fuego y al instante esta se dirigió a mi a toda velocidad, pero la evite con suma facilidad, tras eso mas bolas de fuego comenzaron a venir hacia mi, aunque mas pequeñas, yo corría de lado a lado esquivándolas todas, casi no necesitaba mirarlas, algo dentro de mi me decía por que lado venían y mientras tanto yo mantenía mi mirada fijada en su mano de la cual seguían saliendo bolas de fuego.
El se detuvo, y rió su risa resonó entre el bosque tras de mi y de cuatro de sus dedos nacieron pequeñas llamas de fuego. - Buscad. Susurro el, pero lo entendí perfectamente, inmediatamente aquellas llamas comenzaron a seguirme, yo corría manteniendo distancia con ellas pero me seguían allá a donde fuera, salte encaramándome a un árbol, me moví con ligereza entre las ramas pero me seguían.
Aun así, nunca llegaron a alcanzarme, al final el fuego se extinguió solo y yo sonreí victoriosa. - ¿Eso es todo lo que tienes para mi? Pregunte mientras saltaba desde una rama al suelo, mis sentidos estaban alerta, me sentía ágil y veloz. Por lo visto estar en el bajo astral, daba a las brujas como yo ciertos dones, o mas bien, descubrían el interior de las brujas.
Pero el volvió a atacarme, esta vez un combate cuerpo a cuerpo, conseguí esquivar varios puñetazos y también varias patadas, por el contrario el no podía esquivar todos mis golpes, quizás era mas lento que yo, incluso me atrevería a pensar que era mucho mas débil.
Lance un puñetazo a su hombro y sentí el calor que desprendía su cuerpo al golpear mi puño contra el, escuche un gruñido y de pronto el me jalo del pelo haciendo que yo soltara un alarido.
Estaba arrodillada en el suelo aferrada a su muñeca para evitar que tirara mas fuerte de mi pelo, el me levanto del suelo con facilidad, como si yo no pesara nada. - Solo eres una estúpida humana, lo de antes no fue mas que un divertimento, pero ahora, te haré llorar de verdad. Y dicho eso tiro de mi pelo lanzándome hacia atrás yo caí de espaldas, algo desconcertada y dolorida, pero me levante, aunque no lo suficientemente rápido a penas acababa de ponerme en pie cuando sentí una fuerte patada en la boca del estomago que me dejo sin respiración.
Y entonces me desperté sudorosa y agitada sobre mi cama, agarrándome el pecho con una mano mientras que la otra se aferraba con fuerza a mi cama.
Me levante de un salto, encendí las luces y levante mi camiseta, ahora tenia una marca blanquecina con forma de bota sobre mi estomago.
Por un momento había pensado que solo era un sueño, pero tenia aquella marca y sentía ganas de vomitar.
El resto de la noche, dormí con miedo de volver a encontrarlo, pero el no volvió a aparecer, ni tampoco el bajo astral.
Tenia que contarle a Nacho lo sucedido aquella noche, por suerte habíamos quedado por la tarde en su casa, intentaría buscar un momento para hablar con el a solas y contarle todo, no estaba segura de que fuera buena idea, pero aun así sentía que debía hacerlo.
Ya por la tarde nos reunimos todos en casa de Nacho, pasamos la tarde hablando y jugando, pero llego un momento en el que yo misma me sentía mal por fingir que me lo estaba pasando bien, así que le agarre del brazo y me lo lleve al baño para hablar con el.
- Anoche tuve un sueño muy raro, o una experiencia, llámalo como quieras. Le conté todo lo que había pasado, la paliza que me había pegado aquel demonio. - Es un sueño nada mas. Respondió el sin darle importancia.
Me levante el jersey y le mostré la marca de la patada que aun era visible. - ¿Esto es un sueño para ti? ¿Porque debo creerme yo que nos persiguen demonios si no los he visto y tu no me crees lo que te estoy diciendo? El nunca me contesto, simplemente me ignoro, eso fue para mi la gota que colmo mi vaso, yo había estado dando todo por el y, ¿para que? ahora me ignoraba, justo cuando yo lo necesitaba el pasaba de mi.
Cuando nos fuimos de su casa, no quise comentar nada, me sentía molesta, y entonces recordé las palabras de Yurka, quizás el tenia razón cuando dijo lo que dijo, quizás mis viajes al bajo astral era una señal de cual era mi sitio.
Esa misma noche volví al bajo atrás con aquel demonio, pero esta vez me encontré en aquel castillo que vi la noche anterior, pude observar otra perspectiva del lago, en este lado también había un pequeño embarcadero, me senté allí, sola esperando que alguien me dijera algo.
- Me llamo Farkon. Bienvenida. Contesto aquel demonio sentándose a mi lado manteniendo las distancias. - ¿Tu conociste a Yurka verdad? Pregunte abrazándome las rodillas.
- Si, el nos dijo que debíamos buscarte.
- ¿ Debíamos? ¿Quien además de ti me ha buscado?
- Yo y mi familia. Ya los conocerás no tengas prisa. A partir de ahora eres nuestra protegida. Acompáñame te enseñare esto. Dijo Farkon tendiéndome la mano para que lo siguiera.
El se detuvo, y rió su risa resonó entre el bosque tras de mi y de cuatro de sus dedos nacieron pequeñas llamas de fuego. - Buscad. Susurro el, pero lo entendí perfectamente, inmediatamente aquellas llamas comenzaron a seguirme, yo corría manteniendo distancia con ellas pero me seguían allá a donde fuera, salte encaramándome a un árbol, me moví con ligereza entre las ramas pero me seguían.
Aun así, nunca llegaron a alcanzarme, al final el fuego se extinguió solo y yo sonreí victoriosa. - ¿Eso es todo lo que tienes para mi? Pregunte mientras saltaba desde una rama al suelo, mis sentidos estaban alerta, me sentía ágil y veloz. Por lo visto estar en el bajo astral, daba a las brujas como yo ciertos dones, o mas bien, descubrían el interior de las brujas.
Pero el volvió a atacarme, esta vez un combate cuerpo a cuerpo, conseguí esquivar varios puñetazos y también varias patadas, por el contrario el no podía esquivar todos mis golpes, quizás era mas lento que yo, incluso me atrevería a pensar que era mucho mas débil.
Lance un puñetazo a su hombro y sentí el calor que desprendía su cuerpo al golpear mi puño contra el, escuche un gruñido y de pronto el me jalo del pelo haciendo que yo soltara un alarido.
Estaba arrodillada en el suelo aferrada a su muñeca para evitar que tirara mas fuerte de mi pelo, el me levanto del suelo con facilidad, como si yo no pesara nada. - Solo eres una estúpida humana, lo de antes no fue mas que un divertimento, pero ahora, te haré llorar de verdad. Y dicho eso tiro de mi pelo lanzándome hacia atrás yo caí de espaldas, algo desconcertada y dolorida, pero me levante, aunque no lo suficientemente rápido a penas acababa de ponerme en pie cuando sentí una fuerte patada en la boca del estomago que me dejo sin respiración.
Y entonces me desperté sudorosa y agitada sobre mi cama, agarrándome el pecho con una mano mientras que la otra se aferraba con fuerza a mi cama.
Me levante de un salto, encendí las luces y levante mi camiseta, ahora tenia una marca blanquecina con forma de bota sobre mi estomago.
Por un momento había pensado que solo era un sueño, pero tenia aquella marca y sentía ganas de vomitar.
El resto de la noche, dormí con miedo de volver a encontrarlo, pero el no volvió a aparecer, ni tampoco el bajo astral.
Tenia que contarle a Nacho lo sucedido aquella noche, por suerte habíamos quedado por la tarde en su casa, intentaría buscar un momento para hablar con el a solas y contarle todo, no estaba segura de que fuera buena idea, pero aun así sentía que debía hacerlo.
Ya por la tarde nos reunimos todos en casa de Nacho, pasamos la tarde hablando y jugando, pero llego un momento en el que yo misma me sentía mal por fingir que me lo estaba pasando bien, así que le agarre del brazo y me lo lleve al baño para hablar con el.
- Anoche tuve un sueño muy raro, o una experiencia, llámalo como quieras. Le conté todo lo que había pasado, la paliza que me había pegado aquel demonio. - Es un sueño nada mas. Respondió el sin darle importancia.
Me levante el jersey y le mostré la marca de la patada que aun era visible. - ¿Esto es un sueño para ti? ¿Porque debo creerme yo que nos persiguen demonios si no los he visto y tu no me crees lo que te estoy diciendo? El nunca me contesto, simplemente me ignoro, eso fue para mi la gota que colmo mi vaso, yo había estado dando todo por el y, ¿para que? ahora me ignoraba, justo cuando yo lo necesitaba el pasaba de mi.
Cuando nos fuimos de su casa, no quise comentar nada, me sentía molesta, y entonces recordé las palabras de Yurka, quizás el tenia razón cuando dijo lo que dijo, quizás mis viajes al bajo astral era una señal de cual era mi sitio.
Esa misma noche volví al bajo atrás con aquel demonio, pero esta vez me encontré en aquel castillo que vi la noche anterior, pude observar otra perspectiva del lago, en este lado también había un pequeño embarcadero, me senté allí, sola esperando que alguien me dijera algo.
- Me llamo Farkon. Bienvenida. Contesto aquel demonio sentándose a mi lado manteniendo las distancias. - ¿Tu conociste a Yurka verdad? Pregunte abrazándome las rodillas.
- Si, el nos dijo que debíamos buscarte.
- ¿ Debíamos? ¿Quien además de ti me ha buscado?
- Yo y mi familia. Ya los conocerás no tengas prisa. A partir de ahora eres nuestra protegida. Acompáñame te enseñare esto. Dijo Farkon tendiéndome la mano para que lo siguiera.
Desde abajo te devora.
Todos nos habíamos alejado de la magia, durante los dos meses de calma habíamos discutido bastante, solo porque no creíamos que debíamos darle tanto tiempo a la magia, estábamos cansados y a pesar de ignorar lo que Nacho nos decía yo si me había gravado mentalmente que de nuevo había otros dos demonios detrás de nosotros, aunque estos no eran tan fuertes, razón de mas por la que no queríamos preocuparnos.
- No se como podéis dejar de lado todo. Nos decía de continuo Nacho con enfado.
- ¿Sabes? Estoy harta de ti, harta de tu magia y harta de tus demonios, y no soy la única que lo piensa. Chillo Shasha, yo simplemente me dedique a mirar como si aquello no fuera conmigo. - Es cierto, estamos hartos ya de tus historias. Ahora era Jal el que hablaba, al menos no chillaba quizás era buena señal.
- Es que no entendéis nada, yo solo quiero ayudaros. Carla, se que tu me crees, tu has visto muchas cosas, fuiste la primera en creer. Yo simplemente le mire y cerrando los ojos afirme.
- Te creo, pero entiende que estamos cansados de huir, de sentirnos en peligro. Los dioses no nos han dado nada desde que empezamos, tan solo trabajo y ni un gracias. Respondí pausadamente, aquello comenzaba a parecer una locura. - ¿Y que es lo que nos esta persiguiendo ahora? Pregunte relajada como sin ganas.
- Dos Rainos. Demonios de agua, son como perros hechos de agua. Se pronuncia reinos. Explico Nacho, bajo los suspiros desganados de los demás. - ¿Y que propones que hagamos? Volvi a preguntar sin atreverme a mirar a los demás. - Tu, nada, solo Jal puede deshacerse de ellos si aprende a usar su magia, el podrá crear rayos que los destruyan.
Jal se había alejado junto con Shasha, susurraban y comentaban algo pero yo no les preste atención.
- Mira Nacho, me temo que no están preparados. Lo siento, pero tendrás que encargarte tu de ellos.
Y al final eso fue lo que paso, Nacho tuvo que encargarse el de todo, pero es que era lógico, que culpa teníamos nosotros de que ni ellos creyeran ni de que les apeteciera aprender nada.
Y mientras tanto yo empezaba a tener mis propios problemas con el bajo astral.
Aquella noche debía haber dormido bien, pero sin embargo me encontré en un nuevo lugar del bajo astral, nada parecido a lo que había conocido meses atrás, aquel lugar era oscuro, frió y húmedo, mis ojos no se habían acostumbrado y todo parecía negro, pero a mi oído le llegaban los sonidos de aguas, espere un poco hasta que por fin comencé a ver. Las aguas casi negras, el cielo parecía de tormenta, aquello era un lago inmenso de aguas negras y en el centro había lo que parecía un castillo, pero todo estaba oscuro, escuche el sonido de algunas cadenas y lo seguí, mis sentidos parecían despertarse por momentos, llegue a un pequeño embarcadero, allí había una pequeña barca, algo vieja he de decir.
Cuando había desatado el cabo para adentrarme en las aguas sentí una presencia en mi espalda, alguien me agarro y me lanzo hacia atrás, yo chille asustada mientras golpeaba el suelo con el trasero.
- ¿Pero quien te crees que eres para tratarme así? Da la cara seas lo que seas. Oh mierda no debía decir eso, de pronto un joven pero algo mayor que yo se puso delante mio mirándome con muy mala cara. Trague saliva con nerviosismo y comencé a dar pequeños paso hacia atrás alejándome de el. - ¿Quien eres? Pero el no contesto, seguí retrocediendo hasta que mi espalda golpeo con un ancho tronco, no había mas camino por el que huir, pero aun así intente zafarme hacia la derecha, pero no lo logre aquel joven me había atrapado por la muñeca y ahora estaba a pocos centímetros de mi, mirándome fijamente como si quisiera morderme o atacarme.
Sentía su respiración en mi cara, casi podía rozar sus labios con los míos pero gire la cabeza para evitarlo, el no se movió ni un ápice y comenzó a olerme el pelo y cuello sin soltarme la muñeca, la mano libre que le quedaba de pronto golpeo con el tronco y yo gire la cabeza rozando nuestras narices, estaba demasiado cerca, me iba a besar o peor me iba a matar.
Casi comencé a temblar, cuando la mano que se aferraba a mi muñeca se soltó y el se alejo de mi, me aleje del árbol siguiéndole a pasos lentos y pequeños y de pronto el desapareció.
Me quede inmóvil, volvía a sentirlo a mi espalda. - Vaya, vaya. Hay que ver que bonita sorpresa ha caído. Dijo mientras caminaba a mi al rededor mirándome con aquellos ojos granates, yo respiraba con dificultad, tenia miedo y estaba muy nerviosa. - No te tengo miedo. Dije poniéndome gallito. - ¿En serio? De nuevo a pocos centímetros de mi cara, aquellos ojos, me estaba aterrorizando pero no pensaba dejar que lo viera. - Dices que no me temes, pero sin embargo tu cuerpo esta muy rígido, estas terriblemente asustada.
La rabia me pudo y le empuje con fuerzas alejándole de mi, pero el a penas se había movido, seguía mirándome fijamente, yo me cruce de brazos y le devolví la mirada. - ¿Vas a atacarme o no? Pregunte con una media sonrisa. Estaba dispuesta a lo que fuera.
El juego para mi, comenzaba en este momento.
jueves, 22 de noviembre de 2012
Mi secreto inconfesable.
Al final decidí que no contaría nada de los sucedido, absolutamente nada. No entraría en esa batalla si no me iba a encontrar a salvo, Yurka, el seria muy insistente en conseguirme, pero por el contrario Nacho jamas me dejaría irme, me gritaría y seguramente me diría miles de razones por las que no debía decir seguirlo.
Nacho no apareció al día siguiente, por lo visto debía quedarse en casa, ocupado para poder hacerse aquella prueba, yo tampoco le llame para contarle nada de lo sucedido, simplemente espere que el día pasara tranquilamente.
El día paso y al llegar la noche no tuve ningún viaje, pero tenia un extraño sentimiento dentro de mi, algo entre preocupación y malestar, pase varias horas asomada a la ventana pensando que sucedería con la prueba de Nacho, pero el sueño me quería vencer y no tuve mas remedio que acostarme, deseando en parte que no sucediera nada con Nacho, aunque también esperaba que Yurka no tuviera problemas.
Creo que esa noche tuve varios sueños, pero la verdad, es que no conseguir recordar ninguno.
A la mañana siguiente me levante con muchos ánimos, sabia que Nacho tendría la prueba esa misma mañana y por la tarde podríamos saber que había pasado, fui a clase risueña y feliz, a pesar de los sueños que hubiera tenido aquella noche me sentía llena de fuerza y energía, pero a medio día sucedió algo que me llamo mucho la atención, volviendo de clase a casa encontré una extraña pluma, vale a simple vista era una pluma blanca de una paloma, pero esta era mil veces mas hermosa, era muy fina, tanto que casi se podía ver a través de ella, era suave y el cálamo de la misma era muy fino y delicado, no pude evitar guardarla, sentía que tenia que enseñársela a Nacho, quizás aquella pluma era mágica y yo la había encontrado por alguna razón.
Por la tarde nos reunimos en casa de Nacho, le llevamos los deberes del día y comenzamos a charlar de lo sucedido en la prueba.
- Mazenda no volverá a molestarnos mas. Dijo Nacho con cierto aire victorioso. Eso nos alegro a todos, nos habíamos quitado un gran peso de encima y era de agradecer.
- ¿Y te encontraste con Yurka? Pregunte fingiendo que no tenia curiosidad en saber que había pasado. - Si, claro que me lo encontré, estaba dispuesto a matarme después de lo que le hice a Mazenda. Yo trague con dificultad pero me mantuve calmada e indiferente, me temía lo peor si Nacho seguia con vida era porque algo había sucedido, y tenia miedo de que mis pensamientos fueran mas reales de lo que parecía.
- ¿Que ha pasado con el, te hizo algo? Pensé que acataría pillándome por ser tan preguntona pero no podía evitarlo. - Si, ya te he dicho que me intento matar. Pero como veis no lo consiguió, y tampoco nos volverá a molestar. Ya no hay mensajero de la oscuridad y nunca mas lo volverá a haber.
Quería morirme, lo había matado, a los dos, y yo... había perdido todas las posibilidades de saber algo mas sobre porque yo debía estar del lado de los demonios, estaba tensa muy tensa, y Nacho lo había notado, sentía su mirada clavada en mi, intentaba leerme, lo sabia, ahora me preguntaría e intentaría por todos los medios que dijera la verdad, tenia que salir de allí como fuera, buscar una salida alternativa a la conversación. - ¿Que te pasa, a caso te sientes mal porque lo haya matado?
- Claro que no, tan solo estaba pensando. Me alegra mucho que ya no este, supongo que por fin podremos dormir tranquilos. Sonreí forzada intentando disimular. - Por cierto, hoy encontré esto. Dije mientras sacaba la pluma con cuidado de uno de mis libros y se la mostraba. - Cuando vi esta pluma no pude evitar guardarla, tiene un cierto misticismo.
- Es normal, esa pluma es mía, bueno mía no, del mensajero de la luz, de sus alas, deberías guardarla a buen recaudo, eso vale muchísimo. El sonrió y volvió a entregarme la pluma, gracias a esa pequeña pluma me había librado de cualquier pregunta. Por fin, todo parecía volver a la normalidad, pero, ¿cuanto duraría la calma?
Durante los siguientes días todo transcurrió sin cambios, no había demonios siguiéndonos, ni ningún problema sobrenatural acechando, pero yo seguía guardando aquel secreto, y aunque ahora ya no me sentía mal por esconderlo evitaba pensar en ello, en ocasiones, hay secretos tan personales que nunca deberías dejar que nada ni nadie se enterara de ello.
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